Por estas horas es noticia que la Secretaría de Comercio quiere prorrogar por un año el programa de “Precios Cuidados”, que vence el 8 de enero y que incluye la venta minorista de los paquetes de harina de trigo a un precio cercano a los 50 pesos por kilo.
Por estas horas es noticia además que el gobierno -por exigencia de la Secretaría de Comercio y a través de gestiones que lleva a cabo el Ministerio de Agricultura- quiere conformar una suerte de fideicomiso para subsidiar, con recursos de la exportación que saldrán del bolsillo de los productores, los precios a los que la industria molinera paga cerca de 3,5 millones de toneladas de trigo que utiliza para elaborar la harina triple 0.
Ahí está es la “madre del borrego”: el gobierno insiste en que la industria molinera venda barato sus productos al mercado interno, pero como los números no cierran ahora quiere inventar un nuevo sistema de transferencias de recursos para poder seguir haciéndolo.
¿Los números no cierran? Al parece no, según lo que contó este jueves el presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, en el ciclo de entrevistas Comité de Crisis, que organiza la consultora Agroeducación. Allí aclaró que ellos no son los que han pedido el bendito fideicomiso, sino que se trata de un proyecto nacido del propio gobierno.
“No tenemos nada que ver con el pedido oficial de elaborar un fideicomiso, pero ante el pedido concreto colaboramos en su análisis”, declaró Cifarelli. El dirigente industrial, quien dijo entender que las urgencias del gobierno no siempre son las de los sectores productivos.
Ahí fue que el presidente de la FAIM explicó que debido al “corset” de precios que les impone el gobierno para vender harina en el mercado interno, las empresas del sector están trabajando por debajo de sus costos de producción en un rango que va del 20 al 40%.
En ese sentido, precisó que actualmente están vendiendo la bolsa de 25 kilos de harina triple 0 a las panaderías a un valor de 1000 pesos, lo que equivale a unos 40 pesos por kilo. En este caso, Cifarelli consideró que el valor de venta debería ser de al menos 1200 pesos, con lo que el atraso sería del 20%.
El paquete de harina triple 0 que va directo al consumidor, que está incluido en el programa de “Precios Cuidados”, tiene un precio cerrojo cercano a los 50 pesos. Allí Cifarelli calculó el atraso en cerca del 40%. Nada menos. Es decir que debería venderse a no menos de 70 pesos.
El costo de hacer ese kilo de harina -a salida de fábrica y con un trigo condición cámara que cotiza entre 24.500 y 25.500 pesos por tonelada- se ubica en 47,80 pesos, según Cifarelli.
El directivo contó que lo que más los ha complicado en los últimos meses ha sido la suba de los precios del trigo en el mercado internacional, que ha impactado a nivel interno, aunque no en toda su dimensión por la combinación de las retenciones del 12%, más las distorsiones creadas por la fijación de límites a las exportaciones y las “retenciones cambiarias”. El gobierno, con el nuevo fideicomiso que proyecta crear, implementaría ahora un cuarto mecanismo para “desacoplar” todavía más los precios.
“Ojo que a pesar de las subas tenemos el trigo más barato del mundo y la harina más barata en todo el mundo”, advirtió Cifarelli, claramente embretado por una situación compleja, muy parecida a la que viven otros sectores productivos como la carne y la leche. ¿Por qué? Porque parecen alimentos caros a los ojos de los empobrecidos consumidores argentinos, pero que resultarían muy baratos para cualquier comprador del extranjero.