Luego de 17 años de restricciones, el presidente, Mauricio Macri, celebró este miércoles en Tucumán el primer embarque de limones frescos a Estados Unidos, acompañado por el gobernador de la provincia, Juan Manzur y el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere.
Este despacho de 30 toneladas, aunque parece simbólico, abre las puertas a otros países para la exportación, y es vital para Tucumán, que es la principal provincia productora de limones del país. A su vez, Argentina es el primer exportador mundial de fruta fresca, jugo y aceite esencial, y el segundo en cáscara deshidratada.
Para que este tan celebrado embarque y todos los demás sean posibles ha sido vital el trabajo de vigilancia e investigación de la histórica Estación Experimental Obispo Colombres (EEAOC) en Tucumán.
Esta venta en particular se concreta en medio de la preocupación de la provincia respecto del HLB (Huanglongbing) o enfermedad del “dragón amarillo”, que aqueja a la citricultura mundial y regional.
La “Chicharrita”, el vector de la bacteria que produce la HLB, para ser controlado, obliga a erradicar las plantas enfermas, lo que trae aparejado serias pérdidas productivas. Esta problemática es objeto de estudio permanente para los técnicos de la EEAOC, y con dos de ellos dialogamos los Bichos de Campo, para entender mejor la situación.
“Tucumán se hizo limonera a partir de la década del ´50, por el virus de la tristeza, que en su momento atacó fuertemente la producción de cítricos, sobretodo de naranjas; y así fue que a partir de la incursión de esta enfermedad, los productores notaron que el limón seguía en pie, por lo cual surgió la apuesta por esta fruta. En la década del ´60 surgió la necesidad de industrialización y en 1971 se concretó la primera exportación de fruta fresca a Marsella, la cual salió de la EEAOC. Desde allí la agroindustria citrícola no paró de evolucionar”, reseñó Hernán Salas, director Asistente y Coordinador del programa Citrus de la EEAOC.
“El HLB fue descubierto en China hacia 1890 y desde ese momento, se ha vuelto difícil de controlar. Es una enfermedad muy peligrosa, y más allá de que hay brotes y focos en varias regiones de la Argentina, en Tucumán por fortuna, no está presente ni el insecto vector (Diaphorina citri) ni la bacteria. En cambio, en Salta y Jujuy está presente el vector pero no la bacteria, pero en zonas del noreste lamentablemente, están presentes ambos, cuyo ingreso se detectó primero en Misiones”, describió Salas.
El especialista dijo que “el problema está mas centralizado en la zona del NEA, pero afecta a toda la citricultura sin distinción de regiones. En Florida, Estados Unidos, la enfermedad ocasionó que produzca el 25% de lo que producía hace 10 años. En Brasil, en cambio, hay mejor control, porque hay distinto enfoque en el manejo. Brasil por ejemplo hace monitoreo y erradicación de plantas enfermas, mientras que en Florida sólo se combate el insecto vector. La realidad es que aún no hay ninguna solución transgénica concreta y efectiva para hacer frente a esta enfermedad”.
No obstante, Salas comentó que “el HLB es una de nuestras principales líneas de trabajo en la EEAOC. Viajamos periódicamente a Salta y Jujuy para seguir la evolución y dinámica del insecto, y monitoreando cualquier ingreso del vector en Tucumán. Nuestro laboratorio es uno de los principales referentes en cuanto a diagnóstico de la enfermedad. Asimismo, el programa Citrus, que nació en 1960 de la mano de José Luis Foguet, es mucho más amplio que el HLB porque tiene una matriz en la cual el mejoramiento genético ocupa un lugar importante. Para que tengan una idea, las primeras liberaciones de los 5 híbridos porta injertos para cítricos en general, salieron en 2005 de esta experimental, lo que da cuenta de un arduo trabajo de 45 años de investigación”.
“La citricultura del NOA se ha profesionalizado mucho, y hay instituciones como ACNOA (Asociación Citrícola del NOA) y AFINOA (Asociación Fitosanitaria del NOA), además del Senasa, que conforman un clúster que participa con un objetivo común, ganar mercados. No olvidemos que ya habíamos podido ingresar a Estados Unidos con los limones, pero por una movida proteccionista de los productores californianos quedamos afuera. No es un mercado que vaya a abosorber grandes volúmenes; hoy Tucumán produce 1.500.000 toneladas, de las cuales 300.000 son las que se exportan, y el resto se industrializa. Sin embargo, esperamos incrementar un 25% la producción, para llegar a las 2 millones de toneladas”, concluyó Salas.
Esto es lo que nos decía Hernán Salas, cuando lo visitamos en la EEAOC:
Gabriela Fogliata es la coordinadora del Laboratorio de Fitopatología de la EEAOC, donde llegan muestras de frutas con sospechas de HLB. “Recibimos muestras de insectos y muestras vegetales de todas las provincias de Argentina. Lo último que recibimos fueron insectos procedentes de Entre Ríos en donde se detectó positiva la presencia de la bacteria. Dentro de las zonas citrícolas, no se detectó el insecto vector ni en Catamarca ni en Tucumán; esto gracias a a un sistema de trampeo que colocó de modo estratégico el Senasa junto a privados. El resto de provincias citrícolas sí tienen el vector, es decir, Jujuy, Salta y las provincias del NEA”, constató Fogliata.
La especialista aclaró que “el insecto en sí mismo no causa ningún daño económico al cultivo; el riesgo reside en que es el transmisor de la bacteria que causa esta enfermedad mortal a los cítricos. La ventaja con la que contamos es que tenemos información previa de otros países que sufren este flagelo. Como experimental, para nosotros genera una responsabilidad enorme detectar un positivo de la enfermedad, porque obliga a erradicar toda la plantación enferma y poner en marcha un plan de contingencia muy exigente de parte del Senasa. Además, somos muy minuciosos en inspecciones, porque puede ocurrir que se de un falso positivo”.
Fogliata explicó que “desde el laboratorio hacemos un fuerte apoyo técnico y de investigación al Senasa, al respecto de todo el proceso sanitario de exportación a Estados Unidos que se viene haciendo desde el año 2000, tanto en enfermedades como en plagas cuarentenarias que son mancha negra, cancrosis y sarna. Para poder exportar, inspectores del Senasa toma muestras a los productores, tanto en el campo como en empaques; de allí las traen a nuestra experimental, y luego se dirigen al laboratorio de zoología agrícola, a la par nuestra, porque la muestra debe estar libre de determinados ácaros para poder proceder a la exportación”.
Esto nos contó Gabriela Fogliata, desde el laboratorio de biotecnología: