Adrián Canavesio es uno de los tres hermanos santafesinos que fabrica un llamativo bicharraco que se usa en el campo, ni más ni menos que para embolsar el forraje dentro de silobolsas, que luego comerá el ganado. Aunque particular en sus dimensiones, el equipo es finalmente una “embolsadora”.
Específicamente los Canavesio están afincados en Sarmiento, una localidad ubicada casi exactamente en el centro de la provincia de Santa Fe, en el Departamento Las Colonias, a pocos kilómetros de Rafaela y la cuenca lechera más importante del país.
Justamente son famosos los embutidos comestibles de dicha localidad, como los chorizos secos o salames. Como mueca del destino, la máquina que fabrican los Canavesio para embolsar el forraje, es como una gran “máquina de hacer chorizos” según los propios industriales.
Pero este tipo de equipos no son importantes por el emparejamiento con los alimentos humanos, sino con los bovinos. Al estar enclavados en las cercanías de la región productora de leche más importante, los Canavesio fabrican esta embolsadora para que luego de cosechar la materia prima que será alimento de las vacas lecheras, este pueda ser almacenado en silos plásticos para que los granos hagan su fermentación, y puedan servir luego de alimento a los animales a lo largo de cierto plazo de tiempo.
Para entender mejor el funcionamiento y las bondades de dicha maquinaria, abordamos durante la última edición de Agroactiva a Adrián Canavesio, dueño de la fábrica santafesina homónima.
Bichos de Campo le preguntó al industrial si podía describir brevemente el propósito de semejante maquinaria, quizá una de las más grandes y extrañas que se hayan expuesto durante la tradicional feria santafesina: “Bueno, esto es una embolsadora de forrajes, que hablando mal y pronto, sirve para lo que entrega la picadora, que es una cosechadora de maíz, sorgo, o distintas plantas. La picadora muele la planta entera, totalmente, en unos pedacitos de 10, 12 o 22 milímetros. Eso se vuelca en camiones, y esos camiones vuelcan todo a esta máquina que tiene una cinta transportadora, y eso lo va embutiendo. Esos chorizos blancos que vemos, el silobolsa, no solo se usan para semillas, sino también para forrajes”.
Hasta ahí la primera descripción que hace Canavesio de su flamante e imponente maquinaria. Como dijimos, una enorme masa de fierros que cuenta en la parte trasera con una red que se asemeja a un arco de fútbol, una cabina como la de un tractor, y diferentes lonas que la circundan.
Mirá la entrevista completa a Adrián Canavesio, donde detalla punto por punto las características de este verdadero bicharraco de campo:
A todos estos elementos Canavesio los ordena y los explica: “Tiene una gran red que es el apoyo de la lona, o el chorizo, que es la que compacta. Tiene un rotor que ejerce presión y va compactando para dejar totalmente sin aire al material de adentro para que pueda hacer la fermentación correspondiente”.
-¿Por qué tiene una cabina como si fuese un tractor o un pulverizador?
-Hay máquinas que vienen sin cabina y otra como esta que es la full, con cabina. Empezó por la parte de los productores, empezó a trabajar el hijo o el sobrino, entonces fueron dándole cada vez más comodidades, y hoy en día ya casi todos ellos, como a los empleados, hay que darles calidad de vida. Entonces se pone cabina con aire acondicionado, calefacción, todos los chiches ahí adentro.
-¿Cómo surgió la idea? ¿Es 100% producción nacional?
-Sí, sí, casi todo. Hay algunos componentes que son importados, pero muy pocos. La idea de origen de esta máquina viene de Canadá, ahí arrancó todo. Se trajo la idea acá hace algunos años, donde había 7 u 8 fábricas de estas máquinas. Hoy en día somos tres, o tal vez cuatro, los que lo estamos fabricando. Hoy estamos mandando a Uruguay y Paraguay, donde están copiando un poco lo nuestro, y ahora están empezando en Brasil también.
-O sea que vino del norte y llegó a Argentina. En ese camino, ¿Tuvo alguna modificación antes de abrir estos mercados? ¿Hay algo que se haya hecho específicamente para el productor o para el tambero argentino?
-Se han hecho muchas reformas de las máquinas originarias, que nosotros las hemos adaptado a Argentina y a los países limítrofes. Argentinizamos un montón de cosas, como parte de electrónica, que era a veces demasiado complicada. Nosotros la hemos hecho al nivel nuestro, que la gente lo pueda usar, que sea versátil, que consiga repuestos y yendo siempre después con el posventa nuestro que es lo importante, no solamente vender la máquina nueva, sino mantenerla.