De acuerdo con el último informe de las perspectivas agroclimáticas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en diciembre pasado la atmósfera recibió un abundante aporte de humedad y calor, lo que permitió que “El Niño” alcanzara su plenitud. Eso liberó de forma abrupta la energía acumulada durante largo tiempo, lo que provocó la sucesión de fenómenos extremos se registraron en distintas provincias en las últimas semanas.
Esto supuso en parte una buena noticia, ya que las lluvias que acompañaron esas tormentas llevaron abundante humedad a gran parte del territorio que aún sufría sequía. Sin embargo, mientras en algunas zonas hubo alivio, en otras hubo destrozos y anegamientos.
“En lo que hace a la perspectiva a corto y mediano plazo, es probable que los aportes de lluvias continúen reponiendo las reservas de humedad de los suelos, al mismo tiempo que las temperaturas se mantendrán moderadas con bajo riesgo de calores intensos, mejorando las proyecciones productivas, aunque el sudoeste de la Región Pampeana podría recibir valores algo escasos”, señalaron en el informe.
“No obstante, en el largo plazo, se presentará el riesgo que, una vez consumido el exceso de energía que estaba acumulado en la atmósfera, los mecanismos de precipitaciones vuelvan a deprimirse, al mismo tiempo que se incrementará el riesgo de fuertes calores sobre las zonas que reciban aportes pluviométricos insuficientes”, añadieron a continuación.
Para los meses de febrero y marzo de 2024, se espera que aumente el riesgo de que las precipitaciones se fragmenten, llevando aportes excesivos a algunas areas, como el centro del NOA, y faltantes en otras como el este del NOA, de Cuyo y gran parte de la región del Chaco y del sudoeste Pampeano.
En cuanto a las temperaturas, indicaron que “se mantendrán moderadas sobre las áreas donde los suelos se mantengan húmedos, pero se observarán fuertes calores donde las reservas disminuyan”.
El otoño traerá más precipitaciones, aunque también tormentas de gran intensidad sobre la Cuenca Alta y Media del Paraná y el Uruguay, “causando una crecida de grandes proporciones, con inundaciones ribereñas y anegamiento de campos bajos”.
Hacia el final de la estación “comenzará a notarse el aumento de la influencia de los vientos polares, teniendo lugar marcados descensos térmicos, aunque es probable que el riesgo de heladas tarde más en concretarse que en las temporadas anteriores”, concluye el informe.