Detrás de los lanzamientos comerciales agronómicos suele haber presupuestos millonarios y grandes departamentos de investigación y desarrollo (I+D). Ese es el “espaldarazo” con el que cuentan las firmas multinacionales y lo que les ha permitido detentar la propiedad sobre muchos de los desarrollos que hoy se siembran en el país. Especialmente desde que la industria semillera convive con la biotecnología, con sus costosos esfuerzos de dominar el ADN de las plantas.
Hace un tiempo, de la mano de nuevas tecnologías como le edición génica, algunos se plantearon la posibilidad de que eso puede hacerse de forma más austera y accesible para semilleras más pequeñas. Esa es la idea que le da sustento a BioHeuris, una empresa de base científica que ofrece el servicio de I+D para que quienes no puedan costear su propio equipo -o no lo juzguen conveniente- tercericen esa labor.
Es un equipo muy heterogéneo de científicos argentinos que, desde un laboratorio de Rosario, ya han logrado, por ejemplo, lanzar su propia variedad de sorgo con sólo una fracción del presupuesto que suelen demandar esos desarrollos.
Si se tratara de una empresa tecnológica convencional, la imagen del equipo de BioHeuris podría ser la de unos ingenieros que trabajan en el garage de su casa. Y no porque lo que hagan sea precario, sino todo lo contrario: porque han logrado insertarse en un mercado complejo con ingentes recursos.
Celeste Varela es doctora en biología y una de las cabezas de ese proyecto que fundó Lucas Lieber. Cuando estudió en la Universidad Nacional de Río Cuarto, jamás se imaginó que, parte de lo que ella hiciera, iba a impactar en la producción nacional. Menos aún que lo harían con técnicas no tan difundidas.
Lo que hacen, explicó, se llama mutagénesis. No es la tradicional edición génica, que “corta” fragmentos de ADN, ni la transgénesis, que traslada un gen de una especie a la otra. En su caso, trabajan directamente sobre el material de un cultivo para mejorarlo con un fin particular, la resistencia a malezas.
Su mayor orgullo se llama SURON, la primera tecnología que otorga tolerancia a múltiples herbicidas en sorgo y que desarrollaron a pedido de Argenetics Semillas. Para eso, no usaron más que sus instalaciones en Rosario y, en 5 años, con 5 millones de dólares, lograron el resultado esperado.
A partir de su lanzamiento comercial, previsto para los próximos meses, su sorgo tolerante a sulfonilureas e imidazolinonas se sembrará en suelo argentino.
En paralelo, también trabajan en desarrollos de arroz, soja y algodón, en conjunto con otros socios. Más allá del objetivo propuesto en cada caso, el modus operandi es el mismo: BioHeuris funciona como departamento de I+D externo y pone sus talentos a disposición de la necesidad del cliente.
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“Todos los que estamos ahí estamos formados por universidades públicas y poder llevar lo que hacemos a quienes lo necesitan es realmente un placer”, expresó Celeste, que oficia de directora de proyectos y coordina a un equipo de biotecnólogos, microbiólogos, agrónomos y técnicos de todo tipo.
Igualmente, que sea posible tercerizar la investigación como modelo de negocios, no implica que sea sencillo. “Tiene su complejidad, necesita gente formada y con una carrera científica que pueda traer ideas y además gente que trabaje en el laboratorio”, señala la especialista.
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Lo “heurístico”, al que hace referencia el nombre de la empresa, viene dado por la técnica empleada, que es la mutagénesis heurística. “En vez de introducir un gen foráneo, lo que se hace es optimizar y mejorar el gen interno de la planta”, resumió Varela.
Aunque eso parece muy sencillo así explicado, en realidad requiere de un largo trabajo y muchos -o no tantos, dirían desde BioHeuris- recursos. Más allá de los presupuestos empleados, de lo que no pueden prescindir es de su equipo humano, que es el que toma el pedido del cliente y lo transforma en proyectos viables.
“Es un trabajo arduo donde continuamente tenemos que estar en contacto para conocer la necesidad del productor y del semillero y así trabajar con ellos presentándole ideas y propuestas”, explicó la bióloga.