Los productores argentinos están reticentes a vender soja 2021/22 tanto por el hecho de que las perspectivas internacionales de la oleaginosa son claramente alcistas como por la incertidumbre de cuánto van a terminar finalmente cosechando.
Mientras que en Brasil, con el inicio de la cosecha de soja, los valores FOB de la oleaginosa comenzaron a plancharse, en la Argentina, además de faltar unos dos meses para el inicio de la recolección del poroto, crecen las dudas sobre la productividad final de la cosecha de soja de primera luego del “golpe” climático de la sequía que se cortó (tarde) recién esta semana.
La industria aceitera argentina logró comprar por anticipado casi 4,6 millones de toneladas de soja a la fecha, pero las adquisiciones del sector exportador, que no superan las 400.000 toneladas, siguen atrasadísimas.
El factor climático adverso junto con la reticencia de venta por parte de los productores hace que los precios FOB de la soja argentina sigan siendo por lejos los más caros del planeta. De hecho, no es extraño observar que en la jornada de hoy, por ejemplo, mientras que los valores de la soja en el CME Group cayeron, los operados en el argentino Matba Rofex terminaron sin cambios.
En tal contexto la demanda está haciendo esfuerzos por originar mercadería. Con un valor oficial –fijado por el Ministerio de Agricultura– de 521 u$s/tonelada para los embarques de soja 2021/22 realizados a partir de abril próximo, un valor Soja Rosario Mayo 2022 del Matba Rofex de 356 u$s/tonelada (el cierre de hoy martes) contiene un derecho de exportación efectivo del orden del 29%, cuando la alícuota nominal del impuesto es del 33%.
Eso implica que algunos demandantes de soja están ofreciendo “premios” para poder incrementar compras adelantadas de mercadería y no tener que llegar con “la lengua afuera” a la cosecha de soja. Está claro que no quieren sorpresas cuando se observa que la industria aceitera apenas declaró embarques de harina de soja 2021/22 por 370.000 toneladas de soja.
Además de la inestabilidad presente en el mercado argentino, se hace cada vez más difícil prever el impacto en la plaza global de los riesgos geopolíticos presentes en Asia, Rusia y Medio Oriente.
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