Por Matías Longoni.-
Imperdible la postal de este jueves en la Exposición Rural de Palermo, en el marco de la Semana de la Carne, organizada por las 26 entidades que conforman la Mesa de las Carnes.
El coordinador de esa Mesa inédita en la historia de la Argentina (porque unificó por primera vez desde 2015 a organizaciones de la producción de carne que vivieron siempre haciendo trastadas entre ellas y hacia el Estado) es el ganadero David Lacroze. No fue elegido en elecciones libres sino por su buena llegada al presidente Mauricio Macri y básicamente por su optimismo. Muchas veces tiene razón. Y tiene un optimismo que contagia.
El discurso de Lacroze en la apertura de las sesiones fue un manifiesto político: en resumen, derrochó optimismo convencido de que a la producción de carne le espera un futuro venturoso gracias a los cambios de rumbo que estableció la gestión de su buen amigo, el presidente. Lacroze instó a profundizar ese rumbo con un análisis serio de las medidas que le recortan competitividad a la cadena. Quiere ir más allá.
La apoteosis llegó cuando pidió a los presentes que bailaran y aplaudieran junto a él al compás del tema musical de Diego Torres, “Color Esperanza”. Era un canto al optimismo, aunque Lacroze aplaudiera y solo algunos lo siguieran muy tímidamente.
“Saber que se puede querer que se pueda
Quitarse los miedos sacarlos afuera
Pintarse la cara color esperanza
Tentar al futuro con el corazón”
Lacroze representa a la “esperanza blanca” de la carne: aquella que siempre insiste desde una posición de comodidad en que la receta es exportar más y todo lo que se pueda, para que haya rentabilidad y eso permita a los argentinos seguir consumiendo asado y vacío a precios posibles.
Son aquellos que dicen que para que la Argentina vuelva al podio entre los exportadores de cane hay que generar un estandar sanitario único entre los frigoríficos, avanzar en la venta por cortes, hacer acuerdos comerciales que permitan canjear nuestros jugosos lomos por celulares con MP3. Y hasta aplicar promotores de crecimiento a las vacas.
Los que quieran entender sobre la “esperanza blanca” de la carne pueden hacerlo en el Clarín Rural de hoy, sábado 22, donde Héctor Huergo vuelve a escribir sobre las chances de la Argentina de comenzar a convertir granos en carnes. O soja u maíz en proteína animal. La panacea del modelo. Desde hace un tiempo que Huergo ha vuelto a escribir sobre carnes y eso confirma que los sueños de tipos como Lacroze encuentran en el gobierno de Macri una chance real de imponer el modelo que anhelan para la ganadería. De allí a Diego Torres hay un pequeño paso.
Pero detrás de un Lacroze entusiasta con esas posibilidades, el jueves, estaban sentados decenas de directivos y empresarios de cámaras empresarias que, aunque en la prédica repitan el discurso de la “esperanza blanca”, en los hechos apuntalan el reinado de la “realidad negra”. O la verdad sobre el negocio de la carne en estos días de ensueño macrista.
La Mesa de las Carnes es eso… un rejunte ante el desastre que es la cadena productiva bovina, o el famoso “unidos por el espanto”. Detrás de Lacroze, aplaudiendo a Diego Torres, estaban sentados los exportadores que pagaban coimas por un retazo de ROE Rojo, los consignatarios que alentaban las “ventas al voceo” en Liniers, los matarifes que evadían todo lo que podían, los que se hacían habilitar matrículas truchas en el Ruca, los feedloteros que se hicieron la primavera con los subsidios de la ex ONCCA, los frigoríficos extranjeros que compraban la vaca conserva a precios de remate y en cómodos cupos. También estaban los sindicalistas que callaban cuando Guillermo Moreno provocaba la desaparición de 20.000 puestos de trabajo en el sector. Y los frigoríficos que aún hoy faenan terneritos apenas crecidos, muy por debajo del peso mínimo de faena.
Estaba detrás de Lacroze todo el alumnado de la “escuelita” de los viernes que impartía el profesor Moreno. Como era jueves, quizás ese día en la Rural tocara la clase de catequesis. O quizás no fuera solo una puesta en escena y en serio, ahora todos quieren cambiar las cosas, pues se arrepintieron de lo hecho hasta ahora y vislumbran que en esta nueva etapa política se habilitó una chance de hacer las cosas en beneficio de todos. De la Argentina. Ojalá.
Hay una película por estos días en la portada de Netflix que muestra el fuerte contraste entre la Argentina de la “esperanza blanca” y la de la “negra realidad” del sector de ganados y carnes. Se llama “El patrón, anatomía de un crimen”, y es de Sebastián Schindel. La está mirando medio mundo. Muestra la realidad de los negros. Cuenta la historia de un modesto santiagueño que es acusado de un crimen, luego de ser explotado por una red de carnicerías que vendían carne podrida. Aquí el trailer:
En el marco de la Rural un rato después de la epopeya macrista de Lacroze, que tan bien describe Huergo, la “realidad de los negros” se hizo presente. Marcelo Rossi, el actual subsecretario de Control Comercial Agropecuario, repasó la nueva política desplegada por el Gobierno para tratar de poner en caja a un sector que, más allá de sus sueños de grandeza, es lo que es, un fenomenal negocio donde lo que menos importan son los sueños.
