El jueves próximo vence el plazo que muchas fábricas de biocombustibles, tanto de biodiésel como de bioetanol, le pusieron el gobierno antes de tomar la drástica decisión de apagar sus calderas y dejar de producir. En este momento lo están haciendo a pérdida, ya que la Secretaría de Energía dejó de actualizar hace varios meses los precios de los biocombustibles utilizados para el corte obligatorios de la nafta y el gasoil. Mientras tanto, las devaluaciones se suceden y muchos costos se dispararon.
“Todas las industrias del sector en la Argentina, en su mayoría Pymes, hoy están trabajando a pérdida. Hay 60.000 empleos directos en riesgo”, indicó un comunicado de la Federación Industrial de Santa Fe (FISFE), que avisó: “Si para el 5 de septiembre no se logra una solución, se paralizará por completo la actividad”.
En este entorno, el gobernador de Santa Fe, MIguel Lifschitz, solicitó al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, una reunión de urgencia para hablar sobre este espinoso asunto, que coloca ene l centro de la escena al secretario de Energía y ex vicejefe de Gabinete de Macri, Gustavo Lopetegui, quien ya ha dicho estar en contra de la regulación de los precios y está incumpliendo con la obligación de su área de fijar valores para el biocombustible elaborado cpon soja, con maíz o con caña de azúcar. Esto complica las cuentas de los productores de estos renovables, mientras que abarata los costos de las petroleras.
Ver Biocombustibles: Lopetegui blanqueó lo que piensa el gobierno y desde todos lados le pegan
“Frigerio inmediatamente aceptó la reunión con Lifschitz y los empresarios del sector y los citó para el próximo martes 3 de septiembre a las 17 horas”, indicó una fuente del gobierno santafesino, donde se escuchan las críticas más furiosas. Luego de esa reunión habrá apenas un día para resolver el cortocircuito antes de que llegue el jueves, el plazo que pusieron muchas industria antes del cierre.
El documento de FISFE recordó que existe un total de 54 plantas de biocombustibles, de las cuales 19 plantas son de bioetanol y 35 de biodiésel. Están distribuidas en diez provincias: Tucumán, Salta, Jujuy, San Luis, Cordoba, Santiago del Estero, Entre Ríos, Buenos Aires, La Pampa, y Santa Fe.
“Las empresas quieren acompañar este triste momento económico que vive el país, pero para ello necesitan poder trabajar y dar empleo, aún sin renta alguna. En este momento, por las variables de la macroeconomía, ninguna tiene más resto. Y de no mediar medidas urgentes, la situación se hará más complicada aún”, indicó el comunicado de los industriales.
Federico Pucciariello, que forma parte de Albardón Bio y Rosario Bio Energy, dos productoras de biodiésel, e intergante de la CEPREB (Cámara de empresas Pyme elaboradoras de biocombustibles), contó a Bicho de Campo cómo es la situación actual del sector Pyme. Explicó que “hay un fuerte desfasaje entre el valor que se pagan por los insumos (los granos tienen precios en dólares) y el valor de venta del producto”.
Por eso se reclama que Energía “publique un precio acorde a los costos, ya que la última devaluación acompañada de un congelamiento fijado de forma unilateral para los combustibles por 90 días sin ningún mecanismo de compensación, terminó por detonar la situación” de los fabricantes.