La Bolsa de Cereales de Buenos Aires comunicó el relevamiento realizado en los últimos días, donde se explican las intenciones de siembra del girasol en nuestro país. En dicho reporte la entidad estimó que entre agosto y noviembre de este año, es decir la ventana de siembra del cultivo en Argentina, se implantarán 1.95 millones de hectáreas, un 11% menos que durante la campaña pasada.
Es que los pronósticos climáticos auguran buenas condiciones pluviales para la temporada estival, mientras se desarrolla el girasol. Esos buenos pronósticos configuran una de las causas por las que se sembraría menos, optando los productores a otros cultivos como soja o maíz.
Recordemos también, que el girasol tuvo una amplia siembra la campaña pasada, dado que se preveía la intensa sequía, y este cultivo presenta una mayor resistencia a dicho estrés hídrico. En dicho período se registró la mayor siembra en más de 15 años.
En ese contexto, especialistas de la entidad porteña señalaron: “El escenario inicial refleja una tendencia negativa en términos de área a implantar para el cultivo de girasol. Esta situación se debe principalmente a una relación insumo-producto desfavorable, ocasionada por la baja de los precios de la oleaginosa. Además, la perspectiva climática de un año con mayores precipitaciones durante primavera-verano llevaría a los productores a optar por otros cultivos de gruesa”, analizando de esta forma las dos grandes causas de la caída del área estimada para el cultivo.
Sin embargo, destacaron que en el núcleo girasolero del norte “existe una preocupación adicional debido a la escasa humedad de los perfiles del suelo, lo cual podría afectar la siembra del girasol en esa región”.
Frente a este panorama se proyecta una superficie total destinada al girasol de 1.950.000 hectáreas para la nueva campaña, sujeta a la evolución del contexto económico y a la ocurrencia de precipitaciones durante la ventana de siembra.
En términos relativos, la actual proyección refleja una disminución interanual del área sembrada del 11% (es decir, unas 250.000 hectáreas por debajo al ciclo previo) y un incremento del 11% en comparación al promedio del último quinquenio.
La Bolsa de Cereales analizó la situación región por región, teniendo en cuenta la humedad del suelo y las condiciones edáficas en cada una de ellas: La ventana de siembra en los núcleos girasoleros del centro y norte del área agrícola (región NEA y Centro-Norte de Santa Fe) se desarrolla entre la segunda quincena de julio y la primera quincena de septiembre. El escenario actual presenta una baja reserva hídrica en el perfil y un bajo contenido de humedad en el estrato superficial. Por lo tanto, la siembra actual dependerá exclusivamente de la ocurrencia de lluvias que acondicionen los primeros centímetros del suelo, al menos como para asegurar la emergencia en una primera instancia
Por otro lado, en el centro del área agrícola donde se están realizando los barbechos previos a la siembra de la oleaginosa, los niveles de humedad son heterogéneos.
Hacia el oeste, en las provincias de Córdoba y San Luis, aún se relevan sectores con niveles hídricos regulares por lo cual son necesarias lluvias durante el invierno para asegurar la correcta implantación de los cuadros presupuestados para la campaña 2023/24.
Finalmente, sobre la franja sur de la región productiva nacional, las reservas hídricas de este núcleo girasolero se encuentran en niveles óptimos, reportándose incluso algunos excesos en el Sudeste de Buenos Aires.
Con este panorama, los especialistas se animaron a lanzar las proyecciones climáticas que esperan para el verano: “Para el trimestre del verano 2024, se esperan lluvias por sobre los valores normales en el norte y parte del centro del área agrícola mientras los cuadros de la oleaginosa transitarán el final de su ciclo fenológico. En paralelo, en el núcleo girasolero del sur, las precipitaciones podrían estar algo por debajo de los registros normales para la época. En cuanto al régimen térmico, este será poco perturbado, observando registros cercanos a lo normal con menor frecuencia e intensidad en los episodios de calor”.