Que le planeta está crujiendo y no se puede tirar mucho más de la soga es algo más que evidente. Los humanos, habitemos las ciudades o las zonas rurales, tenemos flor de problema a resolver en el futuro inmediato.
Una de las caras de este dramático panorama es la pérdida de biodiversidad, que no es otra cosa que climas, floras y faunas que van desapareciendo o se ven amenazadas por el avance de las actividades humanas. Los países suelen crear áreas protegidas y en la Argentina lo hacen tanto la Nación y las provincias. Pero pocos saben que también existen muchísimas reservas privadas, algunas en manos de filántropos, pero muchas más en manos de productores.
Bichos de Campo estuvo hace unos días en Misiones, cubriendo un encuentro entre ambientalistas y productores que hacen este pequeño gran aporte: conservan áreas silvestres en sus predios. La reunión fue convocada por la ONG ProYungas y la empresa forestal Arauco Argentina (la ex Alto Paraná, que tiene una de las reservas de selva más importantes). Y allí se intentó darle mayor impulso a un concepto que tiene varios años, pero ahora se necesita más que nunca: los Paisajes Productivos Protegidos (PPP).
“PPP es un concepto que vincula la producción con la conservación. Tiene que ver con espacios territoriales a gran escala, paisajes donde hay actividades productivas de distinto tipo que conviven con sistemas silvestres. Lo que hace el programa es trabajar para optimizar esa relación”, explicó Lucio Malizia, un biólogo radicado en Jujuy que trabaja para ProYungas.
Mirá la entrevista completa:
Los Paisajes Productivos Protegidos surgieron como un programa de ProYungas a partir de la experiencia de planificación territorial que se realizó en primer término con la empresa azucarera Ledesma en las Yungas en Jujuy y paulatinamente se fue expandiendo a otros rubros productivos (citrícolas, forestales, ganaderos, yerbatales, granos) y ecorregiones (Chaco Seco, Selva Misionera, Bosques Andino patagónicos, Estepa patagónica, Campos y Malezales). Hasta ahora el programa suma más de 2 millones de hectáreas entre áreas bajo producción intensiva (60%) y áreas silvestres de conservación (40%). Pero este sector del ambientalismo creen que se podría crecer mucho más.
-¿Desde ProYungas están diciendo que es posible una convivencia armónica entre medio ambiente y producción?
-Sí. Este programa de PPP tiene 12 años y este evento es el primer evento anual donde nos juntamos todos. Vinieron empresas de todo el norte grande para empezar a armar lo que nosotros llamamos ‘la red’. Queremos que todos los que están involucrados en el programa empiecen a conocerse y potenciemos el trabajo en equipo.
Esta línea de trabajo propone en principio que todos los que conviven con áreas silvestres tomen conciencia de su enorme importancia y se decidan a actuar como una especie de guardabosques, preservando esos territorios del mejor modo posible. Hay muchas manera: la planificación territorial, las buenas prácticas, los monitoreos socioambientales, la comunicación y la construcción de alianzas territoriales.
Desde ProYungas se planteó duplicar la actual superficie protegida por actores productivos de las 2 millones de hectáreas actuales a 4 millones en 2025, hasta alcanzar un mínimo de 10 millones de hectáreas para el 2030. La idea es sumar a otras empresas agropecuarias que compartan ambientes naturales como cursos de agua o bañados.
-Veo a los asistentes a esta reunión y me percato que son todas empresas grandes, que tienen mucha superficie, y que dentro de esa superficie hacen conservación. ¿Solo las grandes empresas su pueden sumar a PPP?
-En este caso son de medianas a grandes, con reservas que tienen decenas de miles de hectáreas para arriba. Ahora, el programa no es exclusivo de las grandes. Tenemos también, por ejemplo, una asociación en el Chaco formoseño que se llama El Quebracho, que tiene 100.000 hectáreas. Son ganaderos pequeños y tienen un pedazo grande de tierra para preservar. O sea que no es exclusivo.
-Entonces lo deseable sería que este concepto que parece más fácil para los empresarios grandes que tienen mucha superficie sea trasladable a pequeños y medianos productores. ¿Esa es la idea?
-Exactamente. Es un concepto que a priori es más fácil de implementar con los grandes. Sobre todo porque hay una relación de grandes superficies productivas con grandes espacios silvestres. Pero estamos en este momento haciendo un esfuerzo para empezar a diseñar lo que llamamos Paisajes Colectivos de Conservación, donde logramos esas grandes superficies pero con la sumatoria de muchos productores pequeños y medianos.
-¿Y es un camino fácil para emprender el de la conservación?
–No sé si le diría fácil. Yo diría que es posible y es un camino que es cada vez más necesario. Para algunas empresas hacer ese click ha sido fácil, pero con otros no lo hemos logrado. Conceptualmente es el camino y yo diría que en los tiempos que corren es cada vez más fácil convencer al sector productivo, por un lado, y al sector ambiental, por el otro, de buscarle la vuelta para trabajar juntos.