El denominado Grupo de Pastizales de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Chubut lleva adelante trabajos de rehabilitación de sitios afectados por la actividad petrolera. Lo hace utilizando plantas nativas que se han mostrado eficaces para reparar el ambiente dañado, según contó un informe especial del organismo tecnológico.
Esta iniciativa ya restauró más de 500 hectáreas intervenidas durante estos 30 años dentro de espacios públicos y privados en el sur de la Patagonia.
Gustavo Buono, investigador del INTA Chubut, explicó que “en los 90, el equipo del INTA constituido por Molina Sanchez, Viviana Nakamatsu, Jorge Luque y Nicolas Ciano, ante la problemática que se planteaba hacen los ensayos para luego escribir los protocolos y poder llevar esa información a la práctica de la recuperación, ese conocimiento se transfiere a las empresas y ellas son las que después aplican las técnicas”.
¿Cómo comienza el proceso? Mediante el subsolado y labranza vertical se airea el suelo contaminado, y se agrega fertilizante para promover el desarrollo de microorganismos para la degradación in situ del hidrocarburo. De esta forma se generan condiciones adecuadas para el restablecimiento de la cobertura vegetal, facilitando el proceso con plantaciones y siembras de especies tolerantes.
“La mayor parte de las áreas intervenidas para la recuperación del suelo son privadas, algunas de empresas o de productores ganaderos y otras son públicas, el INTA empieza con el trabajo, luego le enseñamos al personal que propone la empresa para que ellos puedan resolverlo”, señaló Buono.
Adriana Beider, otra investigadora del Grupo de Pastizales, contó que “luego de varios años de investigación y experimentación adaptativa, hoy se cuenta con unidades demostrativas en canteras y picadas donde se evaluaron distintas prácticas de laboreo y de revegetación con especies arbustivas y pastos”.
“La propuesta técnica para hacer extensiva la remediación de estas problemáticas, contempla la modificación topográfica, la atenuación de los procesos erosivos y la recomposición de la cobertura vegetal”, indicó.
En áreas donde se habían producido derrames de hidrocarburo, se planificó en primera instancia detener el evento y después retirar todo el material contaminante con distintas técnicas. El equipo del INTA trabajó para ver qué estrategias se podrían aplicar para empezar a remediar estas áreas.
En esos casos se propuso revegetar las áreas afectadas realizando laboreos previos que favorecieran los trabajos de plantación y establecimiento de especies nativas y exóticas adaptadas a las condiciones climáticas.
También se logró disponer de prácticas -de bajo costo y mantenimiento– para la revegetación de taludes en locaciones de corte. Los taludes son sectores con pendientes inestables originadas al costado de las locaciones construidas en sitios ondulados. También es común ver taludes a los costados de caminos y rutas.
“Mediante la utilización de paños de contención, que logran disminuir la pendiente a nivel de microrrelieve, polímeros de retención de humedad, que mantienen hidratada a la planta y al suelo durante el período posterior a la plantación, disminuyendo el riesgo de mortandad, y el uso de plantines de calidad, se logra acelerar el establecimiento de la cobertura vegetal”, explicó Beider.
Según esta explicación, es clave la mano del hombre. “Si esta (revegetación) no fuera inducida, el proceso natural sería muy errático y poco probable. Se han logrado establecer plantaciones de arbustos en fondo de cañadones, en suelos decapitados y compactados con porcentajes de establecimiento que superan el 50 %”, aclaró la investigadora.
La obtención del material vegetal necesario para la revegetación devino en la creación del Vivero de Especies Nativas de zona áridas que el INTA tiene en la ciudad de Trelew, cuyo objetivo es la identificación, investigación y domesticación de especies de la flora patagónica y de otras áreas ecológicas afines con potencial para utilizarlas en los trabajos de recomposición de la cobertura vegetal.
Las principales características de las plantas nativas es que son adecuadas al medio porque son rústicas y están adaptadas a las limitaciones físico-químicas existentes.
Las especies mayormente utilizadas son Grindelia chiloensis, culgarmente llamado botón de oro; y Senecio filaginoides, o más conocida como charcao, por ser especies colonizadoras y con alta tasa de crecimiento. Se suma Atriplex ssp o zampa.
Los arbustos juegan un papel fundamental en la iniciación de procesos de restauración autogénica en áreas degradadas de regiones áridas, donde actúa concentrando los escasos recursos formando verdaderas islas fértiles. La producción anual del vivero depende de los planes de trabajo y las demandas y va desde los 8.000 hasta los 50.000 plantines.