El gobernó libertario pretende avanzar en la mejora del monitoreo sobre la faena vacuna y la molienda de trigo, mediante la recuperación de los controladores electrónicos que se montaron en frigoríficos y molinos en el gobierno de Mauricio Macri y que fueron prácticamente abandonados en la gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, tal como informó varias veces Bichos de Campo.
En los frigoríficos comenzaron a recibir notificaciones de parte de la Secretaria de Agricultura, y más específicamente desde la Dirección de Control Comercial Agropecuario (la ex ONCCA) para que activen los controladores de faena en aquellos casos en los que no están funcionando.
Desde diferentes cámaras empresarias como FIFRA, que reúne a las empresas de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos; el Consorcio ABC, que agrupa a los grandes exportadores; o la recientemente creada Cainca, que nuclea a firmas del conurbano bonaerense, se mostraron a favor de la medida y todas dijeron contar con la tecnología exigida.
Hace unos seis años se obligó a la industria a invertir en una tecnología, bautizada en la jerga como “caja negra”, necesaria para transmitir las imágenes de la faena hacia un centro de cómputos oficial. Cada planta gastó entre 10.000 y 15.000 dólares por poner en marcha cámaras y servidores, para poder transmitir la información como exigían las autoridades. La idea oficial en ese entonces era poder controlar en tiempo real que no hubiera faena en negro o achique.
Lo mismo sucedió con los molinos harineros: Matías Canosa, actual titular de esa dirección, ya reunió el pasado 19 de agosto a las cámaras que agrupan esa actividad y les comunicó que la intención oficial es reeditar los controles a distancia. En este caso se trata de los Controladores Electrónicos de Molienda de Trigo (Cemt), que también forzosamente debieron colocar ese tipo de empresas y que combinan una medición de flujo de la molienda del cereal con un control del consumo electrónico, para evitar cualquier maniobra de molienda en negro.
Con el tiempo la cosa quedo en la nada aquella ofensiva inicial. El anterior gobierno kirchnerista desistió de utilizar estas herramientas contra la evasión y la competencia desleal y prácticamente desmanteló en Agricultura el centro de cómputos que debía dar seguimiento a esa información.
Y con Milei las cosas no mejoraron hasta ahora., Cuando Bichos de Campo publicó este año un expediente oficial que confirmaba que la gestión de la ex ONCCA entre 2021 y 2023, a cargo del oscuro contador Luciano Zarich, había desarmado tanto los controles a frigoríficos como a molinos, el ex secretario de Bioeconomía, el decano Fernando Vilella, prefirió despedir a dos abogadas inocentes acusándolas de filtrar ese documento, más que encarar la solución del problema de fondo.
Ahora, el joven Canosa quiere reflotar los controles electrónicos sobre ambos sectores. Es lo que el director de Control Comercial Agropecuario viene comunicando a los operadores de ambos sectores desde la semana pasada.
En el caso de los molinos de trigo, además, el funcionario anticipó que la actualización de los CEMT vendrá también con “un proceso de reajuste interno enfocado en garantizar que los controles agreguen valor a la cadena productiva. Asimismo se está evaluando la posibilidad de permitir competencia entre proveedores de mantenimiento del sistema, para evitar situaciones de monopolio y reducir costos operativos para los molinos”, según lo comunicado por una cámara del sector a sus empresas asociadas.
La aclaración resulta pertinente porque en este caso, Zarich y los funcionarios que lo secundaron permitieron y casi promovieron un sistema de mantenimiento de los Controladores Electrónicos que dejó a la mitad de los molinos virtualmente presos y a merced de una única empresa que instaló esos equipos y que les exigía el pago de un canon bimestral bajo la amenaza de dar notificación a las autoridades si los CEMT no funcionaban.
Este asunto tan controversial también fue instalado por una nota de Bichos de Campo.
Ahora la nueva gestión en la Secretaría de Agricultura que sucedió a Vilella y confirmó a Canosa en su puesto, pretende avanzar en la reimplantación de los controles electrónicos. En el caso de los frigoríficos, la semana pasada los directivos de FIFRA se reunieron con los funcionarios de esa cartera y allí se ratificó la decisión del gobierno de avanzar además en otros aspectos, como la quita de derechos de exportación a la carne de vacas y en la mejora de las condiciones comerciales mediante un nuevo sistema de tipificación de la carne.
Desde esa entidad se manifestó ante Canosa la necesidad de controlar la informalidad en el negocio de la carne, algo siempre vigente en esta y las demás actividades productivas. En el caso de la carne, en escenarios de crisis económica como el actual suelen prosperar los operadores informales que evitando controles sanitarios y fiscales venden luego el producto a menor precio y generan una competencia desleal para los que cumplen las reglas.
Hace unas semanas referentes del sector frigorífico también dijeron que en muchos casos se argumentaba la falta de conectividad para poder transmitir información desde las “cajas negras”, y hasta para pagar el VEP de faena que se requiere al momento de ingresar ganado para su procesamiento.
“Esa excusa es ridícula: un VEP se puede pagar desde cualquier celular, no hace falta tener internet en la computadora. Además, para procesar una tropa la planta requiere de internet para que operen sus sistemas, ya que sin internet no hay frigorífico que funcione”, dijeron referentes del sector que esperan que los controles esta vez sean efectivos.
Estos controles, además, serán claves en el nuevo escenario comercial que dispuso el gobierno. La carne de vaca que se exporta a China ya no paga retenciones, pero la de novillos debe seguir tributando el 6,75%. La diferencia es mucha en un negocio de volumen y con problemas de rentabilidad. Eso podría tentar a más de uno a cambiar “gato por liebre”. Con estos controles se podrían evitar este tipo de maniobras elusivas.