¿Les contamos otra historia productiva de la zona de San Pedro? Ella es Laura Hansen, directora de la experimental del INTA ubicada en el kilómetro 170 de la Ruta 9. Lo que se ven de fondo son invernaderos, algunos viejos y otros en construcción. El cartel advierte que allí hay “material controlado”.
“La experimental de San Pedro siempre se dedicó a producciones intensivas. Siempre fue una zona frutícola y de viveros muy importante. Para planificar lo que hará el INTA, primero debe trazar un diagnóstico el cual realiza junto a los productores a través del consejo asesor local. Cada INTA tiene su consejo asesor y ellos definen los problemas; uno de los más fuertes que salió acá fue la falta de material de propagación para iniciar los cultivos”, contó a Bichos de Campo la ingeniera agrónoma.
¿Y qué son los materiales de propagación? “Es la forma en como arranca un cultivo, el cual puede arrancar con una semilla, con una estaca o con una yema, es decir, cuando uno tiene una planta frutal cuyo pie es de un tipo y la copa es de otro se injerta con una yema. Eso también es material de propagación. Lo que ocurre es que si ese material no es sano y no está bien identificado el producto final no estará bueno”, explicó Hansen.
Mirá la entrevista completa a Laura Hansen:
-¿Y cómo se notan los malos materiales de propagación?
-Por ejemplo, si hay un productor que quiere hacer un monte de pecan o de durazno y compra las plantas en un vivero como una determinada variedad y luego resulta que es de otra, pues después no podrá cumplir con el requerimiento del mercado al cual apuntaba a vender.
El proyecto consensuado con el INTA, entonces, es convertir al INTA en un proveedor confiable de “material controlado de propagación” y por eso están construyendo nuevos invernaderos en la experimental ubicada a la vera de la ruta 9, además de otros que ya tenían desde hace varios años. En el financiamiento de estos avances, la tarea de la cooperadora es determinante.
Con esta iniciativa, el INTA San Pedro se ubica al principio de la cadena, dando certeza, incluso certificando la sanidad de esos materiales, para lo cual deben estar libres de enfermedades virósicas. “Las virosis en cítricos por ejemplo, no se manifiestan al principio sino que lo hacen cuando la planta es grande, entonces un productor recién a los 20 años, cuando está en plena producción, lo nota”, indicó.
Hansen amplió que en el caso de cítricos hay una normativa obligatoria para que la calidad sea identificada. En las otras especies no existe tal normativa, pero igualmente en este INTA se propusieron como objetivo primordial posicionarse como proveedores de materiales sanos y de calidad también en batata, pecanes, rosales y en durazneros. Son todos cultivos con fuerte presencia productiva en esta zona del norte provincial.
Así las cosas, por un lado en la Experimental montaron un Centro de Incremento Regional de Material Cítrico Certificado. Hay tres invernaderos, el primero tiene la planta abuela, una planta grande que viene del INTA Concordia donde hacen saneamiento y de la cual sale una yema y se puede multiplicar. En el segundo invernadero se hacen más plantas de cada abuelo, es decir los padres. Y en el tercer invernadero se hacen los plantines que luego serán distribuidos entre los multiplicadores comerciales o viveros.
“El plantín es la primera etapa de la producción de una planta cítrica, por medio de la cual pones una semilla que también es libre de virus, esa semilla da un plantín y cuando este llego a un calibre se injerta con una yema que sale de acá”, resaltó.
Esos plantines el INTA San Pedro los vende a otros viveros productores que luego sí venden el material a los productores. “A través de la cooperadora se entrega la semilla o plantín al vivero, este lo debe tener también en un invernadero porque así lo indica la norma, lo cría y cuando llegó a tamaño injerto pide acá la yema, y después de un año de injerto se vende. Todo esto va con papeles porque hay un sistema de trazabilidad que sigue el Instituto Nacional de Semillas (Inase)”, desarrolló Hansen.
Los invernaderos que enorgullecen al INTA se dedican a cítricos y duraznos tradicionales de la zona, pero ahora incorporaron las batatas, e incluso habrá un invernadero dedicado a cultivos nativos de la región y hasta se comenzará a ensayar con cannabis medicinal. La sonrisa de Laura al final de la nota lo dice todo.