En el sur de Santa Fe y por tercer año consecutivo, el frigorífico Black Bamboo Enterprises reabrió su escuelita de oficios en su planta industrial de Hughes. El programa busca que los jóvenes de la zona se capaciten sobre las distintas tareas que se realizan en un frigorífico y obtengan una salida laboral cerca de sus hogares. Desde la primera edición participaron 37 alumnos provenientes de Hughes, Wheelwright y Labordeboy.
El programa, que cuenta con el aval del Sindicato de la Carne de Venado Tuerto y del Ministerio de Trabajo de la provincia de Santa Fe, fomenta las vinculaciones con los municipios de la zona y son los intendentes los que aportan la lista de candidatos para la pre selección.
“Me enteré mediante la comuna de Hughes. Me llamaron pidiéndome los datos y me preseleccionaron para ingresar a la escuelita de este año”, contó a Bichos de Campo Micael Camargo, alumno de esta tercera edición.
La duración de la escuelita es de cuatro meses y la currícula se divide en clases prácticas y teóricas. Luego de una evaluación que comprueba las habilidades de los alumnos con el gancho y el cuchillo, se los distribuye en las distintas áreas de la planta. Algunos trabajan en la playa de faena, otros aprenden el desposte –proceso en el que se separa la carne de los huesos en cada corte- y otros se encargan del charqueo, es decir del emprolijado de los cortes para su envasado según las especificaciones de su destino.
En paralelo, las clases teóricas -dividas en 14 unidades- le otorgan a los alumnos conocimiento sobre el funcionamiento de una empresa, su relevancia en el plano económico y social, el rol de la industria frigorífica y capacitaciones sobre anatomía y cortes vacunos. El trabajo se realiza en jornadas diarias de cuatro horas.
“Está enfocado en que le encuentren valor a la labor. Estás formando un oficio. Ojalá todas las empresas pudiesen desarrollarlo de esta manera”, analizó Santiago Guzmán, jefe de producción dentro de Black Bamboo y maestro de la escuelita. Aunque la salida laboral no está garantizada, el proyecto busca que los asistentes tengan una idea muy acabada sobre los distintos procesos de la planta.
“En la parte de despostado aprendo a afilar el cuchillo y veo como mis compañeros deshuesan los diferentes cortes de carne. Cuando empecé la escuelita no sabía cómo hacerlo y la verdad me sirvió muchísimo”, dijo Camargo. Si bien los maestros enseñan cómo trabajar cada corte de carne, los alumnos también tienen la oportunidad de aprender de los operarios de la línea de producción que lo hacen en tiempo real.
Otro pilar importante del programa es la enseñanza sobre buenas prácticas de manufactura: “se trata de las acciones direccionadas a no aumentar la carga bacteriana de los alimentos que estamos manipulando”, señaló Guzmán. Con la pandemia se reforzaron los filtros sanitarios y se hace especial hincapié en el lavado de suelas, botas, manos y uso de barbijos y alcohol en gel.
El programa se financia con los aportes provenientes de las intendencias, que facilitan la movilidad de los alumnos, de la empresa Black Bamboo, que brinda las instalaciones y cubre el costo adicional por docente, y del Ministerio que otorga una compensación mensual a quienes asistan.