Hacer fotografía analógica, pero reduciendo los residuos químicos de las soluciones industriales. De este deseo nació el proyecto Revelar con plantas. Con esta premisa y apelando a la fórmula antigua del revelado con café, Paz Secundini y Laura Basílico comenzaron a usar plantas y fermentos que tenían el potencial de convertirse en agentes reveladores.
Paz y Laura hacen fotografía analógica desde 2008 pero, a medida que mejoraron las cámaras digitales, las cosas se fueron complicando un poco porque hubo momentos de escasez y de encarecimiento de insumos. Así, en 2019 comenzaron a experimentar con otras formas de revelado y la pandemia les dio el empujoncito definitivo: se lanzaron a usar las plantas que tenían en sus jardines.
El motivo de base de todo esto fue un interés ambiental y una búsqueda de la independencia de los materiales industriales tradicionales. En este proceso muchas veces lograron resultados similares a los que se obtienen en un laboratorio, pero también les permitió explorar otra manera de lograr imágenes, lo cual fue un gran disparador artístico.
“Creemos que las prácticas artísticas y creativas que se vinculen con el ambiente de una manera armónica son fundamentales en este momento”, aseguran. “Intentamos que la fotografía química pueda ser una alternativa sin perder el motor de lo artesanal, de misterio y de magia que la trajo hasta nuestros días. En ese sentido, el hecho de estar en el laboratorio también puede considerarse un acto de resistir estos tiempos tan apresurados y donde las imágenes se consiguen de maneras tan fugaces y por todas partes”.
-¿Qué es “Jacinto de agua común”?
-Nosotras vivimos y nos movemos, mayormente, en la región litoral. Jacinto de agua común es uno de los nombres con los que se conoce al camalote, planta que vive y viaja por el río. Esta flor forma parte de nuestro paisaje y la elegimos como nombre para el fotolibro que editamos en 2023 con fotografías estenopeicas del río Paraná.
-¿Cómo investigan y prueban las fórmulas con cortezas, flores y frutos?
-Priorizamos aquellas plantas y elementos que abundan o que podemos cultivar en nuestro hogar, también los restos de podas de jardines o espacios verdes que encontramos por la ciudad. En ocasiones hemos utilizado plantas invasoras, como la rosa mosqueta y la primera planta con la que revelamos fue la menta. Era una película fotográfica muy cortita con imágenes de un domingo por el parque; preparamos el revelador con hojas de una planta que teníamos en una maceta en el patio.
-¿Qué plantas del litoral usan con más frecuencia y por qué?
-Las que crecen a orillas del Paraná y que forman parte del paisaje. Así es como surgieron nuestros reveladores a base de corteza de ceibo y hojas de aguaribay, árboles que abundan en la región litoral. Creemos que para el desarrollo de una obra es vital conocer los materiales que nos circundan para poder trabajar con ellos, por eso hacemos recolección manual, porque esta cercanía con los elementos hace a la diferencia y la convierte en una práctica no solo consciente y representativa de nosotras.
-¿Tuvieron que estudiar botánica o química?
-Ahora ambas vivimos en una ciudad pero nacimos en medios rurales, donde el conocimiento de las plantas y los animales empieza en la niñez y es muy orgánica con la propia vida cotidiana. Ya en la ciudad, habitamos los parques con nuestra práctica profesional y también personal como una forma de apropiación y un acto de resistencia. Es estar en la ciudad, pero rodeadas de todo el verde posible.
-¿Cuáles son los desafíos técnicos mayores al trabajar sin químicos industriales?
-Tener en cuenta lo incierto de los resultados por la incertidumbre respecto de la duración y estabilidad de los materiales. Son conclusiones que vamos haciendo año a año, a medida que vamos revisando el archivo y apuntando cómo se van manteniendo o modificando las imágenes.
-¿Cómo es el laboratorio fotográfico que armaron?
-No es muy distinto a uno tradicional, solo que descartamos aquellos elementos que sean tóxicos, como el fijador. Además del reemplazo de los químicos tenemos muy presente la utilización consciente del agua, entendiendo que en nuestra práctica lo más importante es generar imágenes que no impliquen desechos difíciles de descartar y que la pulcritud en la imagen no tiene que ser a costa de muchos litros de agua. Y muchas veces utilizamos agua que no es potable.
-¿Qué agua utilizan entonces?
-El agua es esencial para el proceso de confección del revelador y también en el lavado de los materiales. Al estar usando un material tan noble en la composición del revelador no hace falta lavar con mucha agua las copias ni que sea potable. Recolectamos agua del Paraná, que ambas tenemos cerca, o de arroyos de campo que visitamos en Entre Ríos. En 2022 trabajamos con agua de mar durante una residencia en Cabo Polonio, Uruguay. Esa otra orilla fue un gran, y maravilloso, desafío.
-¿Qué huellas dejan los elementos naturales en la imagen?
-La principal marca es la modificación de los componentes, sobre todo en medios húmedos como la zona donde vivimos. Por ejemplo, hicimos un revelado utilizando desechos de manzana y vimos que al copiar las imágenes tienen una textura donde el grano que se deja ver es súperinteresante.