José Luis Peter nos cuenta que su abuelo inmigrante se instaló en las islas en 1929. Entonces caemos en la cuenta de que no faltan demasiados años para que su familia desteje su primer siglo en el lugar. Los Peter ya son parte del paisaje característico del delta entrerriano: su padre traspasa los 80 y recién ahora tuvo que dejar de trabajar, pero lo último que hizo hace poco tiempo -en los meses de pandemia- fue reparar casi por completo un barco para el transporte del ganado. José Luis brinda ese servicio a los productores de la región, pero además hace ganadería y forestación dentro de este enorme humedal.
“Siempre en la isla, digamos. No es que nos hemos ido. A nosotros ni siquiera nos corrió en la creciente del 1982/83. No quedamos acá permanentemente”, .
Peter hizo de guía para introducir a Bichos de Campo en esta enorme zona de islas, con cabecera en la ciudad de Villa Paranacito. Fue deteniendo su lancha para que entrevistáramos a diversos habitantes de ese lugar, cuya suerte está muy discutida a partir de la ofensiva del ambientalismo –que recogieron diputados del oficialismo– para legislar sobre los Humedales en la Argentina. Este delta sin duda es de los más importantes: como en aquella gran inundación de los ochenta, el agua marca la vida de todos.
“Yo voy a hablar al final, en el verdadero terreno, en la parte fea”, nos había advertido José Luis, quien nos propuso grabar esta nota en una isla casi virgen, a la que debíamos entrar pisando los rieles de una precaria vía que servía para sacar madera del lugar. Los mosquitos pululaban de a cientos. Pero a José Luis parecía no preocuparle ese detalle: quería que viéramos como era el ambiente natural allí, antes de que interviniera la mano del hombre colonizando la región.
Mirá la nota:
-¿Por qué nos trajiste acá? ¿Nos tomaste odio?
-No, no sin ninguna maldad. Pero bueno, lo venía pensando porque creo que se venía viendo todo de la parte buena y me gustaba que también se lleven un pantallazo de cómo se trabajaba antiguamente. Esto es una vía madre. Esta es una quinta de la ex Celulosa Jujuy, que era una papelera que estaba en en San Pedro y que alguna vez se fundió y se fue de acá, pues se inundaba la zona frecuentemente. Ahí salió a remate y bueno, nosotros la compramos. Esta es una de las quintas a la que no hemos llegado a lograr hacer ningún tipo de manejo de agua.
-Así que este era el viejo delta, previo a que se pudiera sistematizar un poco la producción dentro de las islas.
-Te diría que antes de la década del 90 el mayor porcentaje de las islas eran como esta, al menos en la zona Entre Ríos, sin manejo de agua. Y esto tiene su contratiempo. Acá no podés poner un tractor, no podés poner ningún tipo de máquina. Este campo tiene una superficie de 370 hectáreas. Acá no podés poner haciendo, está para hacer madera nada más.
-¿Entonces aquí no se podrían hacer planteos silvopastoriles?
-No, no, no. El tema es que esto es inundable, no tiene ninguna defensa, no tiene ningún reparo. Nosotros en la actividad ganadera empezamos en el 86, y no había gran diferencia con esto. No nos quedó otra que ir haciendo terraplenes para que la hacienda este a resguardo sobre el terraplén (en caso de inundación) y que no ingrese el agua al campo. Bueno, ahí (habla de la isla donde vive) logramos recién hace 20 años tener un campo que se puede manejar tanto en lo ganadero como en lo forestal como uno pretende. Acá no llegamos. Todo demanda un tiempo y dinero. Cuando podés invertir invertís, cuando tenés que que tratar de afincarse en lo poco que tenés seguro. Y bueno, esto fue quedando…
-¿Pero a vos te gustaría que esto fuese como aquello? ¿Cuál es la diferencia entre aquello y esto?
-Poder controlar el agua que entra y que salga, cuando viene un repunte o una crecida. Esto en principio te permite tener superficie dentro más seca y controlable. Al ser más seca puede transitar desde un tractor del tractor podés hacer un montón de mejoras. Y entonces podés tener todo tipo de actividad.
Según datos oficiales, en el departamento entrerriano Islas del Ibicuy llegó a tener hace unos años un pico de 350 mil cabezas de ganado sobre una superficie total de 410 mil hectáreas (que no son todas de islas). José Luis calcula entonces una carga promedio de 0,85 bovinos por hectárea. Se pregunta: ¿es el techo o esa cifra se puede duplicar?
“Yo te diría que se puede duplicar, porque no sé si habrá un 10% de la superficie de las islas que están sistematizadas y que son productivas”, se responde.
-¿O sea que tenemos un potencial enorme que todavía no lo hemos logrado llevar a cabo?
-Y sí, por supuesto que sí. Siempre y cuando uno controle el agua. Estuvimos viendo un campo hoy que la verdad que compite con cualquier campo de cualquier lado (se refiere a otro establecimiento). Lo que pasa es que bueno, me parece que está faltando de parte del Estado apoyo para este hacer obras. Eso te permite pensar que va a traer más posibilidades de generar producción, ya sea forestación, pero además ganadería y turismo y un montón de otras cosas que atraigan a la gente.
-Esta en algún momento fue una zona muy poblada de gente…
-Sí. Esta zona llegó a tener 11 clubes sociales de fútbol. La verdad que mi papá con un barquito que tenía, juntaba jugadores de fútbol de acá, de la zona y lo llevaba cuando porque había campeonatos. Hoy esa gente no existe más. Pero bueno, lamentablemente hay tanta tierra improductiva que yo creo que con los productores que quedamos en la isla sería imposible poder llevar adelante todo en la producción. Por eso creo que se necesitarían pautas claras como para que vengan inversores y hagan forestación, ganadería, turismo en la costa. Hay cosas que se pueden hacer perfectamente, pero bueno hay mucha incertidumbre con un montón de cosas y la gente no se anima.
Y el proyecto de ley cual es? El título no tiene nada que ver con la nota!
Pónganse las pilas che….
Está muy claro si llegás al tercer párrafo, eso si.
Es que justamente una ley de humedales va a permitir que no se destruyan los pocos humedales remanentes que quedan, para que no se siga controlando el ciclo del agua en los mismos y para que queden en pie esas “tierras improductivas” que el entrevistado menciona. Justamente ese tipo de tierras se quieren proteger dado que son cunas de biodiversidad, de almacenamiento de gases de efecto invernadero, de agua, etc. Etc. ¿Por qué no valorar todos esos servicios y pensar por fuera de la caja alguna vez? ¿Por qué todos los ecosistemas tienen que ser transformados y puestos a producir granos o carne vacuna? No vamos a poder seguir produciendo nada si transformamos todos los ecosistemas naturales que quedan…gracias a su existencia se regulan un montón de ciclos naturales de los que dependemos (del agua, nutrientes, carbono, etc etc).
Estaría bueno que en la nota hagan alguna conexión con el proyecto de ley, sino es una baja de línea sin sentido. Saludos.