Patricia “Pato” Gorza decidió volver a vivir al campo, cerca de la ciudad cabecera de 9 de Julio, siguiendo la senda ganadera que le heredó su padre. Fundadora y referente del Movimiento de Mujeres Rurales Argentinas, fue distinguida como Líder de la Ruralidad de las Américas por el IICA en 2023. Pero la ruralidad la sufre, le pesa. A través de su vida ya sufrió tres grandes inundaciones en esa región y una cuarta vuelve a acecharla. A ella, a sus hijos, y a sus vecinos productores, por los que ha decidido dar pelea.
Pato hizo de guía a un cronista de Bichos de Campo por las zonas anegadas de su partido, ubicado a unos 265 kilómetros del obelisco. Denunciar el estado de abandono de la red de caminos rurales por las cuales los productores pagan caras tasas viales ha sido una tarea constante que Gorza se autoimpuso desde marzo de 2025, cuando la vida en la ruralidad volvió a complicarse para ella y todos sus vecinos. “Volvió” es la palabra adecuada, porque el de las inundaciones es un fantasma recurrente con el que esta mujer convivió varias veces durante toda su vida.
“Esta es mi cuarta inundación con características que hacen que complique la producción, complique la vida, aunque hay algunas puntuales que no las contamos. De las grandes esta es la cuarta”, se presenta Pato, cuya historia está cruzada por esta recurrente convivencia con los excesos de agua.
Mirá la entrevista:
-¿La primera inundación a qué edad la sufriste?
-Tendría 8 años, 1987.
-¿Te marcó la vida?
-Me cambió la vida, sí, y a partir de ese momento tengo como un tema muy particular con las inundaciones, porque para mi familia significó el desarraigo. Fue cuando tuvimos que irnos del campo para ir a vivir a 9 de julio.
-Debes haber visto a tus viejos sufrir, me imagino.
-Sí, bastante. La memoria es selectiva, entonces hay muchos momentos muy dolorosos que uno va olvidando. Pero cuando te pasan estas cosas, vuelven muchas imágenes. Y decís, pucha, esto, esto, esto, esto… Fueron años muy difíciles. Mi hermana y yo éramos pequeñas Entonces nuestros padres se encargaban de que todo pareciera un juego. No sé, abrir 20 tranqueras, pasar por adentro de los campos de todos los vecinos. Nos hacían cococho para cruzar. ¡Qué divertido! ¡Está todo lleno de agua! Pero era una situación compleja…
-Sobre todo si se repite…
-Después la volví a vivir en el 2001, y ahí ya no era un juego Yo estaba embarazada de uno de mis hijos y me prohibieron ir al campo. Esa inundación fue, teóricamente, la más grave en la historia del Partido 9 de Julio. Había pasado algo similar en 1924, pero sin tanto registro Ahí, por segunda vez, vivía mi papá en el campo y fue expulsado Tapiar la casa, levantar los muebles, irse por segunda vez.
-¿Y la tercera inundación?
-Después tuvimos una muy breve en el 2012, que fue compleja desde el punto de vista de los caminos, sin tanta agua en los campos.
Así llegamos a esta, la cuarta inundación que sufre Gorza, que insistidora ha decidido volver al campo. En esta ocasión, hay un condimento que alarma y es común en todos los testimonios: que se podría haber evitado tanto impacto en la zona si hubiera existido un correcto mantenimiento de los caminos, de los canales, y de todas las obras que se hicieron justamente por aquellas primeras inundaciones.
“Tené en cuenta que veníamos de tres años de seca muy severa, con todos los cañadones secos, los bajos secos, los canales secos, con la napa allá, casi en el infierno. Entonces los primeros 300 milímetros que llovieron pasaron totalmente inadvertidos, porque se chupó todo. Recién ahora están empezando a tomar nivel las lagunas históricas, los bajos importantes. Entonces el problema es que 9 de Julio no necesita más obras de la que tienes”, define Gorza de entrada.
Y completa: “Estamos en una zona plana, con una pendiente muy baja. No hay río, no hay arroyo, no hay nada natural acá. Todo eso empieza a partir de Bragado Entonces, todo el agua para que escurra tiene que ir a través de los canales ¿Los canales están? Sí, pero los canales están sucios, rotos, las alcantarillas tapadas. Hay tantas plantas en algunos canales, tantos años, que no circula el agua. Tenés montes de acacia negra a la vera de los canales”.
