Sembrar soja ya no parece tan tentador para los agricultores argentinos, que vienen reduciendo paulatinamente el área dedicada al cultivo sobre todo en la zona central del país, la de suelos más ricos y productivos.
Según un reciente informe de la Red GEA (Bolsa de Comercio de Rosario), en la denominada zona núcleo, en los últimos seis años se dejó de sembrar un 27% del área que alguna vez fue sojera, con un retroceso de 1,68 millones de hectáreas. Se esperan para este ciclo una nueva caída en las siembras, de unas 350 mil hectáreas respecto del año pasado.
“Con esta tendencia es muy probable en la campaña 2022/23 la región núcleo de sembrar la tercera parte de la soja que se hacía en 2015/16” cuando se sembraron 6,2 millones de hectáreas, dijeron los analistas agrícolas de la BCR, que confirmaron esta semana una nueva caída en la superficie sojera estimada del 7%.
“El área quedaría en 4,48 millones de hectáreas” en el área relevada por la Red Gea, es decir, la zona núcleo. A nivel nacional, la superficie sojera había llegado a tocar las 20 millones de hectáreas en la campaña 2015/16, pero luego comenzó a disminuir al igual que en la zona núcleo. Para esta nueva temporada se estima que se ubicará por debajo de las 17 millones de hectáreas.
¿Y cuales son las razones de por qué se siembra cada vez menos soja en las mejores tierras agrícolas? “Los menores márgenes brutos y su peor performance en condiciones ambientales adversas respecto al maíz y el estancamiento de los rindes en los últimos años hacen que la oleaginosa esté dejando atrás su protagonismo en la región y le ceda el paso a las gramíneas”, indicaron los expertos. Luego enfatizaron que “la soja viene en picada”.
La noticia debería ser tomada en consideración por los políticos ya que otro informe de la Bolsa de Comercio de Rosario alerta sobre la importancia que tiene el complejo sojero que explica gran parte de las ventas al extranjero del país.
En el primer semestre del año, en rigor, “las exportaciones mostraron un desempeño excepcional permitiendo más que compensar el aumento de las compras al exterior. Sólo en la primera mitad del año los despachos globales sumaron 35.339 millones de dólares, el mayor valor desde el año 2013 y un 28,3% por encima del primer semestre de 2020. De esta forma, se ha alcanzado un superávit por exportaciones netas de bienes de 6.740 millones de dólares”, dice el informe en cuestión.
Cabe señalar que del total exportado por el país el 70% corresponde a productores del sector agropecuario y agroindustrial. Y de allí, al menos un 75% corresponde a exportaciones del sector oleaginoso.
Ese incremento en las ventas al exterior ayudó además a las cuentas fiscales por el incremento en los ingresos a través de los derechos de exportación: “En el primer semestre de 2021, el Estado recaudó en este concepto un total de 472.141 millones de pesos, un incremento de 189% respecto de igual período del año previo”, se precisó.
“El aumento en los derechos de exportación es de una magnitud casi tres veces mayor al aumento en la recaudación total, lo cual da una idea del impacto que ha tenido la suba de precios en las arcas del Estado”, destacaron los analistas.
El informe de la BCR además resalta la mayor participación de las retenciones sobre la recaudación total. “La recaudación por DEX como proporción del total recaudado por AFIP creció considerablemente en el 2021 y representó el 9% del total de la recaudación, un incrementó de 3,8 puntos porcentuales respecto del 2020″.
Esto sucede en un marco de crisis económica que la Argentina trae desde hace años, que se profundizó con la pandemia y a indicadores macro debilitados, como es el caso del déficit fiscal que el año pasado fue de 6,5%. Por eso se destaca el aporte del agro y no se comprende el maltrato que recibe desde hace años.