El gobierno anunció una rebaja “temporal” de retenciones de siete puntos a la soja, y de 2,5 o 3 puntos para los cereales. La soja pasará de tributar 26% en vez del 33% vigente hasta ahora, mientras que el maíz lo hará con 9,5% y el trigo quedaría en 9%, cuando antes todos pagaban 12%.
Esto debería implicar una suba de los precios pagados a los productores de esos granos, que tienen tanto cosecha vieja para vender como la que está por venir a partir de marzo. En el mercado a término Matba-Rofex, algo de esa escalada empezó a insinuarse este mismo viernes, incluso antes de que se conozca la letra chica de la normativa.
La situación fue celebrada por dirigentes agropecuarios y políticos de diferentes sectores: La lectura es que Javier Milei había prometido bajar las retenciones y comenzó a cumplir. Imposible no festejarlo a pesar de que el ministro de Economía, Luis Caputo, se ocupó de enfatizar que la rebaja será temporal, hasta el 30 de junio.
Por el modo en que se presentó la medida hay elementos que hacen dudar a muchos respecto de que finalmente la rebaja sea tanta como se anunció y si impactará del modo en que debería en los ingresos de los chacareros. Hay antecedentes de esto en los sucesivos Dólar Soja de Sergio Massa, quien establecía un tipo de cambio mejorado por cierto tiempo para incentivar las ventas de granos y el ingreso de divisas del agro al Banco Central. Teóricamente la mejora del tipo de cambio debía trasladarse al productor, pero en dichos operativos, muchas veces éste se quedaba con las ganas de cobrar el precio que le correspondía.
Al final, en retrospectiva, todos los “dólar soja” terminaron siendo un “engañapichanga”
Con ese antecedente, en el caso de la rebaja de las retenciones -que lógicamente se sentirá más en el precio de la soja, donde se recortan 7 puntos- la gran pregunta que se hacen todos es cómo se traducirá esa medida en los precios pagados al productor. ¿Llegará realmente?
Todo dependerá de cómo se implemente la letra chica de la medida, porque no son los productores sino los exportadores los que tributan las retenciones al momento de realizar cada embarque o de registrarlo ante la Secretaría de Agricultura mediante una DJVE (Declaración Jurada de Ventas al Exterior) son las agroexportadoras, una veintena de empresas que forman parte de Ciara-CEC y concentran el 40% del total de divisas que entran a la Argentina.
¿Trasladarán linealmente las exportadoras la mejora teórica de precios a los productores? Esa era la pregunta del millón en el sector. La respuesta era difícil de saber, porque desde el mismo sector exportador las fuentes consultadas decían que necesitaban conocer la letra chica del decreto que anunció Caputo y su secretario de Agricultura, casi un convidado de piedra, Sergio Iraeta.
“La medida fue imprevista, hasta para los mismos funcionarios de Economía. Si bien se venia hablando de bajas, recién anoche empezaron a escribir el decreto, esperemos a verlo el lunes, porque no seria idéntico a los decretos del Dólar Soja y eso puede generar muchas dudas en el mercado. Veremos”, dijeron a Bichos de Campo fuentes del sector exportador, que recién este viernes fueron convocadas por los funcionarios de Caputo a discutir sobre la implementación de esta medida.
Siempre en teoría, porque finalmente el que actuará y definirá las cosas será el mercado (los productores no están obligados a vender si el precio ofrecido no los satisface), la soja debería subir a los productores cerca de 30 dólares por tonelada. Según cálculos del productor Silvio Montenegro, al tipo de cambio exportador (1073,7 pesos) eso equivale a un aumento desde los 290.000 pesos actuales a 322.211 pesos, lo que implicaría una mejora del 11%. ¿Será?
El hecho de que la rebaja sea temporal hasta junio es el primer dato que conspira contra ese objetivo, porque seguramente incentivará la venta de soja por parte de los chacareros, para calzar en la ventana de oportunidad que se abre con esta medida. Muchos hablan de efecto “puerta 12”, en el cual el alto volumen de ventas -tanto de la soja vieja como la de la nueva campaña- tenderá a deprimir los precios.
Pero hay otros factores a tener en cuenta. Por un lado, la decisión del gobierno de reducir de 2 puntos porcentuales a 1,5 puntos el diferencial de retenciones entre el poroto de soja y sus subproductos, que determina finalmente (en un contexto de baja) una mayor presión fiscal sobre la industria aceitera, y reducirá su capacidad teórica de pago.
Pero el dato que abre mayor incertidumbre sobre la evolución de los precios es el condicionante que impondrá Economía -por vía de una DJVE opcional- para acceder a la rebaja de retenciones a las exportadoras: se condicionará ese beneficio a que acepten anticipar sus liquidaciones ante el Banco Central a un plazo exiguo de 15 días, lo que volverá a transformar al sector (como ya sucedía con el Dólar Soja de Massa) en una suerte de financista de la autoridad monetaria.