Pocos días después de poner en marcha el enorme Censo Nacional Agropecuario 2018, el INDEC dio a conocer los resultados de un operativo que, a modo de ensayo, realizó previamente en el partido de Lobos, ubicado a solo unos 80 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Los resultados son elocuentes y confirman lo que todos sospechábamos en torno al obelisco: el sector agropecuario está integrado por un pequeño grupo de oligarcas llenos de tierras y dinero, que lucran y contaminan, viven de rentas y especulan con las cosechas.
Lo dice el INDEC, que no medía la situación en el sector rural desde 2002, seguramente porque oscuros intereses querían que esta situación se mantuviera oculta. Pero finalmente todo se sabe: En Lobos el garcaje está más vivo que nunca, agazapado.
En torno al pueblo de Lobos, fundado en 1802, el INDEC detectó que existen 1.708 terrenos que ocupan una superficie de 151.388 hectáreas, el 89% de la superficie total del partido. De ese total (un 12% de la superficie no pudo ser censada por distintas razones), el 71% o 107.628 hectáreas corresponde a explotaciones agropecuarias. La inmensa mayoría. Se quedan con todo.
Sobre esas 107.628 hectáreas agropecuarias se identificaron 447 Explotaciones Agropecuarias (EAP). Es decir que cada una de ellas, en promedio, tiene un exageradísimo tamaño de 241 hectáreas. Quizás no constituyan una unidad económica rentable si uno decide ponerse a producir. ¡Pero saben ustedes la cantidad de bolsos y hasta contenedores llenos de dinero que pueden enterrarse en 241 hectáreas!
Los productores de Lobos no pueden hacerse los distraídos frente a esa posibilidad, porque el 65% de los campos de la zona son manejados por ellos mismos. ¡Sí! El 65% de los lotes agropecuarios analizados por el INDEC son explotados (leyó bien, explotados) por sus propios dueños. Solamente el 26% de las tierras están bajo la modalidad de arrendamiento y otro 4% bajo el régimen jurídico de aparecía. Esto es muy malo para quienes vivimos cómodamente en Barrio Norte y heredamos un campito allí: solo 1 de cada 3 hectáreas nos deja algún dividendo por el alquiler.
Descubrió el INDEC que “en el partido de Lobos el 75% de las EAP están a cargo de personas humanas”. Lo dicho, garcas de carne y hueso. Solamente un 11% de las explotaciones se encuadra en formas mucho más cultas y evolucionadas como son las Sociedades Anónimas. Las Sociedades de Hecho, un paso intermedio entre barbarie y civilización, son solo 8%.
Esto quiere decir que hay 337 EAP conducidas por personas humanas, casi seguros enemigos del pueblo. Han de ser jóvenes esbeltos y rubios que se la gastan toda en las pulposas playas de Miami.
El INDEC, en ese aspecto, detectó que 88 explotaciones (el 26% del total) se encuentran en manos de productores que integran el rango etario de entre 51 y 60 años. Otras 86 empresas están peor que eso, pues sus dueños tienen entre 61 y 70 años. Es decir la mitad del gorilaje tiene más de 50: conocieron el Estado de Bienestar. Solo 17% de los productores tienen entre 40 y 50, una edad plena donde todavía se puede practicar winsurfing y jugar al paddle.
Otro rasgo determinante para definir a la clase dominante argentina, que es la que se dedica a vivir a costa de los frutos que mágicamente nos aporta la tierra, es que es muy machista. En Lobos apenas 17% de las EAP son conducidas por mujeres. Retrógrados y mentirosos, al parecer en el campo de Lobos no hay lugar todavía para los transexuales, a pesar de que ellos hablan de productor, de productora y de productores.
Enceguecidos por el vil metal, el garcaje argentino siembra soja transgénica hasta en las macetas. De la superficie agropecuaria total relevada en Lobos, 44.589 hectáreas estuvieron cultivadas la última campaña. ¡Es el 41% del total! Los angurrientos productores dejaron otras 47.801 hectáreas (el 44%) a pastizales. Seguramente para poder jugar al golf y dar de comer a sus animales.
Insaciables, además de la superficie cultivada en primera ocupación (44.589 hectáreas), se descubrieron 7.380 hectáreas que se utilizaron en doble cultivo. ¿Dos cosechas por año? ¿Las declararon a la AFIP? De esta forma, el total de superficie cultivada en Lobos llegó a 51.968 hectáreas. De ese total, 20.608 hectáreas correspondió a los cereales (y eso porque hasta ahora no pagaban retenciones) y 20.087 hectáreas a oleaginosas, comenzando por la odiosa soja que utiliza el peligroso glifosato.
En el partido de Lobos a estos grandes terratenientes no les gusta demasiado trabajar, eso está muy claro. Con 241 hectáreas promedio cada uno podrían tener modernas cosechadoras de medio millón de dólares, pero ellos prefieren que el trabajo sucio lo hagan otros, los contratistas, que son morochos y no se cansan tanto. Lo dice el INDEC: el 74% de la cosecha fue realizada mediante maquinaria contratada.
Cuando no, en el partido de Lobos los oligarcas tienen cierta predilección por las vacas. En rigor, hay 315 EAP con tenencia de bovinos, un total de 95.077 cabezas. Toda esa hacienda alcanzaría para alimentar con carne al pueblo trabajador durante 4 o 5 días. Pero está en manos de unos pocos oligarcas que quieren que el lomo sea solo para ellos. Quieren exportar todo y que a los argentinos no nos quede nada de nada.
Los garcas, en general, suelen dedicarse a la filantropía para atenuar sus culpas y lavar su conciencia. Por eso en Lobos muchos productores montaron sus propios zoológicos privados. La mejor evidencia es que también existen 76 explotaciones con caballos, 24 con cerdos, 18 con pollos parrilleros y hasta 7 con ovinos.
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Pero volvamos a las vacas, la más marcada obsesión de la oligarquía vernácula. El 44% de las existencias están orientadas a cría, lo que es decir a multiplicar las riquezas: vacas que paren terneros y así duplican mágicamente sus fortunas. No es por falta de pasto sino por falta de ganas, está claro, que no avanzan más allá. Los productores que en Lobos hacen el ciclo completo solo representan 27% del total. Después hay un 13% que hacen engorde, seguramente en corrales hacinados tipo feedlot. Y otro 13% que tiene tambo.
Son pocos pero poderosos los productores de Lobos. Según el ensayo del INDEC, en las explotaciones de ese partido, que tiene un total de 37.000 habitantes, viven solo 1.326 personas, “las cuales son mayormente familiares del productor”. Ese es otro rasgo tradicional de nuestros aristócratas: como no tienen televisión ni señal de WiFi, o como son muy religiosos, suelen multiplicarse como conejos. En rigor, el promedio dice que viven 2,5 persona por explotación agropecuaria. ¡Eso equivale a medio hijo por cada pareja!
Cuando pasaron los encuestadores del INDEC para esta prueba piloto, seguramente los galpones de Lobos se abrieron para ocultar a muchas personas pobres de la mirada compasiva de nuestro Estado. Los productores seguro quisieron esconder la oprobiosa práctica del “trabajo esclavo” tan común en estas pampas. Ocultaron la mugre. El INDEC solo detectó que en el partido de Lobos trabajan en forma permanente 455 trabajadores.
¡Se llenan de dinero y encima no crean fuentes de trabajo! ¡Habría que expropiarlos!
Pero pensándolo mejor eso sería demasiado trabajo. Mejor vayamos de paseo al Partido de Lobos. Total no queda demasiado lejos del centro y para la tardecita estamos de vuelta.