Los trabajadores del INTA pasan por momentos de fuerte incertidumbre respecto de su futuro laboral. El decreto del presidente Javier Milei disolvió el Consejo Directivo y le dio todo el poder al presidente del organismo, Nicolás Bronzovich.
Ahora, muchos de ellos temen que haya un tsunami de despidos tal como sucedió en otras dependencias públicas, a la vez de una reducción a su mínima expresión de las funciones que cumple el INTA que tantos beneficios dieron al desarrollo del sector agropecuario y, en definitiva, de la economía del país.
De estos temas hablamos con Julieta Boedo, miembro de la coordinación nacional de ATE-INTA.
-¿Cuántos empleados tiene el organismo y en cuánto se achicó la planta desde que asumió el gobierno nacional?
-Tenemos 6.100 trabajadores y en lo que va de este gobierno hubo una cantidad de bajas significativa pero no se tomaron a nuevos empleados. Hubo retiros voluntarios, ahora se van a sumando también renuncias y jubilaciones, lo que en total suma 782 puestos de trabajo que se dieron de baja y no fueron reemplazados.
-¿Y de cuánto sería el recorte que se espera en el personal?
-El plan de la presidencia del INTA era de achicar el 30% el personal, es decir de los 6.100 empleados quedarse con 4.500. Y en ese sentido están avanzando y nosotros resistiendo. Per con los cambios que impone el decreto no sabemos si las intenciones de recorte pueden ser mucho mayores. Lo que ellos vienen diciendo, sí, es que van a reducir. ¿Cuánto? Te diría que quieren al menos ese 30%.
-¿Cómo describirías la situación que están viviendo los trabajadores y el instituto?
-Estamos viviendo una crisis institucional en todas sus aristas. Vemos técnicos que se formaron aquí que están más pensando en irse a trabajar al exterior. El INTA los forma, los capacita para que desarrollen su carrera profesional acá y lo que estamos viendo es que, bueno, se vuelve a abrir esa fuga que nos preocupa. El decreto fue contundente y va hacia un lado que nos preocupa. Como modelo de país y de INTA, esto es vergonzoso. Este organismo no es un gasto público, es una inversión. Pero si a los profesionales que se forman los expulsan de este modo, eso sí es un gasto ineficiente. Cada peso que invierte el INTA vuelve al sector productivo multiplicado por 5 o 10 veces.
-¿De cuánto es el presupuesto del organismo?
-Es de 400.000 millones de pesos de los cuales tenemos acceso a 227.340 millones. El resto forma parte del Fondo Nacional de Tecnología Agropecuaria del INTA que lo maneja el Ministerio de Economía y no sabemos qué destino tiene ese dinero.
-Algunos creen que la intención del gobierno es achicarlos hasta que no tenga funciones o impactos significativos en el sector y se lo pueda terminar cerrando. ¿Creen que va por ahí la mano?
-Y bueno, el escenario nos genera estos interrogantes. Lo que están haciendo y lo que vemos en los organismos del área de ciencia y tecnología y en otros es que están jugando a ver con cuánto funciona, hasta donde se pueden achicar, quieren llevarlos a lo mínimo. A otros directamente los cerraron como es el caso del INASE.
–¿Pasará lo mismo con el INTA?
-Me cuesta creer que lo vayan a cerrar, sería un despropósito, pierden todos en ese caso, los grandes productores y los pequeños productores. No sé si hablar de cierre, pero sí una subordinación brutal, una subordinación que tiene que ver, bueno, con la falta de autarquía, tiene que ver con no manejar más nuestros recursos, nuestro presupuesto, nuestro personal. Se le acaba de dar súper poderes al presidente del INTA con rango de secretario, con este decreto. Y el resto de toda la estructura quedó desdibujada. Desde el Consejo Electivo y la Dirección Nacional fue totalmente desplazada, lo que entendemos que es un castigo porque el director nacional (Ariel Pereda) estuvo en esta cruzada también con otros directores desde lo institucional, en defensa del INTA.
-Hubo muchos que hablaron de politización del organismo, que se había contratado gente que respondía a determinados intereses de la política. ¿Esto fue así?
-Eso no fue así, de ninguna manera, no es real. Es una construcción que se hace para poder justificar el recorte y tener legitimidad en la comunidad. Son relatos que se hacen circular para desprestigiar al organismo y después tener argumentos en contra de él. Nos tenemos que ocupar también de hacerle resistencia a todos estos debates, también hay que salvar al INTA de esos discursos.
-¿Qué opinas del accionar de las entidades de productores en este tema?
-Las gremiales del campo se venían manifestando en línea con el gobierno. Después, salvo la Federación Agraria, que en las últimas reuniones junto con la Facultades como veterinaria se fueron manifestando en contra de esta avanzada brutal. Pero bueno, no son mayoría, eran dos. De hecho, las universidades las sacan. También los que les hacían ruido quedaron afuera con este decreto.
Las entidades de productores siguieron la línea oficial y ahora quedaron desdibujados. Antes del decreto casi no dijeron nada, y una vez que se publicó emitieron un comunicado de prensa muy lavado.
-¿Qué margen de acción tienen en adelante?
-En esta lucha tengo que reconocer el apoyo de la Dirección Nacional y otros directivos. Nos quedan unos días para presionar en el Congreso, para ver si se puede dar marcha atrás con el decreto. Milei tiene 10 días para enviar el DNU a la comisión bicameral, mientras tanto está vigente. Luego la bicameral tiene 10 días para analizar y enviar un dictamen para ser tratado por el Congreso. Deben rechazarlo ambas cámaras para que quede sin efecto. Si una no lo hace tendrá plena vigencia. Los gobernadores se manifestaron en contra de lo que está haciendo el gobierno, es hora de que hagan valer su peso. Mientras tanto seguimos con el plan de lucha que incluye manifestaciones y marchas junto con otros organismos públicos vinculados a la salud pública y a las políticas de ciencia y tecnología en los que ATE tiene representación.
La destrucción del INTA es tan coherente como la destrucción del sistema científico del CONICET o del Garrahan. Un gobierno tan coherente como letal.