-Presidente, ¿qué pasa con las retenciones con el campo? Usted había prometido, creo que una parte ya se bajaron. ¿Va a haber más bajas retenciones para el campo? ¿Se van a sacar? ¿Los están analizando?
A la pregunta ansiosa del periodista deportivo Gabriel Anello, el sábado en Radio Mitre, el presidente Javier Milei contestó con más de lo mismo: dijo que que las “bajará” (ya no pronuncia eliminará) “en la medida que tengamos crecimiento económico, que tengamos aumentos permanentes de ingresos, de modo tal que de esa manera no vamos a aumentar el gasto público”.
Pero a esa respuesta harto conocida y elusiva que la comunidad agropecuaria ya se está aburriendo de escuchar, Milei agregó un par de condimentos novedosos, y que nos comienzan a ubicar casi al territorio del realismo mágico. Es decir, son afirmaciones que dichas de modo sonoro y sin la repregunta necesaria (mal podría hacerla un periodista deportivo, como nosotros no podriamos escribir sobre Boca o Almirante Brown) suenan reales, pero que cuando uno puede frenar la bocha y ponerse a a pensar resultan difíciles de creer y digerir, porque están montadas sobre cosas falaces.
La primera falacia que Milei argumenta para salir airoso de la pregunta sobre retenciones (un impuesto que en campaña consideraba un “robo” a los productores y prometía exterminar de cuajo y de inmediato) es que “ese no es el principal problema de los productores”.
Razonó Milei: “Cuando usted miraba el problema del campo, los dos problemas más grandes que tenía el campo eran la brecha, que era el problema más grande, porque en un dólar oficial eran tres paralelos, o sea, la brecha del 200%. Ese era el problema más grande que tenía el campo, aún muchísimo más grande que las retenciones, ¿ok? Digamos, ese diferencial del 200% era más que el 35% de retenciones, digo”,
Según esta lógica, Milei entonces ya le resolvió al sector el mayor de los problema que tenía cuando asumió. Esa es la frase sonora.
Pero no dice el Presidente que esa brecha cerró primero con una fuerte devaluación que afectó los niveles de consumo (de los alimentos que se producen en el campo) y luego con un dispositivo financiero (el famoso “dólar soja” remixado de Sergio Massa) que utiliza una parte de los dólares generados por el campo para operar en el mercado del Dólar Contado Con Liquidación, de modo de hace bajar ese dólar a los niveles del oficial, que es lo que sucedió. Esta fórmula fue exitosa pero a costa de deprimir el ingreso potencial de los productores. La brecha cerró hacia abajo, lo que es igual a decir que los chacareros reciben entonces menos pesos por cada dólar que generan.
Pero la mayor falsedad de este nuevo argumento presidencial (“la brecha era peor problema que las retenciones”), es que mientras el diferencial cambiario en supuestos niveles de 200% se registró por unos pocos meses en la economía local, las retenciones fueron reimplantadas en enero de 2002 y desde allí nunca se removieron, o peor todavía nunca pararon de crecer. Por eso se calcula que ya permitieron la transferencia de 200.000 millones de dólares del sector agropecuario al sector público, es decir el equivalente a casi media deuda externa.
En definitiva, como justificación de su falta de decisiones sobre el tema Milei compara un problema que afectó a los productores a lo sumo por algunas campañas agrícolas con otro que lleva 23 años continuados. No parece sensato. Sería más honesto decir “no puedo sacar retenciones”. Y punto.
“La brecha desapareció, lo cual, digamos, parte de lo que yo dije que era mejora, se los otorgamos”, bravuconeó el Presidente, dando a entender que está cumpliendo su agenda con el sector, ingresando en el territorio de las falacias.
Y se dice que cuando en política uno empieza con una mentira, muy pronto se hace costumbre.
