Por Matías Longoni.-
La noticia de hoy es la de la mandarina envenenada. Un oprobioso nuevo caso de mala praxis en el sector agropecuario.
No es cuento: acá no hay una bella durmiente ni una reina malvada. Es una mandarina a la que le inyectaron un agroquímico llamado carbofuran, que antiguamente se utilizaba para la desinfección de semillas o como insecticida en los suelos. Su uso estaría prohibido en citrus desde hace rato. ¿Se entiende? Hay un productor o algo parecido que lo utilizó a pesar del peligro que suponía. Supuestamente la siguió utilizando (¿él solo, o hay muchos?) para espantar los pájaros de su lote, asustarlos. Pero pasó una niña.
El diario La Nación cuenta que en el marco de la causa que investiga la muerte de esta niña de 12 años, en la localidad correntina de Mburucuyá, el fiscal Osvaldo Ojeda informó que la autopsia reveló en el cuerpo de la nena rastros del pesticida Furadán, que es una marca comercial del carbofuran. Dice el diario que es un “agrotóxico que está prohibido en el país por su grado de toxicidad”. No hay detenidos, ni imputados ni nada por ahora.
Solo un cuento que se repite y que termina mal. En las redes sociales los productores que hacen lo que se debe ahora se quejan de la falta de controles adecuados del Senasa, pero ya es tarde. La nena que comió la mandarina envenenada muerta está.
Es el mismo Senasa que…
A partir del 30 de Septiembre, el Senasa deberá dejar de caratular expedientes en papel, para hacerlo como “Expediente Electrónico”.
— Matías Longoni (@matiaslongoni) September 19, 2017
El mismo Senasa que acaso alguna vez dentro de no mucho tiempo deberá controlar los alimentos artificiales que por estas mismas horas tienen asombrado al productor agrícola y ex directivo de AACREA, Santiago del Solar, que anda de gira por el Sillicon Valley y se ha convertido en un cronista impensado de la agricultura del futuro para el mismo diario La Nación.
Cuáles son los alimentos "imposibles" que en Silicon Valley son "inminentes" https://t.co/uuU8R9vR3R vía @LANACION
— Matías Longoni (@matiaslongoni) September 19, 2017
“Hay empresas que crean sustitutos vegetales de la carne animal. Caso emblemático es la ya famosa hamburguesa de Impossible foods, que probé. Tiene textura y sabor bastante similar a una hamburguesa de carne vacuna. Desde ya que sobre gustos hay más de una opinión. Pero lo cierto es que hay muchos millones invertidos y por invertir en lograr que la “carne” vegetal se parezca cada vez más a la carne real. Y yendo más lejos aún, existen ya impresoras biológicas 3 D que producen en base a células animales multiplicadas en laboratorio “cortes” de carne vacuna y pollo. Alimentan las células animales originales con proteínas vegetales, y logran la biomasa necesaria para posteriormente, vía una impresora biológica 3D moldear el producto final símil pechugas de pollo, carne vacuna o bien cortes del popular Wagu con el veteado visible”.
Las crónicas de Del Solar nos recuerdan a una novela de Julio Verne, anticipando sin dudas lo que definitivamente va a venir. De lectura imperdible, marcan el fuerte contraste entre esa producción futurista y la historia de la nena que se murió por comer con inocencia una mandarina envenenada con un agroquímico de la vieja agricultura.
Otra noticia, en el diario La Capital, nos cuenta que en Entre Ríos se está poniendo en marcha un inédito juicio por una “fumigación” sobre una escuela rural, el primero de este tipo en esa provincia. El hecho ocurrió en diciembre de 2014 en Colonia Anita. Y ahora los Tribunales de Concepción del Uruguay buscan establecer las responsabilidades del dueño del campo, del piloto y de la empresa de aviación por la intoxicación sufrida por la docente Mariela Leiva, los directivos de la escuela y cinco alumnos de ese establecimiento.
Noticias como esta van a ser cada vez más frecuentes a menos que en la Argentina se genere una fuerte conciencia y se establezcan castigos severos (que se deberán hacer cumplir) para quienes hagan mal las cosas. La peor receta del sector frente a lo que sucede es el corporativismo.