El contexto no ayuda nada a los productores de olivo. “Estamos en una situación de pérdida por una disminución del precio internacional del aceite de oliva del orden del 50%, lo que puso a los productores en bancarrota, y eso sumado al alto costo de la energía”, aseguró Julián Clusellas, presidente de la Federación Olivícola Argentina.
Uno de los factores más importantes para este balance tan negativo son los altos costos de producción del sector productor de aceitunas y aceite de oliva. Según Clusellas, entre los productroes “el 90% son casos de regantes dependientes, es decir que no tienen agua de superficie, y entonces deben regar de pozos profundos, lo que los pone ante un costo de riego por arriba de los 600 dólares por hectárea, con una energía que está en el orden de los 80 dólares el Megavatio”.
La situación, por supuesto, varía “en función de la localización donde estén (esos productores) y de la profundidad de la que se extraigan el agua”, aclaró el dirigente sectorial a Bichos de Campo. Pero enfatizó que “esto hace totalmente inviable la producción olivícola, fundamentalmente para aceite de oliva, ya que la aceituna de mesa soporta quizás, un poco más”.
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El presidente de la Federación Olivícola Argentina relató que “desde 2015 venimos presentando proyectos en la Cámara de Diputados, en las provincias, en las mesas olivícolas, en la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came) y en más sectores. Así como se hizo un programa RenovAR, permitiendo que se hagan inversiones para generar y venderle energía a la red nacional, podemos generar un programa nacional que se llame ´reconvertidos´o como el gobierno de turno quiera ponerle, que nos permita a los regantes electro dependientes del país, de las economías regionales, poder instalar energía fotovoltaica en una proporción diferente a la que hoy tenemos instalado como consumidores”.
Para poner un ejemplo, Clusellas comentó que “hoy un consumidor olivícola demanda 1 Megavatio de potencia instalada. Para poder solucionar su matriz económica y bajar ese costo energético de los 600 o 700 dólares a 350 dólares, que sería un valor pagable por cualquier actividad olivícola con buenas producciones, necesitamos instalar el doble de energía fotovoltaica dentro de la Ley de Energía Distribuida. Aceptar esta opción es potestad de las provincias o de las distribuidoras”, aclaró.
¿Cómo llevar adelante el plan propuesto por Clusellas? “Canjeando de día la energía que yo entrego a la distribuidora para que haga el uso donde mejor le parezca, por energía utilizada después de las 23 horas y hasta las 6 de la mañana, cuando las redes en el país están subutilizadas y es la energía más barata del sistema. Esta es nuestra propuesta concreta”, remarcó el directivo.
Al respecto de la Ley 27.424 de Energía Distribuida, Clusellas dijo que “en La Rioja, los legisladores aún no hicieron la reglamentación. Pero lo que más falta es un programa con apoyo nacional y provincial, y para eso se necesita un apoyo del BID (Banco INteramericano de Desarrollo), con financiamiento barato. “Un sistema fotovoltaico se puede repagar en 5 años. Pero ojo, que una cosa es repagarlo contra lo que estás consumiendo en un hogar y otra muy distinta es tener que repagarlo mientras estás sosteniendo una actividad productiva que de por sí, ya no es tan rentable”, subrayó.
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Por eso, para Clusellas, “es necesario un crédito por ejemplo, a 20 años, y lograr que el peso del costo energético, que hoy es el 40% del costo bruto de producción, pase a ser el 20%, para que te permita pagar el crédito y el remanente de energía que tenés que seguir comprando”.
El especialista explicó que “las provincias olivícolas tienen picos de utilización de la energía por el riego. En general usan generadores de fueloil, que están subvencionados muchas veces por el Estado Nacional, pero este último gobierno le sacó la subvención a esos generadores, pasando a pagar 200 dólares por Megavatio. Si implementáramos el programa que propongo, comprarían la energía a razón de 40 dólares por Megavatio, y así el productor se vería beneficiado porque dejaría de pagar los cargos de impuestos y los cargos de valor agregado de distribución”.
En cuanto a la producción de aceitunas este año, Clusellas explicó que “no es tan mala como esperábamos, pero consideremos que el olivo es un cultivo bianual, es decir, en algunos años es bueno y en otros es malo. Ahora el factor climático corrió un poco esta bianualidad y no está tan marcada en el país como sí ocurrió en 2017/18. En resumen, esperamos una buena cosecha en el Valle de Famatina, aunque no será tan buena como para poder solucionar los problemas económicos del sector”.