Las primeras decisiones “técnicas” del secretario de Agricultura, Fernando Vilella, habían sido la aprobación de cuatro variedades de levaduras modificadas genéticamente para optimizar el proceso de producción de bioetanol de maíz, que requiere de este tipo de microorganismos. Con la aprobación ahora de otro de esos insumos OGM, quedó claro que oficialmente se inauguró oficialmente la era de las levaduras en la larga historia de la transgénesis en la Argentina.
A diferencia de los primeros cuatro casos de lavaduras modificadas presentadas por la empresa multinacional de ingredientes Nabisco, donde estos eventos se autorizaron mediante una resolución del Secretario, en este caso la levadura Saccharomyces cerevisiae cepa Fermboost MR fue autorizada mediante la Disposición 1/2024 firmada por el subsecretario de Bioeconomía, Pablo Nardone, quien asumió en el puesto apenas recién hace diez días. Debe ser la primera vez en la historia que la aporbación de uno de estos eventos no requiere de una resolución firmada por el secretario.
Como en los otros cuatro casos, esta levadura se utilizará para la producción de bioetanol a partir del cultivo de maíz. Esta cepa destaca por su capacidad para convertir eficientemente el almidón de maíz en azúcares simples y optimizar así el rendimiento y la productividad del proceso de biosíntesis de etanol”, explicó un informe de la Secretaría de Agricultura.
Pero la nueva levadura autorizada a nombre de la empresa LALLFERM SA no solo mejora el rendimiento del proceso de producción de bioetanol, sino que permite obtener “productos altamente aplicables en la alimentación animal y otros insumos biobasados, beneficiosos para diversas industrias”, destacó Nardone, que como Vilella es un fanático de la bioeconomía.
En ese sentido, emitió una gacetilla con tonada de clase universitaria, al destacar que “la importancia de comprender los procesos fermentativos y señaló que la liberación de CO2 asociada a estos procedimientos provienen originalmente del maíz y fue previamente capturada de la atmósfera. Este hecho es esencial al considerar que se diferencia significativamente del CO2 derivado de la combustión de recursos fósiles. Nardone enfatizó que el CO2 liberado durante la fermentación no solo puede ser purificado, sino que también puede ser empleado en diversas aplicaciones industriales, como la producción de gaseosas, lo que prolonga su permanencia en el circuito económico”.
Como sea, la letra fría del artículo que autoriza un nuevo OGM en la Argentina, la quinta levadura en un largo listado de cultivos modificados, dice que se autoriza “la comercialización de la levadura Saccharomyces cerevisiae cepa Fermboost MR, la cual presenta capacidad mejorada para la producción de bioetanol a partir de la fermentación de almidón, solicitada por la firma Lallferm SA, pudiendo, la burlanda derivada del proceso industrial, ser utilizada como alimento para ganado”.
Es la primera vez también que una resolución hace alusión específica a los usos de los derivados de un OGM.