“Venimos de una historia larga en agricultura: nuestros padres nos inculcaron el trabajo de campo y más específico en la agricultura intensiva, donde siempre se produjo tomate, zapallitos, pimientos, berenjenas, entre otras cosas, y diferentes verduras de hoja”, cuenta Rodrigo Wilber Balcas, oriundo de Lules, Tucumán, donde desde generaciones su familia siempre se dedicó a la pequeña producción en una superficie de aproximadamente 3 hectáreas.
Rodrigo explica que con su familia no pertenecían a ninguna cooperativa pero que “la situación” los llevó a agruparse con otros productores en TUCMA, una organización social donde realizan diferentes actividades productivas y que también les ha permitido incursionar en otras alternativas de producción. ¿A qué se refiere Rodrigo con “la situación”? A un conjunto de cosas, como las posibilidades de acceso a políticas públicas y la necesidad de estar organizados para realizar compras de insumos o lograr mejores contratos de arriendos.
“Tuvimos problemas con los desastres naturales y donde tocamos las puertas para pedir ayuda nos dijeron que era necesario organizarnos como cooperativa o asociación, porque como pequeños productores en solitario no figuramos ni en el mapa a pesar de que somos los que producimos el 80% de las frutas y verduras que están en la mesa de los argentinos”, grafica Rodrigo, que es presidente del Consejo Local Asesor del INTA Lules. “Individualmente no hay una contención del Estado hacia los pequeños productores, por esa razón pertenecer a grupos permite que se pueda acceder a programas, e incluso nos favorece en la comercialización”.
“A su vez, desde TUCMA se nos planteó la posibilidad de formalizarnos en una cooperativa agropecuaria y ya el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) nos otorgó la matrícula, lo cual nos tiene muy ansiosos porque somos 15 familias de productores jóvenes unidas para hacer cosas”, se entusiasma Rodrigo. “Además, al ser pequeños productores no producimos lo suficiente como para cubrir gastos de técnicos e ingenieros agrónomos, entonces uno produce como puede, con recetas copiadas y por asesoramiento de las agroquímicas locales, mientras que al estar unidos podemos contar con un asesoramiento personalizado y con otra mirada”.
En este sentido, Rodrigo remarca que el asesoramiento fue una de las cosas más importantes que lograron: empezaron a buscar acompañamiento de los organismos del Estado (como el INTA y la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena, SAFCI) y que les brindaron mucho apoyo, gracias a lo cual lograron mayor eficiencia en la producción.
En este contexto un punto que destaca es que debido al alto costo de insumos y al bajo presupuesto del que disponen, comenzaron a buscar otras alternativas y métodos de producción “más sanos”, como la agroecología con la utilización de biopreparados.
“Técnicos de INTA y de la SAFCI nos propusieron hacer pruebas de control biológico en nuestros campos para visibilizar que no todo es plaga y así surgieron talleres para capacitar a pequeños productores, que tuvieron una excelente aceptación”, explica.
En la actualidad la producción se destina al consumo local en ferias y se vende a través de un sistema de comercialización de TUCMA basado en bolsones que le llegan directamente al consumidor. “La aceptación es óptima por ser producción agroecológica, algo que la gente valora mucho, y aspiramos como cooperativa formalizar en un sello o alguna distinción que garantice el origen de nuestros productos”, enfatiza, mientras agrega que también venden a otras provincias.
Otro tema de capacitación clave es que desde la Cooperativa de Informática e Infotelecomunicaciones, Enter Ltda, y vía TUCMA están incorporando nuevos saberes tecnológicos, para que en momentos donde no hay cosechas los integrantes de la cooperativa se puedan formar en otras áreas como impresión 3D y robótica. Algunos chicos accedieron al “Argentina Programa” y un grupo se encuentra aprendiendo a montar internet comunitaria de la mano de AlterMundi, una ONG dedicada a promover la internet y softwares libres.
“TUCMA trabaja junto al municipio de Lules no solo en agroecología sino también en desarrollar otras alternativas de producción, como la piscicultura, que en este caso consiste en cría de pacú y tilapia en espacios controlados. Estamos en pleno desarrollo y con buenos resultados; nuestro sueño es ampliar este sistema”, detalla Rodrigo. “También le dimos un valor a los desechos de los peces porque lo pensamos usar como fertilizante para los cultivos”.
“Creo que vamos muy bien, avanzando, a pesar de las diferencias de pensamiento: los más jóvenes buscamos optimizar la producción haciendo un uso más sustentable de los productos y del ambiente, mientras que los mayores siguen un sistema a la antigua, con uso de agroquímicos de forma permanente”, compara Rodrigo. “Pero bueno, es lógico: todo lo nuevo o diferente da un poco de desconfianza y además la agroecología es un estilo de vida porque se está en constante contacto con la producción y con la naturaleza, es un trabajo de todos los días”.