El presidente de Uruguay Luis Lacalle Pou aprovechó el nuevo contexto regional para volver a intentar reflotar la posibilidad de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China.
Si bien el gobierno uruguayo inició tiempo atrás negociaciones con su par chino para intentar establecer un TLC, el acuerdo venía siendo frenado por los asiáticos para evitar un problema diplomático con Brasil y la Argentina. La postura china era “resuelvan primero sus cuestiones en el ámbito del Mercosur y luego hablamos”.
Pero la victoria electoral de Javier Milei, quien asumirá la presidencia de la Argentina el próximo 10 de diciembre, cambia por completo el panorama porque el libertario indicó en reiteradas oportunidades que no piensa promover relaciones con China ni con Brasil.
Con ese personaje disruptivo de por medio, los chinos ahora vuelven a estar mucho más permeables a hablar con Uruguay sobre un posible TLC, de manera tal de replicar la experiencia chilena (país que cuenta con un TLC con China desde 2006).
Este miércoles 22 de diciembre los mandatarios de Uruguay y de China, Lacalle Pou y Xi Jinping, tuvieron un encuentro en Beijing para celebrar la firma de 24 acuerdos en diversas áreas, uno de los cuales corresponde al ámbito agropecuario.
En materia de acceso a mercado, se habilitó el comercio de nuevos productos agropecuarios uruguayos a China mediante la suscripción de cinco nuevos protocolos sanitarios en áreas tales como la carne bovina (incluyendo los estómagos bovinos), carne ovina, caballos deportivos, cítricos (sumando los limones) y productos acuáticos.
Por medio de un comunicado oficial, se indicó que ambas naciones continuarán “realizando esfuerzos para acelerar la construcción de un Tratado de Libre Comercio (TLC), tomando nota del Estudio Conjunto de Factibilidad para un posible TLC completado recientemente”.
Si bien Brasil no tiene interés en firmar un TLC con China, viene estableciendo alianzas puntuales por sector orientadas a afianzar la relación estratégicas entre ambas naciones.
Al respecto, próximamente Brasil lanzará oficialmente un programa de recuperación de pastizales degradados por medio del cual se pretende recuperar nada menos que 40 millones de hectáreas de áreas de baja productividad del Cerrado brasileño con fines fundamentalmente agrícola. La clave de ese programa monumental es que será implementado en gran parte con inversiones de conglomerados chinos.