La sequía está obligando a los ganaderos de la Cuenca del Salado a desprenderse de forma anticipada de los terneros. La falta de lluvias es marcada en la región y se va acabando la disponibilidad de forraje. Por eso esta semana se dieron ya varios remates que se deberían haber realizado recién a mediados o fines de febrero.
Los mapas de las precipitaciones del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) dan cuenta de cómo se dieron las lluvias en la primera partes del mes y lo que está pasando en esta segunda quincena.
Las precipitaciones favorecieron a diferentes regiones productivas, pero la Cuenca del Salado, donde está la mayor parte de los rodeos de cría del país, recibió entre nada y muy poca agua.
Además, el calor se encargó de evaporar las reservas y a los productores no les queda otra alternativa que vender los terneros para evitar que pierdan más estado corporal, así como dejarle el poco pasto que queda a las vacas.
El mercado está más ofertado de lo habitual en el arranque del año y la demanda no tiene mucha fuerza, porque los recriadores no cuentan con mucho pasto para recibir hacienda. Los que están en condiciones de recibir ganado son los feedloteros que, de todos modos, ya tienen llenos sus corrales.
Los precios de los terneros rondan los 3.000 a 3.300 pesos, bajaron entre 5% y 10% con respecto a los precios más altos de fines de diciembre.
También bajaron los valores de los vientres. Las vaquillonas con garantía de preñez que se vendían en 1,1 a 1,2 millón de pesos ahora se venden entre 900 y 950 mil pesos. En este caso la caída es mayor y llega al 20%.
Los vientres son los que más sufren la seca y la caída de precios ya que su destino no es otro que un campo de cría de la región, pero la seca no dejó hueco sin cubrir en el centro bonaerense.