Cuenta un trabajo del INTA que las Yateí (Tetragonisca angustula) son una especie de abejas nativas sin aguijón. “Se las encuentra en selvas tropicales y subtropicales del mundo, y en la Argentina en la provincias de Misiones, Chaco, Corrientes y Formosa”.
Estos bichos de no más de 5 milímetros de longitud anidan en troncos de árboles, termiteros, hormigueros abandonados y en zonas urbanas, y “si bien son poco conocidas, juegan un importante rol en la polinización de flores y en la producción de miel con propiedades medicinales y nutritivas”, añade el informe. Pueden producir entre medio y un litro de miel por año y por colmena, además de cera, polen y propóleo. Por sus características permiten un manejo racional en sistemas productivos, que de todos modos es distinto al utilizado en la abeja común Apis Mellífera.
Todo esto viene a cuento de que la mil obtenido a partir de las abejas Yateí ha sido recientemente incorporada al Código Alimentario Argentino (CAA), que es una suerte de Biblia de los alimentos en el país, pues define qué se puede producir, comercializar y consumir.
Según una publicación de la Secretaría de Agroindustria, esta miel particular “se consume desde los tiempos precolombinos y presenta un gran potencial para apuntalar la economía de numerosas comunidades rurales del norte de nuestro país”. Es por eso que dicho organismo, que administra el CAA junto con la Secretaría de Regulación y Gestión Sanitaria del área de Salud, dictó la Resolución Conjunta 17/2019 para hacer algo de justicia con este alimento que hasta ahora no figuraba en el Código Alimentario. La miel de yateí fue incorporada como nuevo producto, en el artículo 783 bis del Capítulo X “Alimentos azucarados”.
“La medida permite establecer los estándares de calidad necesarios para desarrollar el gran potencial comercial que posee esta miel, en vista de su creciente demanda y de los altos valores de mercado que puede alcanzar”, señaló el secretario de Alimentos y Bioeconomía, Andrés Murchison.
Para formular esta definición, la Comisión Nacional de Alimentos se basó en reglamentos técnicos de identidad y calidad de miel de abejas nativas sin aguijón de los países de la región, es especial Brasil, y en estudios realizados por el Conicet, por técnicos del INTA Famaillá y de las Universidades Nacionales de Jujuy y Misiones.
Agroindustria estimó que “si bien en nuestro país esta producción todavía no ha alcanzado gran magnitud, la norma actual permitirá impulsar la actividad y asegurar la implementación de buenas prácticas de manufactura a nivel de la producción primaria”.
¿Y cómo se obtiene esta miel? El INTA informó que primero “se deben localizar los nidos en su hábitat natural, luego se debe trabajar para mantener parte del mismo en su sitio original y el resto ser trasladado en cajas racionales a un meliponario, que es el lugar acondicionado para albergar las nuevas colonias”.
Para instalar uno de estos meliponarios se recomienda:
- Ubicarlo en un sitio ventilado y resguardado donde se pueda evitar corrientes de aire y vientos fuertes.
- Tener disponibilidad de agua a 2 o 3 metros del mismo .
- En lo posible, estar rodeado de plantas que ofrezcan néctar, polen y resinas.
- Prevenir y controlar enemigos naturales atraídos por la miel y el polen: moscas, hormigas, abejas, entre otros.
Hay varias ventajas del trabajo con esta especie de abejas nativas frente a las abejas de genética italiana que s eutilizan en la apicultura más tradicional. El mismo trabajo del INTA destaca que, para empeza, no pican. De hecho las Yateí:
- Son dóciles y de fácil manejo.
- El manejo de las colmenas puede ser realizado por cualquier miembro de la familia (niños o personas mayores).
- La producción demanda baja inversión en tiempo y mano de obra.
- Los meliponarios son de bajo costo de construcción y mantenimiento.
- No se requieren equipos e insumos especiales.
- Los productos son reconocidos, con gran demanda local y precios diferenciados.