El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), en conjunto con cámaras empresarias productoras de cítricos, llevarán adelante esta segunda quincena de enero una campaña de concientización sobre la temible enfermedad HLB, para así prevenir su expansión.
El Huanglongbing (HLB) es una bacteria que afecta a las plantas de limón, naranja, pomelo y mandarina, y que se propaga a través de yemas infectadas y por un insecto vector (Diaphorin a Citri).
“Conocer acerca de la enfermedad, su modo de propagación y los cuidados recomendados para que tanto la ciudadanía como los productores lleven a la práctica, son las claves para disminuir su avance”, indicó la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus), una de las cámaras impulsoras de la campaña “Cuidemos Nuestros Cítricos”, enmarcado en el Programa Nacional de Prevención del HBL.
La campaña se llevará a cabo en puntos estratégicos de las rutas argentinas durante la segunda quincena de enero, y “busca hacer un llamado de atención a la población al mismo tiempo que generar conciencia sobre las graves consecuencias que tiene trasladar material vegetal de una provincia a otra, o bien ingresar al país plantas de manera clandestina”.
“Esta simple acción puede poner en peligro la economía de la región, que es el sustento de más de 100 mil familias argentinas”, afirmó Federcitrus.
En el área del NEA se distribuirá material impreso y se responderá preguntas sobre el tema en el paso Uruguay de El Dorado, en Misiones; en ambos extremos del paso Puente General Belgrano, que une Chaco y Corrientes; y en el paso Cerrito de Concordia, Entre Ríos.
En el área del NOA la entrega de folletería y la información se dará en los pasos de La Florida y El Naranjo, tanto en Tucumán como en Jujuy.
El HLB se propaga y transmite entre las plantas a través de un insecto llamado vulgarmente chicharrita: cuando éste es portador de la enfermedad y se posa en una planta sana para alimentarse de la savia se produce el contagio.
Si bien el HLB no afecta la salud de seres humanos ni animales, puede destruir la economía de la región, ya que obliga a la erradiucación completa de los árboles enfermos. Las pérdidas provocadas por la enfermedad -que todavía no posee cura- pueden alcanzar el 40% de la capacidad productiva en menos de cinco años.
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