Las juventudes están obteniendo un rol cada vez más activo dentro de las entidades ruralistas, sobre todo en lo que hace a la comunicación del sector. El dinamismo y la claridad de sus formas de expresarse es una bocanada de aire fresco, que aporta a una mejor vehiculización de los mensajes, y que también prepara el terreno para nuevas y renovadas discusiones.
Uno de los principales temas en la agenda juvenil, en casi todos los ámbitos a nivel nacional, es el cambio climático y el cuidado del medio ambiente. Enmarcado en ese contexto, miembros de la juventud de Coninagro participaron hoy de un seminario organizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), sobre las nuevas tendencias de la cadena cárnica nacional, en el que se propusieron rebatir los principales mitos sobre el impacto ambiental que se le adjudican a la ganadería.
Mito 1: “La Ganadería es la actividad que más contamina el planeta”.
Barbara Errobidart, integrante de la juventud de Coninagro en Buenos Aires, indicó que esta afirmación en falsa ya que hay una confusión en el método que se utiliza para medir a los gases de efecto invernadero, en el cual se tiene en cuenta el carbono emitido por cada kilo o tonelada de carne, pero no lo absorbido por las pasturas y los suelos.
“Los gases emitidos por la ganadería son parte de un ciclo biológico natural, a diferencia de otras actividades como son la industria y el transporte, en las cuales se extrae metano lo más profundo de la tierra y se lo libera en la atmosfera generando un desequilibrio en ese ciclo biológico natural”, sostuvo la bonaerense.
“Las moléculas de metano que producen las vacas son liberadas a la atmosfera y después de un tiempo se rompen y forman dióxido de carbono y agua. El agua queda suspendida formando vapor de agua, que es parte del ciclo de la lluvia, y el dióxido de carbono es captado por las plantas en el proceso de la fotosíntesis”, agregó.
La joven concluyó la explicación indicando que al mismo tiempo que se libera metano a la atmosfera, la ganadería pastoril incorpora y almacena carbono en el suelo, compensando esa emisión. “Por eso decimos que nuestros sistemas ganaderos siguen el ciclo biológico de la naturaleza”, sostuvo Erriobidart.
Mito 2: “El excesivo consumo de agua en la ganadería secará el planeta”.
Desde la juventud de Coninagro en Córdoba, Federico Nicolino explicó que alrededor de esta afirmación también hay un error de estimación y medición. Indicó en primer lugar que cuando se habla de la huella hídrica de un producto, se tiene en cuenta la cantidad de agua que se empleó para producir un kilo del mismo.
“Hay dos maneras de medir esta huella: la tradicional y la huella del análisis del ciclo de la vida. La huella hídrica tradicional tiene en cuenta el agua de lluvia, la liberada por el suelo y las platas, el agua de los acuíferos y la que es utilizada durante el desecho de afluentes. Ahí es donde se da el error. El consumo de agua de la atmosfera es la gran cantidad de agua que consume y libera el pasto, independientemente de si las vacas estén sobre él o no, por lo cual no tiene nada que ver con la producción ganadera”, consideró el joven.
“Cuando se mide la huella hídrica por este método, el gasto de agua de la ganadería es unos 15.000 litros. En cambio cuando el análisis se hace usando la huella del análisis del ciclo de la vida, la cantidad de agua que realmente se utiliza para lograr un kilo de carne varía entre los 40 y los 60 litros”, puntualizó.
Mito 3: “La ganadería compite con el hombre por los alimentos”.
Errobidart señaló que para llegar al final del ciclo de producción de la carne, una animal pasa por tres etapas: la cría, la recría y el engorde. Las dos primeras etapas comprenden un gran porcentaje de pasto en las dietas, mientras que en la tercera se adicionan los granos.
“Si bien a nivel mundial el engorde es el momento en donde el mayor consumo de granos hay, en nuestro país el 50% de los animales son terminados a pasto. El 80% de la ganadería nacional es en base pastoril, siendo los bovinos una de las pocas especies que pueden digerir el pasto y convertirlo en un alimento de alto valor nutritivo”, afirmó.
A continuación agregó: “Las vacas no nos roban el alimento sino que digieren el pasto que nosotros no podemos consumir y lo transforman en proteína de alto valor biológico para el consumo humano”.
La charla concluyó con un llamamiento a todos los productores ganaderos, para que mejoren aquellos aspectos que aún hace falta mejorar para dar con una ganadería sustentable a nivel nacional, y también con un pedido de apoyo al Estado y a la sociedad en su conjunto, para “construir un país sustentable para todos”.