Al mediodía del miércoles 4 de agosto, Roberto Suárez, desde el Diario Jornada de Mendoza, llamó al escritor Rodolfo Braceli en Buenos Aires para avisarle que esa mañana, su amigo Jorge Sosa, el autor de la canción “Tonada de otoño”, más conocida como Otoño en Mendoza, con 75 años de edad acababa de fallecer en esa ciudad donde se había aquerenciado de joven.
Roberto le pidió a Rodolfo que escribiera algo en su homenaje y éste así lo hizo: “Reacciono puteando a la muerte. Otra vez ella, sin pedir permiso”.
Y continuó en un diálogo con ‘el Jorge’: “Flor de broma te mandaste -le digo-. Jorge, podrías haber avisado. Ni siquiera esperaste un otoño más, otro otoño en Mendoza. Decime, Jorge, ¿la Negra Mercedes (Sosa) te estaba esperando junto con Tejada Gómez y Bustelo y Marianetti y los otros compadres del horizonte?”
Alguien escribió con humor (en Alternativa Teatral) que Jorge Luis Sosa había nacido en Zavalla, provincia de Santa Fe. En busca de un futuro con buen pasar económico se fue a estudiar ingeniería en petróleo a San Juan y luego, a Mendoza, donde se quedó para siempre. Pero “por suerte para la ingeniería, no se recibió. Es más, se fue de la Facultad aplazado por él mismo”.
“Comenzó a trabajar en LV6 Radio Nihuil, con un grupo de irresponsables inscriptos. Así vinieron: ‘Los habitantes de la Noche’, ‘Jornada’, ‘Fiesta’, ‘Sol arriba’ y otros tantos programas más… Ganó algunos Martín Fierro, luego de lo cual se metió en la tele para molestar al mediodía y a la noche con sus monólogos”. Tiene varios libros escritos (fueron 14: ‘Confidencias”, ‘Los hombres de San Martín’, “Viaje al nacimiento de las nubes”, etc.) inclusive algunos que han sido leídos y todo”.
Transcribimos parte de un diálogo que el Diario Los Andes tuvo con Jorge:
-¿Cómo ingresaste en el mundo cultural?
-Yo participaba de una lista que había ganado las elecciones del centro de estudiantes de la facultad y me había tocado el cargo de secretario de Cultura. Así fue que comencé a tener contacto con distintos estamentos de la cultura de la provincia. Luego de eso ingresé al Coro de la Universidad.
-¿En tu familia había muchos escritores?
-Todos eran escritores. Pero mi padre principalmente. Él era locutor de una emisora de radio y muy estudioso de la cultura de Argentina y de América en sí. Y además era director de escuela.
-Cuando creaste el tema “Otoño en Mendoza”, ¿pensaste que iba a ser tan importante?
-No. En realidad, lo hice un día de abril que iba a tomar un micro a la Terminal. Ese día las montañas se veían azules, el cielo iba desde celeste hasta naranja y los árboles estaban amarillando. Ahí me dije la frase “no es lo mismo el otoño en Mendoza”. Cuando llegué a mi casa me senté a escribir y fue como si me la dictaran. Desde la letra inicial hasta el punto final. Ahí se la di a Damián Sánchez y él la cajoneó. Esto fue en 1978 aproximadamente. Dos años después, en un asado, Damián me preguntó si recordaba la poesía de otoño que había compuesto y la verdad es que no me acordaba. Pero se levantó, me dijo que la había hecho tonada y me la cantó. Para mi era una tonada más. Pero el intérprete, que era Pocho Sosa (en la foto), estaba ahí y se dio cuenta de que el tema estaba muy bueno. Nos dijo que no teníamos idea de lo que habíamos compuesto.
-Pero fue un gran éxito…
-A los dos años de eso comenzamos a hacer un espectáculo en conjunto con Pocho. E incluimos el tema. Y nos empezó a causar sorpresa cómo la gente lo cantaba. Esa fue la confirmación de que era un éxito. La verdad es que el tema nos pasó por encima. Fue elegido, en una encuesta del Diario Los Andes, como la canción mendocina del siglo.
-Tuviste una gran relación con Mercedes Sosa…
-A Mercedes la conocí a través de Pepete Berti, que era su guitarrista. Él le pasaba nuestros temas a ella. El primero que grabó se llamó “Marrón” y también “Hermano dame tu mano”, que aquí no es tan conocido. Pero es una canción muy famosa. Con “Hermano…” y “Otoño en Mendoza” ganamos un premio Grammy junto a Mercedes. … Compartimos mucho con ella. De hecho nos tratábamos de ‘pariente’ por tener el mismo apellido…
-¿Cuándo comenzaste a hacer monólogos en televisión?
-Los primeros los hice en el canal de cable Aconcagua. Luego de eso me fui a Buenos Aires a dirigir la revista Billiken y a mi regreso a Mendoza comencé en Canal 9. Originalmente eran al mediodía antes del noticiero. Después cambiaron a la noche y llegamos a hacer hasta dos monólogos por día. Creo que esa fue mi mayor trascendencia. Me gustó mucho hacer televisión de esa manera. De todos modos, si comparamos los medios, me gusta mucho más la radio. Es mucho más caliente. La tele es fría. Pero la televisión ha hecho que me conozca mucho la gente. Voy por la calle saludando todo el tiempo y en el interior de la provincia sucede mucho más.
-Y te convertiste en un mendocino más…
-Yo me considero mendocino. Jamás voy a renegar del lugar donde nací. Pero aquí me han pasado muchas cosas muy buenas.
-¿Alguna vez imaginaste que podía sucederte todo esto?
-No. Mi ambición era escribir y por suerte lo hice y lo sigo haciendo. Y creo que esa ambición me fue llevando a otros sitios.
-¿Qué es lo que más disfrutás de tu día a día?
-Escribir e ir a la radio son mis dos grandes pasiones.
Esto también escribió Braceli, de Jorge: “¿Cómo es posible que los santafecinos lo hayan dejado ir? El caso es que Mendoza desde hace años se viene beneficiando a rajacincha como consecuencia de esta distracción, de este garrafal descuido de los santafecinos”…
“Un tipo así de diverso, en sus dones, no se consigue todas las décadas. …la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza lo ha declarado, ¡por fin!, Ciudadano Ilustre,…: es periodista, actor, cantante, monologuista, hacedor de minibiografías, escritor, poeta, letrista multiplicado por las canciones, contador de la historia provincial traspapelada por el olvido o por el ninguneo… hace con igual destreza periodismo gráfico, radial y televisivo… Al compás del mate en la radio, y …de un cafecito en la peatonal. Pienso que al Jorge Sosa le hubiera alcanzado con ser autor de una sola canción, “Otoño en Mendoza”, para justificar su paso por estas viñas…”.
Finalmente Braceli se dirige a él: “Brindo con luminoso vino oscuro, por la tenacidad de tu entusiasmo. A las calles se les pone nombre, eso mismo debiéramos hacer con las acequias. Alguna laaaarga acequia mendocina deberá llevar tu nombre, Jorge Sosa… Mientras tanto, ahí va, Jorge, este besito en tu incansable y prodigiosa mollera”.
No se pierdan su monólogo “Reivindicación del poto” (cola, en mapuche) ante estudiantes de Comunicación Social en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNCuyo, en 1993: