La industria aceitera argentina va camino a experimentar un escenario extremadamente desafiante ante la imposibilidad de acceder a partidas de soja que permitan asegurar un nivel crítico de actividad hasta el ingreso de la nueva cosecha en abril de 2024.
Luego de la finalización del régimen cambiario especial del “dólar soja 3”, que culminó en mayo pasado, los volúmenes comercializados de poroto en el mercado argentino se derrumbaron ante la falta de incentivos.
A fines de julio pasado el gobierno nacional, que mantiene intervenido el tipo de cambio oficial en un nivel artificialmente bajo, implementó un dólar especial de 340 $/u$s para el maíz, el girasol, el sorgo y la cebada, pero dejó afuera del mismo a la soja.
“En el segundo tramo del año estamos enfrentando nuevos desafíos: el flujo de ingreso de soja importada sigue vigente, pero es más limitado”, indicó este viernes Jaime Acuña, jefe de la división de Soja de Cofco Argentina, durante un evento en vivo organizado en Twitter por Javier Preciado Patiño de RIA Consultores.
Si bien en el primer tramo de 2023, debido al muy competitivo precio de la soja brasileña, hubo condiciones para que las fábricas aceiteras argentinas puedan originar mercadería de ese origen ingresada al país por medio de buques, las relaciones de precios ahora hacen inviable esa operación.
Hasta el momento la industria oleaginosa argentina adquirió 10,2 millones de toneladas de soja en el mercado interno y va camino a importar –mayormente de Paraguay y Brasil– otras 10 millones de toneladas más. Pero faltan originar al menos 5,0 millones más para poder garantizar un nivel de actividad mínimo.
“La venta de soja por parte de los productores argentinos depende de medidas del gobierno y no vemos una decisión en ese sentido en lo inmediato”, indicó el trader de Cofco.
En ese marco, Acuña dijo que la expectativa de una molienda de soja argentina de 25 a 26 millones de toneladas en el ciclo comercial 2022/ 23 “está en riesgo” por falta de mercadería suficiente, a menos que ocurran ciertos “factores extraordinarios” que, por el momento, no se avizoran en el horizonte.
Por su parte Fernando Correa Urquiza, jefe de Oleaginosos de LDC South Latam, coincidió con su colega de Cofco en las dificultades que enfrenta la industria aceitera argentina.
“La mayor parte de la cosecha paraguaya de soja ya ha sido comercializada y estamos esperando el arribo del último tramo de su oferta exportable (2022/23); no se puede esperar mucho más de ese origen”, resaltó. “La importación de soja de Brasil por buques ya se interrumpió porque los márgenes de esa operación son muy desfavorables”, explicó.
Correa Urquiza dijo que eventualmente, en caso de sigan sin presentarse condiciones para que los productores argentinos vendan el remanente de soja 2022/23 que tienen aún en sus manos, existe la posibilidad de importar poroto de EE.UU. para luego exportar aceite de soja hacia ese destino.
Para que eso suceda, el valor FOB del poroto estadounidense debería ubicarse en un nivel bastante más bajo que el actual de manera tal de poder aprovechar el diferencial de precio existente del aceite de soja en EE.UU. (el cual es producto del fuerte impulso que está registrando ese insumo en ese país para la elaboración de biodiésel). “En caso de poder presentarse esa posibilidad, se trataría más bien de un flujo comercial de carácter energético”, manifestó el trader de LDC.
Para el nuevo ciclo, que comienza en abril del año que viene, Correa Urquiza dijo que es más optimista con una cosecha argentina esperada en un rango de 45 a 47 millones de toneladas.
Digamos la verdad, con los controles que hay ahora se les termino el curro, no pueden seguir llevado soja argentina a Paraguay en barcazas y luego entrarla como si fuera importada de ese pais para que el banco central les gire los dólares a Paraguay
Se les acabó la era mafiosa, a “juntos #X el #daño
adios #macrismo, #la_Maldición_para_ARGENTINA.
DIOS ES GRANDE
SERGIO TOMAS MASSA✌️
PRESIDENTE 2023/2027.
Q.E.P.NO.DESCANSES, MALDITO #macrismo.