En época de chicharrita, achaparramiento de maíz y todo lo que ha vivido la cadena maicera en esta última campaña, el INTA ha tenido un papel protagónico. En el trabajado mancomunado que todos resaltan, la entidad estatal siempre sale a relucir. Inclusive muchos de sus profesionales y algunas dependencias han salid de un injusto anonimato. Es el caso del Instituto de Patología Vegetal (IPAVE), con sede en la ciudad de Córdoba.
Según contó a Bichos de Campo el investigador Franco Fernández, el laboratorio desde 2018 cuenta con todo el equipamiento indicado para realizar análisis genómicos. Por eso en tiempos de pandemia, sus especialistas se desdoblaron y enfocaron las investigaciones hacia una solución posible para el Covid-19.
Pero como buenos profesionales del agro volvieron a su expertise: “Secuenciar genomas de bacterias, genomas de virus, con impacto en el agro”. Así fue que cuando estallaron los alertas por los avances de la chicharrita descubrieron que ni siquiera en los países donde es endémica el Dalbulus maidis se habían secuenciado la totalidad de sus genes. Por eso durante la emergencia agronómica nacional, se enfocaron en este estudio, logrando gran parte de la información genética de la chicharrita “en apenas 48 horas”.
“Cada organismo vivo tiene un conjunto de genes que lo hace único. Es ese conjunto de genes que hace que un elefante sea un elefante, y una bacteria sea una bacteria. Al interpretar y descifrar cuáles son esos genes, se puede tener una idea muchísimo más acabada de su biología. Entonces, podemos interpretar por qué una bacteria es resistente a un antibiótico o por qué un insecto se resiste a modificar”, explicó Fernández a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista a Franco Fernández acá.
Al mismo tiempo el investigador remarcó que con dicha información los investigadores son portadores de “una herramienta muy potente, porque no solamente pueden identificar esos genes de interés, sino que además puede identificar genes con potencial biotecnológico. El conocimiento del genoma nos brinda más candidatos básicamente”.
Como resultado del estudio del ADN de la chicharrita, desde lPAVE aportaron a la cadena del maíz y a los mejoradores una “valiosa información”: por caso ahora, a partir de ese genoma, se podrá estudiar por qué razón la chicharrita es un insecto monófogo, es decir que se alimenta única y exclusivamente de maíz. Y ese sería un dato clave para pensar en nuevas estrategias y las posibles soluciones agronómicas.
Al respecto detalló Franco que la información es considerada de utilidad pública. “La filosofía de este trabajo es que nosotros no nos vamos a quedar con el genoma, sino que lo vamos a poner en un sistema de publicación a disposición de la comunidad científica y a disposición del sector privado, para que lo trabajemos en conjunto”.
Se trata, claro, de un borrador. “Nosotros decimos que es un genoma viviente porque lo vamos a ir nutriendo con nuevos datos y lo abrimos a la comunidad científica. Incluso dentro del INTA estamos generando algunos pequeños consorcios para que podamos analizarlo entre todos”, amplió el investigador.
-En concreto esto serviría eventualmente para buscar una solución dentro del ADN o para ver qué soluciones agronómicas se pueden lograr en función de la información genética?
–Te puedo resumir en tres grandes conceptos: por ejemplo, la identificación de genes que pueden estar asociados al metabolismo de insecticidas. Entonces uno puede ir tuneando qué insecticida colocar en función a lo que tiene. Identificar genes además nos permiten predecir de manera más fidedigna cuál es la diversidad de chicharrita, si son las mismas que están en Brasil, el sur de Córdoba o el norte de Buenos Aires. Por otro lado, algo muy importante, hay otros microorganismo que están dentro de la chicharrita. Entonces nosotros podemos usarlos en contra de ella. Si la chicharrita se enferma con un virus, porque no solamente transmite un virus, ¿por qué no ir a buscarlos y generar un desarrollo tecnológico, inoculando lo que sea que permita utilizar los organismos que ya habitan en ella misma pero en su contra?
-¡Qué suerte que el INTA tiene este esta posibilidad de secuenciar genomas!
–Sí. Eso obviamente no se construye de un momento para el otro. Hemos tenido apoyo institucional y también apoyo económico. Por supuesto que siempre hay que seguir mejorando. Estamos en la ola de la era genómica, de la secuenciación, no nos podemos quedar atrás. Necesitamos seguir trayendo fondos, buscando fondos en el exterior, seguir construyendo estos nodos de secuenciación en Córdoba, en el NOA, en la Patagonia, para que, los recursos sean más federales y podamos dar respuesta a problemas locales.
Me permito disentir con esta persona
El inta no está a la altura de los problemas del agro
siempre atrás de los hechos
no la vio venir ni aviso lo q iba a pasar
En base a que decis eso?? Secuenciaron el genoma de la chicharrita, en tiempo récord, son parte de redes de evaluación, de monitoreo. La respuesta fue rápida y a la altura. Es muy difícil predicir estas cosas. Y de decir que no está a altura solo por esto me parece fuera de lugar.
Indudablemente vivis en un termo.
Que lastima que se quiera cerrar un lugar con científicos que ganan una miseria y así mismo cumplen con sus trabajos. El cerrarlo no es solo una acción de “gastar menos” si no que es dejar que todo quede en manos extranjeras de esta forma podrán imponer la venta de cualquier insumo y dejarnos a los productores sin quien pueda asesorar de esta forma la tierra pasara a manos de grandes empresas extranjeras que hoy se están haciendo de tierras fértiles en todo el mundo al precio de nada.