De furioso color amarillo, los paquetes de yerba mate “Playadito” son cada vez más visibles en los grandes centros de consumo. Pero poca gente sabe la organización social y económica que hay detrás de esa marca.
Mario Conti es uno de los 130 socios de la Cooperativa Agrícola de la Colonia Liebig, que es la que produce esa marca de yerba mate. El productor contó a Bichos de Campo que, como un buen mate que se toma despacio y saboreándolo, esa organización de la economía social se tomó su tiempo para llegar a los mercados de consumo masivo.
“Durante muchos años la cooperativa fue solo proveedora de yerba mate a otras empresas, vendía yerba canchada. Con el advenimiento de la segunda generación se plantea la posibilidad de tener un molino propio, lo cual significaba tener una marca y competir en el mercado. Este nuevo proyecto es el que ha dado origen a Playadito”, relató.
Mirá la entrevista completa con Mario Conti:
La Colonia Liebig fue fundada por colones alemanes que se afincaron en el noreste de Corrientes, aunque luego se sumaron también inmigrantes ucranianos y polacos que estaban radicados en la Colonia de Apóstoles desde hacía unos años antes. La Cooperativa Agrícola se fundó el 19 de diciembre de 1926. Hoy tiene 130 productores asociados dedicados a la yerba pero también a la ganadería, la forestación y la apicultura. Distribuye unos 18 millones de kilos al año de yerba mate elaborada.
El desarrollo de la “Playadito” fue lento. Primero las ventas con marca propia se concentraron en Corrientes y hace unos 35 años se decidió nacionalizar la marca. “Tuvimos una obsesión que es la calidad, para poder respetar los tiempos de maduración de la yerba. Íbamos en forma gradual y seguimos haciéndolo, conforme a esta pauta”, explicó Conti.
Para el cooperativista, ese cuidado de la calidad tuvo su recompensa, pues “afortunadamente el público consumidor fue interpretando que es una yerba muy amable al paladar, y poco a poco fuimos creciendo. Siempre bajo la misma consigna de mantener los tiempos de maduración, para lograr un producto estable”.
El directivo de Liebig cree que el cooperativismo ha sido una gran herramienta para muchos productores de Corrientes y Misiones, donde hay cooperativas más inclinadas hacia el negocio de la exportación. “Sin duda que la unión y fundamentalmente una conducción sana hacen que la cooperativa sea una alternativa muy importante para el pequeño prodctor, para no verse sometido a los vaivenes de precio”, evaluó.
Conti puso énfasis en los modos de construir un cooperativismo sano. “Muchas de estas formas asociativas fracasan por conducciones no sanas o por el peso del famoso gerentismo que aparece en tanta literatura sobre el cooperativismo. Afortunadamente en Liebig tenemos muy en claro eso, y tenemos una gerencia comercial que trabaja muy alineada a las políticas del consejo de administración. Ejercemos un circulo virtuoso, con aportes conjuntos, siempre pensando en mantener pautas básicas, fundamentalmente la calidad el producto y el bienestar del socio”, expresó.