Patricia tiene claro que la infraestructura para el desagote delas aguas está colapsada por la falta de mantenimiento de todos estos años. Entonces “colapsa todo y las calles se convierten en canal. El agua busca siempre busca, por algún lado va a ir. Pero no circula por los canales, circula por la calle”.
“Entonces hoy lo que tenés es un partido de 425.000 hectáreas totalmente colapsado, con una red vial inexistente. . Es totalmente desidia, abandono del mantenimiento de los canales y de los caminos, que tienen un montón de fallas”, exclama la productora.
-¿Como ve a la política frente a esta evidencia?
-Hay una disociación muy grande entre lo que nos pasa en la ruralidad y lo que ellos creen desde el Palacio Municipal que está sucediendo. Hay una minimización constante.. No es para tanto, no es tan grave. Cuando la cosa se complica la culpa es que llovió un montón Pero para mí es inadmisible: no tenemos que permitir que nadie le eche la culpa a las precipitaciones de esta situación. Porque son situaciones evitables.
Gorza, a ojímetro, calcula que menos del 20% de la población de este partido bonaerense sigue viviendo o en el campo o en los pueblos más chicos, satélites de la ciudad cabecera donde se acumula la mayor parte de los 50 mil habitantes. Pero ella sabe que los coletazos de esta inundación les van a llegar a todos ellos. “La ciudad lo va a sentir. Somos un distrito que vive y tracciona a través de la producción agrícola ganadera, con muy poca industria. El comercio local depende del flujo económico que brinda el campo y el empleo estatal. No hay otra cosa”, explica, antes de preanunciar que “un poquito más tarde, pero va a haber cadena de pago cortada”.
-¿Y qué pasa hoy con los productores?
-Hoy lo que pasa con los productores es que hay pérdida. Ya hay cosecha que no se está pudiendo levantar. Y el que la pudo levantarla tiene que embolsar y no la puede comercializar, con lo cual plata física para cumplir compromisos no vamos a tener Y esto hasta noviembre, porque zapaz que en noviembre podamos empezar a circular si el tiempo nos ayuda.
-¿Hasta noviembre?
-Por ahí hacen un arreglo antes y es para tránsito liviano, porque si vos pasas con un camión con 15 mil kilos, el camino se abre, pasa el primero pero el segundo se encaja. Y el tercero no pasa. Eso va a ser así hasta noviembre.
-¿Las otras inundaciones no han sido mucho peores que esta?
-En el 2001 esto era un océano. Realmente era un mar. Se tuvo que hacer un talud de tierra para proteger el casco urbano en la ciudad de 9 de Julio. Estamos re lejos de esa situación. Y sin embargo en ese momento Había algunos caminos troncales transitables. Hoy no. La red vial está detonada y eso es porque hay 20 años de desidia.
-Vos vivís en el campo. Decidiste volver a pesar de aquel espanto infantil del exilio hacia el pueblo. La cotidianidad ahora se debe hacer muy difícil.
-Cambian muchas cosas. Cambia la vida social. Nosotros ahora estamos entrando y saliendo lo mínimo Indispensable, una vez por semana o cada 10 días. No es que no podés entrar y salir. Podemos. Pero rompemos las camionetas y eso tiene un costo. Y la vida cambia porque al no salir tanto, te dejás de vincular con mucha gente. Creo que hay un impacto real en las personas, el impacto que tiene en la vida de cada uno de nosotros y en la salud mental. Desde los chicos que no pueden ir a la escuela, ese lugar para socializar. Hasta una persona adulta, como yo, que decís tengo un cumpleaños No, no voy ¿Por qué? Porque si voy y me encajo de noche, ¿quién me saca de acá? ¿Por qué voy a andar haciendo esto?
Patricia desde hace varios meses convive con el agua en el campo, a 10 metros de la ventana de su habitación. Desde allí ve un monte frutal que ya está inundado desde el 5 de marzo. Y ella está convencida de que todos esos árboles finalmente se van a morir, por exceso y no por carencia. Su padre los plantó allí luego de otra gran inundación, convencido de que no iba a suceder algo así nunca más. Se equivocó.
“Entonces todo ese proyecto de vida que vos hacés: Acá voy a poner esto, acá voy a poner aquello, se te va al demonio. Entonces esa cosa de que ¡qué lindo vivir en el campo! ingresa en duda. Es hermoso vivir en el campo Yo lo elijo a pesar de esto. Pero qué duro y qué difícil es poder planificar. Mis hijos me dicen que estoy loca. Es imposible que nosotros podamos seducir a la juventud para que produzca y genere valor agregado en estas condiciones”.