La segunda falacia que está dominando el nuevo discurso agropecuario de Milei solo se la cree él mismo, porque la realidad lo desmiente: “Cuando fui al discurso de la Sociedad Rural Argentina, señalé un montón de medidas en favor del campo, y al lunes siguiente estaban en el boletín oficial”, afirmó.
La realidad es que en su discurso en Palermo, Milei anunció una serie de medidas, pero cumplió la mitad o menos de ellas.
Cumplió con la discutible eliminación de las retenciones a la carne de vacas (discutible porque a partir de esa medida se ha incrementado ¿peligrosamente? la faena de hembras), a la carne de cerdo, a la lechería, así como la reducción del 25% en los derechos de exportación del resto de las proteínas animales.
Otra promesa que se cumplió de aquellas fue la baja de aranceles para la importación de equipos de riego.
Pero la “desburocratización del comercio de granos” que también se anunció en la Rural ha sido una gran mentira, casi una burla: Milei anunció que supuestamente beneficiaría a todos los productores y solo se quitaron requisitos menores para unos pocos cientos de feedlot.
Todo el resto de los beneficios anunciados por Milei ese día no están ni por asomo cerca, porque el gobierno no los hizo efectivos sino que solamente los incluyó en un proyecto de ley para Pymes o pequeñas inversiones, que ni siquiera comenzó a discutirse en el Congreso. Por el contrario, ese proyecto elaborado por Juan Pazo y su equipo para lo único que sirvió hasta ahora es para sacar de escena otro proyecto semejante que habían redactado Miguel Angel Pichetto y Atilio Debenedetti, y que ya tenía dictamen favorable.
Entre las medidas que Milei cree haber cumplido pero se tomaron vacaciones con el Congreso (que el año que viene enfrentará un año electoral) figuran un régimen de amortización acelerada de bienes de capital para el agro, la modificación en el manejo contable del ganado para que no se deba pagar Ganancias por engordar novillos, el desarrollo de un Régimen de Riego con beneficios fiscales, y la amortización acelerada de los toros con valor genético.
Pero Milei está convencido que “lo único que me falta es bajar las retenciones. Y las retenciones dije que las iba a bajar en la medida que tengamos crecimiento económico, que tengamos aumentos permanentes de ingresos”. Es lo que volvió a decir en las últimas horas, en este nuevo reportaje con un periodista que no puede repreguntar.
La tercera falacia de Milei -y la más grave a mi gusto- es que argumenta con una situación hipotética para intentar mostrar que su voluntad es finalmente cumplir con sus promesas. ¿Por qué? Porque utiliza como excusa un escenario que nunca estuvo en discusión. O peor todavía, que era prácticamente imposible de ser debatido: la coparticipación de las retenciones.
“¿Sabe cuál es el mejor síntoma de que yo no voy a sostener las retenciones, y que cuando pueda las voy a bajar? Que nunca las coparticipé. Mire, si hubiera coparticipado el Impuesto País, hoy no lo hubiera podido bajar. Lo dejaban engrampado a todos porque lo tenía que coparticipar a las provincias. Y sin embargo, resistí con uñas y dientes el Impuesto País, ganó coparticiparlo y no lo coparticipé, y en diciembre se terminó el Impuesto País. Y no pedí prórroga ni nada. La primera vez en la historia”, se ufanó.
Quizás halla existido en algún momento de la historia reciente la discusión sobre si el Impuesto País -creado no hace tanto, en el gobierno anterior- sería coparticipable o no. En todo caso, no sucedió. Pero lo cierto y real es que la posibilidad de coparticipar las retenciones nunca se discutió, por lo menos desde que el gobierno de Mauricio Macri, en 2016, al bajar ese tributo aduanero disolvió el denominado “Fondo Sojero”, con el que Cristina Kirchner compró la solidaridad de los caciques del PJ en su disputa con el campo de 2008. Ese fondo solidario distribuía al 30% de la recaudación por retenciones. Pero desde 2016 se eliminó y jamás existió la idea de reimplantarlo.
“Lo interesante del caso de retenciones es que no están coparticipadas”, insistió Milei, como si hubiera tenido algo que ver con esta situación, que en realidad sería intolerable por el agro y por el arco político opositor, que ya le trabó al Presidente la posibilidad de generalizar retenciones del 15%, como estaba escrito en la primera versión de la Ley Bases. Si Milei acaso hubiera propuesto coparticipar las retenciones, hasta su amigo Nicolás Pino, el titular de la Sociedad Rural, le hubiera retirado el saludo.
Pero allí va el presidente, con una promesa vaga de que “algún día” sacará las retenciones. No dice cómo, cuánto ni cuándo. Pero avisa: “Será el día que tenga recursos para mantener el equilibrio fiscal, afuera las retenciones. Y el día que tenga más recursos fiscales para sostener el equilibrio fiscal, ya habiendo bajado las retenciones, voy por el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios”, agregó, agregando otro impuesto al territorio de lo incierto. A un realismo mágico donde las falacias encajan todavía.
Un capo Milei. Claramente la ve. Sabe que los ruralistas lo votaron, Y LO VAN A VOLVER A VOTAR.
No necesita bajar las retenciones.
Pero no cumplio con que dijo ,Porque ? No le cierran los numeros con una industria en default.
Es notable que ud. sepa a quien votaron los “ruralistas” y que además tenga la bola de cristal para saber a quien votará ese grupo incierto de personas. Porque a quien se refiere ud? A los propietarios de la pampa húmeda? A los contratista? Al que vive del alquiler? Al pool financiero? Al horticultor? Al criador de ovejas de la patagonia? Y mil casos más. Pensar en la comunidad rural como una sola realidad uniforme es una de las tantas falacias argentinas sobre el sector agropecuario que fueron magnificadas por los K. Sería lo mismo que dentro del rubro “comerciantes” meta en la misma bolsa a Carrefour, al chino y al kiosko de la esquina y a todos ellos les asigne un mismo discurso.
El 90% de todos esos votó a Milei.
¿Y sabe qué?
LO VOLVERÁ A VOTAR.
A miliei lo critican,a los anteriores no, calculo que esos periodista vivían de la pauta oficial
Como que a los anterior no? Empezó ayer a leer este medio?
Vllc
Todos los políticos prometen en campaña y casi ninguno cumple, Milei no es la excepción.
El primer año de gobierno los que realmente ganaron fueron los de la timba financiera, y el Estado sigue pagando intereses altísimos, así que hay retenciones para rato.
Los arrendatarios emporcaron el negocio agricola. Y son los que lloran porque no les dan los numeros
Desde el 2008 a la fecha el numero no dejó de crecer y el nivel del valor de los arrriendos tampoco, en un negocio donde, desde hace lustros, las reglas de juego son clarísimas RETENCIONES Y LIQUIDACION A DOLAR OFICIAL.
La demanda supera la oferta. Es mercado puro. Y si quitaran las retenciones, la puja entre arrendatarios se convertiria en una guerra salvaje, haciendo subir mas aun los arriendos. En definitiva, el estado dejaria de recaudar para engrosar mas los bolsillos de los rentistas pasivos dueños de tierras QUIENES SE ESTAN HACIENDO UN PIC NIC
NO ES CIERTO QUE SON INDISPENSABLES E IRREMPLAZABLES
NO ES CIERTO QUE SIN ARRENDATARIOS LOS PROPIETARIOS SE SUICIDARIAN O DEJARIAN QUE SUS CAMP0S SE LLENEN DE CARDOS
NO ES CIERTO QUE SON PATRIOTAS, SON TIMBEROS
DEBEN RETIRARSE DEL NEGOCIO DE LA SIEMBRA Y QUEDARSE COMO CONTRATISTAS RURALES. ABANDONAR PAGAR ARRIENDOS MARCIANOS. DEJEN QUE LOS DUEÑOS DE LOS CAMPOS ARRIESGUEN ELLOS EN EL NEGOCIO