Las disrupciones de suministros agroindustriales y energéticos generadas a nivel global por el conflicto ruso-ucraniano generaron grandes oportunidades para las naciones del Mercosur.
“A nivel de demanda, antes del conflicto (ruso-ucraniano) recibíamos 5 a 10 demandas semanales de nuevos pedidos de trigo, maíz y aceite de girasol, entre otros productos, mientras que ahora estamos recibiendo 30 a 50 nuevas demandas diarias provenientes de países que antes eran abastecidos por Ucrania o Rusia”, indicó hoy el presidente de Ciara-CEC, Gustavo Idígoras, durante el simposio en línea Del Sur al Mundo organizado por Puken e Isidoro.
Idígoras recordó que el factor bélico como formador del sistema de precios internacionales de los commodities agroindustriales y energéticos no estaba presente desde la Segunda Guerra Mundial.
“Muchas de las preguntas que recibimos de los clientes del exterior son sobre la capacidad de crecimiento productivo que tenemos a los efectos de que estamos en una región del mundo sin conflictos bélicos y sin un potencial riesgo en ese sentido”, explicó.
“Hay una revalorización del Mercosur como proveedor de alimentos y eso es una oportunidad por tener en cuenta, la que debería ir de la mano de una política agroindustrial consensuada entre los países de la región”, añadió Idígoras.
El presidente de Ciara-CEC argumentó que en el nuevo contexto geopolítico adquieren importancia aquellas naciones agroindustriales que puedan ofrecer seguridad alimentaria, energética y ambiental.
“Estamos viendo cómo las naciones están buscando nuevas fuentes de energía y nosotros tenemos que evaluar qué materias primas tenemos en demasía para transformarlas en una oferta energética que tenga menos impacto ambiental”, apuntó.
“Por ejemplo: Europa nos compra biodiésel para sustituir gasoil que no tienen, pero aquí en la Argentina (las industrias aceiteras que elaboran el biocombustible) no podemos comercializar biodiésel porque una ley lo prohíbe; ese tipo de inconsistencias no deberían existir en el actual contexto internacional”, se quejó.
Idígoras mencionó que para el Mercosur existen más oportunidades que amenazas en el nuevo escenario geopolítico, pero que es necesario gestionar esas alternativas para poder aprovecharlas.
“El mundo ve mejor a la Argentina de lo que la vemos los propios argentinos por el enorme potencia de crecimiento que tiene, pero cuando hacen “zoom” sobre las reglas de juego locales empiezan a preocuparse y por eso no vemos un flujo de inversiones en el sector. Va a depender de nosotros si queremos ser líderes o seguidores tardíos”, resumió.