La baja rentabilidad que enfrentaron durante varios años los productores de peras y manzanas en el Alto Valle sin dudas favoreció la reconversión productiva de muchas chacras. El retorno de la producción de forraje en la zona, así como el cambio hacia la producción de otras frutas de mayor valor, son una expresión de ese escenario. Pero hay un tipo de reconversión en particular del cuesta mucho volver: la colocación de un pozo de gas.
“Hace diez años más o menos, frente a un realidad donde la fruta no rendía y era difícil mantener la producción, muchos productores decidieron acordar con las petroleras la ocupación de algunas hectáreas para establecer pocos de gas en la zona, en función de los estudios que esas empresas habían hecho”, contó a Bichos de Campo Verónica Signorelli, productora frutícola de Allen que trabaja junto a su marido hace más de 30 años en el lugar.
Mirá la entrevista:
Si bien ella fue una de las que recibió una oferta para desprenderse de parte de su campo, el matrimonio no accedió ya que viven dentro de la chacra. Esto sin embargo no frenó a la petrolera, que terminó por instalarse a 200 metros del lugar, en la finca de un vecino.
“Hay casos donde compraron tierras y otros en donde pagaron un alquiler. En aquel momento, lo que ofrecían como pago era lo que te da una hectárea de fruta por año. Y su instalación implica que el cuadro en producción tiene que quedar limpio. Ellos después colocan calcáreo, es decir que queda como si estuviera cementado, y vienen a hacer las perforaciones y demás trabajos”, indicó Signorelli.
Y a continuación añadió: “Sería muy difícil recuperar ese suelo para volverlo a poner en producción, porque había que remediarlo y no sé hasta qué punto eso se puede lograr. Hay que sacar el calcáreo, recuperar la materia orgánica del suelo. No es algo tan fácil”.
Si bien en la superficie es difícil notar algún efecto negativo de estos pozos sobre la producción, para la fruticultura lo que pasa debajo es un completo misterio.
“Hay productores que tienen perforaciones de agua para riego que antes estaban a ocho metros de profundidad y ahora están a doce metros”, alertó.
A eso hay que sumarle el constante tránsito de camiones y otros vehículos por las calles internas del lugar, que en muchos casos afectan a las plantas más cercanas a los cercos por la constante voladura de tierra.
“La petrolera en realidad trata de no molestar, por así decirlo, y riega las calles pero no es suficiente. El año pasado tuvimos una tormenta de granizo que nos llevó el 82% de la producción, y decidimos colocar una malla a través de un crédito. Eso resultó estratégico también para proteger a las plantas del polvo de la calle, que de hecho ya está marrón”, señaló Signorelli.
-¿Quién se hizo cargo de los problemas en las perforaciones de agua que se registraron? ¿El Consorcio de Riego se encargó de remediarlo?-le preguntamos.
-Lo que pasa es que no se puede probar. ¿Cómo comprobás que la perforación de agua descendió cierta cantidad de metros y la culpable es la petrolera? No hay manera. Tendría que haber estudios donde diga si realmente lo que ellos están haciendo abajo de la superficie nos complica a nosotros y a nuestra producción. Hay estudios para identidicar los pozos pero no los efectos.
-¿Realizaron algún tipo de movilización frente a esto los productores?
-Hace diez años, cuando la petrolera estaba fuerte y hubo como una invasión, sí, nos pusimos firmes. También hay que entender que te ponés en contra de un par tuyo porque vos no sabés la realidad que tiene el otro productor. Por ahí él se ve obligado a alquilar o a vender porque no tiene otra salida. Y las cámaras de productores ahora están muy disgregadas. No es tanta la unión que tenemos.
-¿Tienen algún apoyo de las autoridades?
-Mucho no apoyaron a los productores. Quizás pesa más lo que el petróleo da que lo que da la producción. Yo creo que se podría convivir siempre y cuando a la petrolera la controlaran más sobre qué cosas está haciendo. Nos pasó el caso de una comunera que tenía un túnel por abajo y se derrumbó, por lo que no teníamos agua y el riego es vital para nosotros. Ahí tuvimos que hablar directamente con la petrolera. Ellos lo arreglaron, porque su intención no es confrontar, pero estás solo. No es que llamas a alguien para que te de una mano y mueva hilos arriba tuyo.
-¿Y ustedes pueden beneficiarse obteniendo gas de red?
-No, no tenemos gas natural. El gas que sale de los pozos no es el domiciliario. Según lo que nos dijeron, nuestro gas sería “el rural”, que supuestamente es diferente al resto. Pero evidentemente no somos de peso porque nunca se aplicó el proyecto. Nuestra calefacción acá es a leña.
-¿Cuál es el norte que se ponen vos y tu marido para seguir adelante con esta producción?
-A nosotros la chacra nos apasiona así que vamos a seguir. Hemos seguido en malísimas como el año pasado, donde toda la fruta se fue a industria, donde tenés que volver a hacer todo lo mismo con una entrada muy chiquitita. Y sin embargo hoy tenemos la malla. Accedimos a un crédito para ponerla y en el norte está seguir produciendo fruta de calidad. El objetivo siempre es ese.