Ahora sí los datos oficiales muestran un evidente retraso en la comercialización de la soja argentina 2023/24, lo que evidencia la reticencia a desprenderse de la mercadería que tienen gran parte de los productores argentinos en un entorno incierto.
Al pasado 11 de septiembre –último dato oficial publicado este martes– las ventas de soja 2023/24 sumaban 27,85 millones de toneladas, una cifra equivalente al 55,2% a 55,7% de la cosecha total estimada para el presente año (50,0 a 50,5 millones de toneladas según la Bolsa de Comercio de Rosario o la Bolsa de Cereales de Buenos Aires).
Se trata de un número, en términos relativos, muy bajo considerando la historia reciente, dado que solamente logró superar al registrado en el ciclo 2022/23, el cual estuvo caracterizado por un desastre productivo generado por una sequía devastadora.
Con el volumen de cosecha logrado en 2023/24, el ritmo de comercialización debería ubicarse en al menos un 60% de la producción lograda, lo que no sucedió debido a las distorsiones cambiarias e impositivas aún presentes en la economía argentina.
Algunos productores argentinos aprovecharon el “veranito” de precios de la soja registrado en las últimas semanas y concretaron fijaciones de mercadería vendida con precio abierto.
Otros, en cambio, siguen apostando por una mayor recuperación adicional de los valores de la oleaginosa. Al 11 de septiembre pasado el saldo a fijar de soja 2023/24 era de 6,78 millones de toneladas.
La industria aceitera argentina estuvo recurriendo en lo que va del año a las importaciones de soja paraguaya para poder abastecerse normalmente de poroto ante el bajo ritmo de venta interno.
Sin embargo, a esta altura del año la disponibilidad de soja paraguaya comienza a mermar. En ese marco, se conoció esta semana que una fábrica aceitera argentina concretó la compra de más de 88.000 toneladas de soja estadounidense correspondientes al ciclo comercial 2023/24.