Haciendo caso omiso a la oposición del sector papero que unos años atrás se opuso tenazmente a su primer desarrollo, una papa transgénica lograda en la Argentina, la empresa de biotecnología Tecnoplant SA del Grupo Sidus anunció la firma de un nuevo convenio con el Conicet para desarrollar una nueva variedad modificada de papa Spunta, esta vez resistente a los dos principales virus que afectan a la producción de papa semilla.
La primera variedad desarrollada por esta firma, denominada SPT-TICAR, fue oficialmente aprobada en 2018 a través de la Resolución 65/18, del entonces Ministerio de Agricultura. Con la firma del ex secretario macrista de Alimentos, Andrés Murchison, se autorizó el evento TIC-AR233-5, que posee la resistencia al Virus Y de la papa, conocido comúnmente como PVY.
En los hechos, se trató de la primera liberación de un alimento modificado al mercado de consumo masivo directo. Esto difería de aquellos cultivos modificados de alfalfa, soja, maíz o algodón, utilizados como insumos de la industria alimenticia o textil. Por eso los productores paperos rechazaron ese producto. Años más tarde, la polémica recrudecería con la aprobación de un segundo transgénico de consumo humano directo, el trigo HB4, que también fue liberado y sembrado pese a la oposición de toda la cadena triguera.
Si bien desde el punto de vista científico se trataba de una gran innovación lograda a nivel local, la Federación Nacional de Productores de Papas, así como la Asociación de Productores de Papa Semilla de Buenos Aires, mostraron su rechazo a su producción.
Según dieron cuenta allí por el 2021, esta nueva variedad “podría redundar en la pérdida de mercados, como consecuencia de que los grandes industriales de la cadena de comercialización de la papa decidan no comprar, recibir o procesar papas genéticamente modificadas, en consideración a su vez de que los países importadores de los productos derivados de papa no admiten el consumo de organismos genéticamente modificados”.
Lo cierto es que si bien la papa es una planta autógama, tiene un porcentaje variable de fecundación cruzada, por lo cual la incorporación de plantas transgénicas en lotes corrientes puede llegar a generar hibridación natural y modificar la población existente.
Por otro lado, indicaron que no existen diferencias morfológicas entre las variedades Spunta TICAR y Spunta sin evento, “lo que genera la imposibilidad de realizar fiscalizaciones de lotes de papas semillas”.
Nada de esto parece haber frenado, sin embargo, las ganas de Tecnoplant de seguir desarrollando nuevas variedades. Es así que anunciaron que el nuevo desarrollo sumará otra resistencia, esta vez al Virus del Enrollamiento de las Hojas de la Papa (PLRV), por lo que se volvería resistente a los dos principales virus presente en ese sector.
Es importante aclarar que el PVY y el PLRV son los responsables de grandes mermas productivas, y su presencia es difícil de controlar, por lo que se requiere de la aplicación de distintos fitosanitarios.
“El cultivo de la papa se contagia mediante un pulgón, que pica una planta contaminada y al trasladarse a otro lote vuelve a picar y transmite el virus. ¿Cómo se puede evitar esto? Con un manejo sanitario muy intensivo en cuanto a insecticidas y demás. Lo que vemos es que es muy difícil de controlar eso, y de no hacerlo INASE me puede castigar con la categoría de mi papa semilla, y me la puede hacer vender directamente para consumo”, explicó a Bichos de Campo Federico González Ocantos de Tecnoplant.
Esto es lo que llevó a los desarrolladores a trabajar sobre el mecanismo de defensa antiviral propio de la papa, para modificarlo y aumentar la resistencia, proceso que buscan repetir con en el nuevo desarrollo anunciado.
Según dieron cuenta, el mecanismo es conocido como silenciamiento postranscripcional o PTGS (del inglés; Post-Transcriptional Gene Silencing), y la modificación afecta sólo la regulación de este mecanismo defensivo propio de las plantas, es decir que no introduce ninguna característica nueva en la misma, excepto la resistencia a estos virus en particular.
Aún así indicaron que de acuerdo con la normativa vigente, tanto la variedad SPT-TICAR como la nueva que vayan a desarrollar en los próximos años se ubican bajo el paraguas de los transgénicos.
“Es un tema que se está debatiendo en el mundo. No hay un marco normativo diferencial en el cual se pueda encuadrar esta papa, por eso se la catalogó como una papa transgénica. Pero el proceso que realizó el Conicet no es una transgénesis, sino es un silenciamiento de genes. No se modificó ningún gen de la variedad Spunta, sino que se silenció un gen que expresa el contagio de ese virus. Es como aplicar una vacuna en el ser humano”, afirmó González Ocantos.
-¿Podríamos afirmar que la producción obtenida de aquella primera variedad de papa semilla modificada ya la podemos encontrar en una verdulería?- le preguntamos al representante de Tecnoplant.
-Es probable, sí. Lo cierto es que se hicieron pocas hectáreas el año pasado. Recién este año tuvimos algo más de volumen y esperamos crecer aún más el próximo. Todo lo que vendimos ahora recién se está sembrando, así que para el año que viene esa papa ya va a estar en un mercado mayorista para ser vendida. El año pasado se vendieron muy pocas, así que dudo que muchas personas la hayan consumido finalmente. Creemos que el año que viene, si a los productores les va bien, va a haber papas Ticar. Todos los organismos nacionales la aprobaron en su momento, así que en ese sentido no hay ningún tipo de problema
-¿En dónde realizaron esa producción?
-Va variando porque para hacer papas semilla uno tiene que ir a lotes que estén sanos o vírgenes, que no hayan tenido cultivos antecesores, sobre todo por el problema de nematodes y pulgones. Esta última campaña la desarrollamos en 24 hectáreas en Mendoza y en otras 24 hectáreas en Coronel Suárez. La próxima campaña todavía la estamos evaluando, pero en principio vamos a seguir en Mendoza. Estamos analizando la posibilidad de hacer algo también en la provincia de Buenos Aires, pero no tenemos nada cerrado.
-¿Cómo ven el rechazo de parte del sector papero a este desarrollo?
-Creo que son más motivos comerciales que cualquier otra cosa. No hay ningún tipo de normativa que nos impida su cultivo, salvo una zona libre de transgénicos que se generó en un área productora de papa industria. Más allá de eso no tenemos ningún tipo de problema para entrar a ninguna provincia ni región del país, porque se trata de una papa Spunta tradicional, solamente tiene una resistencia. No hay ninguna otra cosa que pueda afectar, ni al resto de las papas, ni al consumo humano. Al contrario, mejora la producción en forma positiva.
-¿A dónde esperan llegar en un futuro?
-En principio la proyección que hacemos es empezar a derribar un poco más los mitos que hay sobre la papa Ticar, empezar a hacernos un poquito más conocidos, que los productores tengan una alternativa en el mercado. A futuro queremos tener una papa de calidad, de excelencia, que se distinga no solamente por la resistencia, sino por el trabajo y la transparencia que hay detrás de todo el proceso. Ese nuevo desarrollo va a demorar bastantes años. Con todo el proceso en el laboratorio calculamos dos o tres años, porque hay controles y protocolos muy exigentes de la CONABIA, INASE, Senasa y la Secretaría de Agricultura que tenemos que seguir a rajatabla para que el desarrollo tenga validez. Una vez que cumplimos con todo eso, se pasa a la parte de aprobación del evento y aprobación comercial.