La provincia de Córdoba es pionera en el diseño de normativas agropecuarias, muchas de las cuales son luego implementadas en otras provincias o incluso a nivel nacional.
Entre las innovaciones “Made in Córdoba” se incluye un marco legal para realizar aplicaciones (Ley 9164/2004), la receta fitosanitaria en línea, una red de estaciones meteorológicas para permitir la verificación en tiempo real de las condiciones adecuadas para realizar pulverizaciones y el programa de Buenas Prácticas Agropecuarias.
La última incorporación es un programa –coordinado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba– denominado “Integración con la Comunidad”, que tiene como propósito la realización de un relevamiento integral de las zonas periurbanas, de manera tal de que las autoridades municipales cuenten con información útil para gestionar el ordenamiento territorial.
No se trata de una cuestión menor porque en muchas situaciones el crecimiento desordenado de las ciudades termina colisionando con actividades productivas preexistentes que luego derivan en conflictos sociales, judiciales y económicos.
El programa piloto de esa metodología de trabajo –que es llevada a cabo por un equipo multidisciplinario de la Universidad Nacional de Villa María– ya se realizó en los municipios de General Deheza, Corral de Bustos y Adelia María. Y este año se está instrumentando también en Laboulaye y Colonia Italiana.
“El estudio realizado por el equipo técnico de la Universidad de Villa María ya finalizó y ahora comenzaremos a evaluarlo”, explicó el intendente de Corral de Bustos, Roberto Pacheco, a Bichos de Campo. “No podría ser más oportuno porque estamos justo en pleno proceso de elaboración de un plan estratégico para definir hacia dónde y de qué manera va a crecer la ciudad en las próximas décadas”, añadió.
Además de la caracterización de las zonas periurbanas, el programa está trabajando con investigadores del INTA para desarrollar mapas de servicios ecosistémicos en los cuales puedan monitorearse –de manera dinámica– variables hídricas, paisajísticas y de biodiversidad, como puede ser el caso de presencia de insectos polinizadores.
“La disposición de corredores biológicos, con árboles, flores e insectos, es un aspecto fundamental para garantizar que las aplicaciones son seguras cuando se hacen de manera adecuada”, comentó Pacheco.
En ese marco, se estableció un programa, asistido por técnicos del INTA Marcos Juárez, para plantar 5000 algarrobos en sectores del área periurbana de Corral de Bustos, de los cuales ya se plantaron 1500 con la ayuda de un grupo de vecinos de la comunidad.
Una vez finalizado el programa piloto en los cinco municipios cordobeses, el propósito es diseñar una metodología de trabajo extrapolable a toda la provincia.
El municipio de Corral de Bustos es también pionero en el ordenamiento de la gestión de aplicaciones de agroquímicos al establecer en 2008 una ordenanza que determina un área de exclusión de 20 metros del éjido urbano y la obligación de controlar cada pulverización en sectores periurbanos con tarjetas hidrosensibles que verifiquen la no ocurrencia de derivas.
Ese procedimiento es verificado por un técnico designado por el municipio, para lo cual la empresa agropecuaria localizada en el periurbano debe dar aviso de cada aplicación con al menos 48 horas de anticipación.
“No se puede combatir el fundamentalismo con más fundamentalismo. Entendemos la inquietud de los vecinos y nuestro trabajo es generar certidumbre, para lo cual establecimos un marco adecuado”, concluyó el intendente de Corral de Bustos.