Desde mediados de la década del ’90 comenzó un proceso de agriculturización expansivo sobre la región pampeana y extrapampeana, con la soja transgénica resistente al herbicida glifosato como bandera. Pasadas dos décadas, los problemas por el abuso del paquete tecnológico utilizado son evidentes: malezas resistentes al famoso herbicida; pérdida de fertilidad por escasa fertilización de la oleaginosa y la escasa rotación con otros cultivos o pasturas; baja infiltración, por tender a un suelo ocupado usualmente solo en verano y con un consumo anual de agua muy bajo.
En este escenario, la población de flora y fauna también ha disminuido considerablemente, al contar con pocos refugios.
Leonardo Galetto es biológo de profesión y estudia los verdaderos “bichos de campo” desde hace décadas. Por eso tiene bien claro el efecto de la sojización sobre los campos argentinos. “El desplazamiento de la frontera agrícola hizo perder bosques nativos y por ende, el refugio para los insectos. La soja no es un buen albergue, hay pocas posibilidades de que la biodiversidad de bichos se mantenga”, dijo al medio con tal nombre.
El investigador del Conicet destacó luego la importancia de los polinizadores: “Tienen la función de llevar las gametas masculinas hasta los estigmas de las flores -parte femenina- y son fundamentales para muchas plantas nativas pero también para cultivos, como el girasol o las cucurbitáceas (zapallo, pepino, melón, sandía, et)”, destacó.
Aquí la entrevista completa a Leonardo Galetto:
Actualmente Galetto trabaja en un programa lanzado por la empresa multinacional Syngenta, en cooperación con grandes jugadores del agro local como Aceitera General Deheza (AGD), para generar en los predios rurales “refugios” o “parches” de biodiversidad, que permitan regenerar las poblaciones de insectos polinizadores, empezando por las abejas.
Ver: Dos empresas agrícolas de peso ya trabajan para el rescate de los polinizadores
“Los objetivos que tienen las empresas son los de tratar de revertir cuestiones generadas por la agricultura convencional: pérdida de fertilidad, mayor tasa de inundaciones y caída de rindes en los cultivos”, detalló Galetto a Bichos de Campo.
El experto estudia desde hace años las ventajas de los paisajes multifuncionales, aquellas áreas sin intervención en donde se promueve la aparición de flora y fauna silvestre. AGD ha impuesto dicha práctica en sus 40 mil hectáreas agrícolas y el biólogo es quien supervisa y mide los resultados de esa experiencia.
“Estas prácticas se van a terminar imponiendo, porque la sociedad reclama buenas prácticas agrícolas, más amigables con el medio ambiente, alimentos con menos contaminantes, más nutritivos y sin importar tanto la cantidad como la calidad. Es un camino largo y dificil de andar, pero hay que ser optimistas”, razonó Galleto.