Bichos de Campo acaba de presentar un programa de TV dedicado a la crisis de una economía regional clave de la Mesopotamia: la que produce cítricos dulces. Un productor entrevistado en el norte de Entre Ríos nos decía que si se pudiera asegurar que llegaran a ellos solo 2 pesos más de los que paga el consumidor por kilo de fruta, se les duplicaría de inmediato los ingresos actuales y podrían cubrir los costos de producción y hasta tener algo de ganancia para reinvertir.
Este sencilo diagnóstico está en linea con lo que viene diciendo, mes a mes, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en su capítulo de Economías Regionales. La entidad mide la distancia que existe entre lo que cobra el productor y lo que paga el consumidor por una canasta de productos agropecuarios. Con esas información va confeccionando un índice que siempre muestra lo mismo: buena parte de lo que el productor necesita para sobrevivir está en la cadena de intermediación. El problema es que no le llegá.
Este mes, como si hubiera estado premeditado, resultó ser que los cítricos (mandarina, naranja y limón) son, según esta medición de la CAME, los productos que muestran mayor distorsión, al mostrar la distancia más grandes entre los precios al productor y los que paga el consumidor de estas tres frutas. Dice que el consumidor, por ejemplo, pagó hasta más de 13 veces del valor que recibió el productor por la mandarina. Para redondear en el limón la brecha fue de 12 veces y en la naranja de 11 veces.
Para volver al razonamiento del principio, la CAME detectó que los productores de mandarinas cobraron en agosto pasado 2,8 pesos por kilo. Pero ese mismo kilo, ya en las ciudades, se pagaba 36,6 pesos. El razonamiento del productor era que si 2 de esos casi 37 pesos derramaban en precio al productor, estos casi que duplicarían sus ingresos sin tenr necesidad de aumentar los precios al consumidor.
Este es el listado de todos los productos relevados por CAME:
En promedio, según este medición, el mes pasado los consumidores pagaron 5,6 veces más de lo que cobró el productor por los productos en la tranquera de sus campos, cuando en julio la diferencia fue de 5,15 veces. Hay muchas dispersiones: mientras en la mandarina la brecha fue de 13,3 veces, en la frutilla fue de 1,73 veces.
En le promedio, la participación del productor en el precio final se mantuvo prácticamente estable, apenas bajó 0,3% a 23,6% promedio, desde el 23,7% el mes anterior.
Mirá el programa especial de Bichos de Campo sobre la economía citrícola: