-¿Se necesita un plan ganadero o con el estímulo de los precios alcanza para que Argentina sea potencia ganadera?-, esa fue la pregunta central que Bichos de Campo tenía preparada para el coordinador de la Mesa Nacional de Carnes, Dardo Chiesa.
“Hace mucho tiempo que quería contestar esa pregunta”, expresó el es dirigente rural, para explicar por qué “no hay ninguna correlación” entre los buenos precios y un aumento del stock ganadero. Para Chiesa, la salida de este “boom” ganadero no sería, naturalmente, hacia una mejora estructural en el sector.
La Mesa de las Carnes nació en 2015 y varias veces le ha acercado proyectos ambiciosos a la política (cualquiera ser el gobierno de turno), pero todas esas carpetas estuvieron hasta ahora condenados a dormir largas siestas en los escritorios. Frente a esa demorada discusión entre la “mano invisible” del mercado y un plan sectorial, Chiesa asegura que hay algo anterior que siempre se pasa por alto, una debilidad estructural que no cede ni ante los mejores precios.
Mirá la entrevista completa con Dardo Chiesa:
“El plan ganadero es un plan sanitarista con el que estoy de acuerdo que hay que hacer. Pero no pasa por el plan ganadero, como tampoco pasa por el precio, hay que hacer un trabajo más profundo”, expresó Chiesa.
En realidad, es la propia experiencia la que le ha demostrado que los precios exorbitantes y las buenas condiciones en el mercado no alcanzan para conmover al sector y forzarlo a invertir en el largo plazo, reteniendo madres o echando más kilos a sus novillos.
El ejemplo más claro, quizá, está en lo que sucedió durante el gobierno de Cambiemos, que tuvo al frente a Mauricio Macri. En ese entonces, cuando la Mesa Nacional de Carnes daba sus primeros pasos, la euforia en el mercado era patente: se reabrían las exportaciones y el tipo de cambio daba garantía de buenos precios. Pero la inversión sólo alcanzó a la etapa del engorde y pasó por el costado de la cría.
Ese es el problema estructural del que habla Chiesa, y que permanece inalterable aún con los mejores precios y el “boom” en pleno auge.
“El tema de la producción se relaciona con la falta de estabilidad en las reglas de juego. Y cuando la ha habido parcialmente, no ha durado en el tiempo”, explicó el referente. Chiesa luego usó el porcentaje de preñez, indicador productivo por excelencia en ganadería, para ilustrarlo. El único factor que “conmueve” a ese valor termina siendo el clima, que impacta en la disponibilidad de forraje y pasturas.
A nadie quedan dudas de que hoy los precios en la cría son muy buenos. “Si le hubieras pedido al genio de la lámpara, no te animabas a tanto”, grafica Chiesa, para quien la pregunta central que se hace hoy el sector es “hasta cuándo dura eso”. Y eso, desde ya, conspira en contra de la inversión.

Del otro lado, hay un productor de cría que necesita al menos dos años para producir un ternero, y que sin estabilidad asegurada no puede invertir “a ciegas”, arriesgándose a que luego caiga el precio del ternero y vaya a la quiebra. Hay que recordar, señala Chiesa, que “el 75% de los ganaderos argentinos tiene menos de 100 vacas y son sobrevivientes natos”.
Por eso, antes que créditos blandos, reformas tributarias e infraestructura, la clave está en romper con ese cepo productivo que genera la falta de confianza. Y para quitarnos de encima ese “maleficio argentino” -que afecta del mismo modo a muchas otras actividades económicas- no hay un único mesías más que un gran acuerdo sobre políticas públicas básicas.
“En Brasil están programando los próximos 35 años, mientras nosotros estamos discutiendo la década del 70”, graficó el especialista, que sólo tiene una certeza: si las provincias, la Nación y el sector privado en general no se sientan a discutir lo básico, seguiremos viendo pasar los buenos precios y los “booms” ganaderos sin pena ni gloria.





