Fin de año y una buena excusa para reunirse y hacer balances. Para brindar por los éxitos. Las cuatro entidades de “cadena” por cultivo lo hicieron el miércoles en la Bolsa de Cereales y quedó muy claro que su principal logro en 2018 fue haber obtenido la bendición del presidente Mauricio Macri para actuar como interlocutores válidos del sector agrícola frente al gobierno.
Este secreta celebración, que aunque nadie lo admita en publico implica un desafío para las cuatro gremiales tradicionales del agro agrupadas -a veces- en la Mesa de Enlace, se hizo explícita en el mensaje conjunto leído por Alberto Morelli, el presidente de Maizar, flanqueado por sus pares de Acsoja, Luis Zubizarreta; Argentrigo, David Hughes; y Asagir, Guillermo Pozzi Jáuregui.
“Queremos ponderar la reciente convocatoria a estas cuatro cadenas para participar de la Mesa de Competitividad de Cultivos Extensivos, presidida por el señor Presidente de la Nación. Esta Mesa debe asumir un rol protagónico en la definición de políticas que alienten el crecimiento de la producción junto a un mayor valor agregado”, fue el párrafo de ese mensaje que confirma el regocijo que sienten estas cuatro cámaras de cultivo por haberse sentado en la mesa que debería corta el bacalao, en la que incluso tuvieron una participación mayor a la asignada por las autoridades a la representación tradicional de los productores.
Esa convocatoria sucedió el 31 de octubre pasado en Trenque Lauquén. Macri se sentó junto a su ex ministro Luis MIguel Etchevehere y junto a la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal para escuchar los planteos de los representantes del sector productor de granos. Las entidades de “cadena” tienen la ventaja de contener todas las voces, pues usualmente están integradas por las empresas de insumos, productores, procesadores y exportadores de los cuatro granos básicos.
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Esa reunión, mal que le pese a los ruralistas tradicionales, resultó ser una suerte de bendición presidencial a este tipo de organizaciones por cultivo. Quienes manejan estas “cadenas”, además, no son opas ni egoistas: desde hace tiempo que actúan en bloque, una cosa sencilla que a los dirigentes de SRA, CRA, Federación Agraria y Coninagro les cuesta horrores.
En bloque, entonces, Acsoja, Asagir, Argentrigo y Maizar se mostraron envalentonadas y agradecidas con el gobierno. A punto tal que Morelli arrancó hablando como si fuera un político alineado con Cambiemos: “Argentina vivió un hecho excepcional e histórico con la reunión del G20. Queremos felicitar al Presidente Macri por su liderazgo y por haber trabajado denodadamente para lograr consensos, que según lo acontecido en reuniones anteriores eran difíciles de imaginar”, expresó.
Lo aplaudían el ahora secretario Etchevehere; el director del INDEC, Jorge Todesca; el ministro de Agroindustria de Buenos Aires, Leonardo Sarquís; la ministra de Producción de Santa Fe, Alicia Ciciliani, y el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Raúl Cavallo.
De lo estrictamente agropecuario no quedó demasiada tela para cortar. Las cadenas lamentaron que no se haya llegado este año a aprobar la reforma de la Ley de Semillas, se quejaron de la elevada presión fiscal sobre las cadenas productivas, pidieron estrategias para agregar valor a los granos, e instaron a profundizar la estrategia de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) frente a la ofensiva de los ambientalistas por los agroquímicos.
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Un párrafo del discurso de Morelli debe ser leído completo, porque anuncia aguas tumultuosas en este último debate. “Hay cambios que se vienen propiciando en el sistema regulatorio europeo que pueden impactar fuertemente sobre las economías de nuestra región. La adopción de criterios de peligro en reemplazo de criterios de evaluación de riesgo sanitario afecta sensiblemente el uso de fitosanitarios. Es clave articular acciones entre los sectores público y privado para consolidar la estrategia de defensa junto a los otros países afectados”, advirtió el empresario.
Pero, más allá de estos detalles, la lectura que debe hacerse de este acto tiene envergadura política: en las cuatro cadenas de cultivos tiene el gobierno de Cambiemos buenos aliados dentro del sector agropecuario. Incluso al punto de apoyar el duro ajuste que por estos días mantiene en vilo a todos los argentinos. “Confiamos en que nuestros gobernantes podrán encauzar el devenir económico futuro”, dijo el vocero de las cadenas.
“El trabajo público-privado es clave para diseñar políticas sustentables y eficaces que den certeza y competitividad a las distintas producciones y permitan agregar valor y promover el desarrollo. Debemos fortalecer las instituciones republicanas, el Estado y las organizaciones de la sociedad. La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión social. Queda mucho por hacer y muchos cambios por decidir y ejecutar. Sigamos trabajando juntos en esta nueva Argentina”, resumió Morelli.