Los precios de los futuros de aceite de soja en el CME Group (“Chicago”) registraron este martes un alza importante a causa de declaraciones realizadas por el presidente electo Donald Trump.
Ayer Trump aseguró que el primer día de su mandado, el próximo 20 de enero, aplicaría un arancel del 25% a todas las importaciones de México y Canadá a causa de la inmigración y las sustancias ilegales que ingresan al territorio estadounidense. En la misma línea, dijo que pondría un arancel del 10% a China adicional a otros impulsados por cuestiones comerciales.
La cuestión es que prácticamente la mitad de la producción estadounidense de biodiésel se está realizando con materias primeas importadas, fundamentalmente aceite de cocina usado chino, aceite de colza canadiense y sebo bovino brasileño, argentino y australiano, entre otros orígenes.
Ya se da por descontado que el aceite de cocina usado chino está primero en la lista del bloqueo comercial que planea instrumentar Trump. De hecho, el gobierno de Xi Jinping desactivó subsidios destinados a promover las exportaciones de ese producto.
Sin embargo, el bloqueo del aceite de colza canadiense es una novedad para el mercado de aceites vegetales, lo que implica que, ante la imposibilidad de importar ese producto, la demanda interna de aceite de soja estadounidense crecería de manera explosiva en 2025.
La única duda es qué sucederá con el sebo bovino, dado que no está claro si Trump aplicará un bloqueo comercial contra ese insumo. En el caso de la Argentina, en 2022 exportó sebo bovino por 22.564 toneladas a EE.UU. mientras que en 2023 esa cifra trepó a 68.880 toneladas; en los diez primeros meses de este año la suma acumulada es de 45.398 toneladas por un valor FOB de 27,2 millones de dólares, según datos oficiales (Indec).
Es muy probable que todas las alterativas –en algún momento– sean bloqueadas e incluso que los créditos fiscales destinados a promover los biocombustibles –tal como piden legisladores de Estados agropecuarios– sean abonados solamente con biodiésel fabricado con insumos nacionales.
En tal escenario, los valores del aceite de soja en el mercado interno estadounidense “volarían” hacia la estratósfera junto con el crecimiento de la molienda interna del poroto para poder abastecer esa demanda.
La contrapartida de esa política proteccionista es un aumento considerable de la harina de soja, buena parte de la cual tendrá que se exportada en condiciones de competitividad que, en la actual coyuntura, no favorecen a EE.UU.