¿Qué surgió de la presentación de Marcelo Rossi?
- Que el mecanismo de habilitar la faena solo a aquellos operadores que anticipan el pago de ciertos impuestos anda más que bien, porque en los últimos tiempos hubo un “blanqueo” generalizado de operadores “negros” que se inscribieron en el Ruca (Registro de Operadores) y comenzaron a hacer las cosas como es debido (y no De Vido).
- Que las tasas de recaudación de IVA por la venta de carne han crecido de modo impactante a partir del nuevo mecanismo, aunque debe ser la AFIP la que debe dar esas cifras.
- Que de todos modos, todo corre peligro porque los matarifes del Conurbano que habían decidido acogerse a las nuevas reglas de juego estaban inquietos por algunas decisiones de la Provincia de Buenos Aires y podrían protagonizar una fuga hacia el “negro” en cualquier momento. La razón es que el gobierno de Vidal aceptó bajar Ingresos Brutos de los frigoríficos de 1,75% a 0,5%, pero no lo hizo con las carnicerías, y ahora ARBA pretende que quienes hacen la faena actúen como agente de retención de las carnicerías.
- Que a las carnicerías pagan de 2,5% para adelante por cada kilo de carne que venden en blanco, que son muy pocos o casi ninguna. Y que por eso prefieren no facturar o lo hacen con factures re truchas. “Todas las carnicerías que encontramos son o chinas o coreanas”, dijo el titular de la Succa, revelando la fuerte informalidad que reina en el último eslabón de la cadena.
- Que “si se pudiera bajar a 0,50 o 1% Ingresos Brutos a las cernicerías mejoraría mucho el blanqueo y la recaudación”, se ilusionó el funcionario que está lidiando todos los días con la “realidad de los negros”
- Que ante las nuevas reglas de juego a los faenadores ha crecido, como era previsible, la faena en negro. Como ejemplo, en Santiago del Estero la semana pasada hubo cuatro operativos en lugares de faena que ni quisiera tenían habilitación sanitaria, ni acaso una municipal, y que por lo tanto se hicieron las denuncias penales correspondientes.
- Que otro remanente del “negro” son las cooperativas de trabajo truchas que se venden como tales pero esconden a varios matarifes importantes que en realidad exclavizan a sus trabajadores, ya que les pagan en negro “2.000 por semana y una bolsita de carne”. Según dijo Rossi, las cooperativas “son la Salada de la carne”.
- Que la Succa dio de baja en los últimos meses a cinco de estas cooperativas truchas, pero que todavía quedan 4 o 5 supuestas cooperativas que tienen peso en la faena de bovinos en el Conurbano, y que son tema de análisis en la Jefatura de Gabinete.
- Que el sector era hasta aquí un descontrol, y que mucha culpa de eso la tenía el propio Estado, que por ejemplo había iniciado en la época de los Kirchner y Moreno 4.300 expedientes por sanciones a la normativa vigente en materia de carnes, pero jamás cobró un peso ni sancionó a esos operador.es Ahora, en contraste, de 200 inspecciones realizadas en la era de la nueva Succa hubo suspensiones repetidas (dijo Rossi, “antes no hubo una clausura en diez años”) y en marcha hay multas a aplicar por 7 millones de pesos.
A buen entendedor pocas palabras. Lacroze y sus escribas representan el deseo de un cambio para mejor, la “esperanza blanca”. Detrás de ellos, en buena hora, se ocultan los que cometieron las peores tropelías desde “la realidad de la carne”.
Lo mejor del Gobierno de Cambiemos hasta aquí no es lo que prometen sus predicadores sino lo que hacen quienes pusieron realmente manos a la obra. Porque al negro no se lo corrige con una alegoría de lo blanco. Hay que meter las manos en la mugre y no solo intentar maquillarla.
Como un viejo hombre de la Carne, sigo parodiando al gran Cervantes de Saavedra, en su personaje El Quijote de la Mancha, ,cuando le decía a su fiel ayudante, VEDERE SANCHO PARA CREDERE.
De esta muy buenas intenciones, estoy ya casi harto, pues en mis mas de 40 años en el tema, he escuchado pontificar tanto sobre el tema, que se me hace imposible asirlo como una verdad verdadera.
Lacroze, como Rossi, quizás tengan buenas intenciones, mas no puedo dejar de ser un poco esceptico, ya que pasaron por esta misma funciones en anteriores periodos y gobiernos.y al reanudar su tarea en el cargo en el actual gobierno, denuncia FABULOSAS EVASIONES POR PARTE DE LA CADENA DE LA CARNE detectada en su ex Organismo, digo el ONCCA.
El sr. LACROZE al cual no conozco, ni conozco que haya tenido una trayectoria histórica en el gremio, puede ser también un muy buen intencionado, mas, no esta en un gremio que le podamos decir EL PAIS DE LA MARAVILLA, o la VILLA DE HEIDY. Los muchachos de este gremio son un poco como la avestruz o los perros Galgos, rápidos, difícil de alcanzar, y por sobre todas las cosas MAÑEROS.
Como soy Optimista, simplemente quiero ver Resultados, promesas y canciones de Esperanza, ya me paso la edad de escucharlas.
Luis Alberto Toranzos Mendez
ex Funcionario Técnico dela ex JNC.
Director de FOPESA -Foro Permanente de Seguridad Alimentaria