“Mucha tinta ha corrido las últimas semanas refiriéndose al aumento del tipo de cambio en Argentina, luego que la cotización de nuestra moneda alcanzase un máximo en torno a los 29 pesos por dólar en el mes de junio. Sin embargo, es importante destacar que se trata de una suba nominal, la cual no coincide en absoluto con un mínimo histórico del poder de compra de nuestra moneda, según surge de la evaluación del tipo de cambio real en el período 1997-2017”.
Así comienza un informe técnico elaborado tres analistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (Julio Calzada, Federico Di Yenno y Emilce Terré) en base al índice de tipo de cambio real multilateral (ITCRM) elaborado por el Banco Central (BCRA). Según la definición oficial, este índice mide el precio relativo de los bienes y servicios de nuestra economía con respecto a los de un grupo de países con los cuales se realizan transacciones comerciales. Permite saber entonces si la Argentina es más o menos competitiva después de cada movimiento del tipo de cambio.
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Los economistas rosarinos se preguntaron, ¿qué sucedió con la competitividad de la Argentina frente a sus principales socios comerciales luego de la última devaluación del peso? La respuesta no es tan alentadora como muchos pueden llegar a pensar:
En ese sentido, el trabajo puntualiza que “el ITCRM cambia su tendencia decreciente para subir a 108,5 en junio pasado”. Pero aclara que “este valor, si bien se ubica un 19% más arriba respecto a su promedio en el bienio 2016 y 2017, aún se encuentra un 7% por debajo del promedio 2008-2015 y un 32% por debajo del promedio 2002-2007”.
“Evaluando la serie histórica del ITCRM puede verse que incluso con la caída del poder de compra del peso argentino en relación a las monedas de nuestros principales socios comerciales de los últimos dos meses, el valor de 108,5 que exhibe a junio 2018 es aún muy inferior al promedio de 129,3 que tuvo el indicador desde la salida de la convertibilidad en el año 2002”, dice el trabajo.
Es decir, ni lejos con soñar que se repita aquella reacción de los sectores productivos que sucedió tras la crisis de 2001 y se prolongó varios años, en un contexto histórico en el que además no había casi inflación que -como sí sucede ahora- deteriorada de inmediato la mayor competitividad obtenida por ciertos sectores.
El gráfico publicado por la BCR en base a los datos oficiales, en rigor, ubica al tipo de cambio actual como un índice de 108,5 puntos. Por cierto esto corrige las últimas etapas de visible retraso cambiario. Por ejemplo, en el bienio 2016/17, el mismo ITCRM se ubicó en un promedio de 90,9 puntos.
La etapa menos competitiva para los sectores que exportan ha sido, sin dudas, el plan de convertibilidad. Entre 1997 y 2001, el mismo indicador se ubicó en solo 75 puntos.
“Con la salida del Plan de Convertibilidad y la fuerte depreciación del peso resultante, el ITCRM comienza una nueva etapa que, al menos hasta 2007, se caracterizó por un tipo de cambio real significativamente más alto. Esta mayor competitividad de los bienes argentinos en el mundo, a su vez, alentó una notable mejora del saldo de la Balanza Comercial”, dice el informe de la BCR. En ese tramo, el índice del Banco Central se ubicó en su nivel histórico más alto, por encima de 160 puntos.
Otra etapa histórica se inicia a partir de 2008, ya que la “competitividad cambiaria” argentina empieza a caer paulatinamente, sobre todo debido a “una suba del nivel general de precios internos más que proporcional al incremento de los precios externos”. ¿Qué quiere decir? Que la inflación comenzó a horadar la performance exportadora de los productos nacionales.
“Si bien esta tendencia tuvo leves interrupciones con las depreciaciones nominales del 2009, comienzos de 2014 y fines de 2015, la eliminación de los controles de cambio en 2015 y el blanqueo del 2016 impulsaron una significativa entrada de capitales que mantuvo vigente la apreciación de la moneda nacional”, indicó el balance histórico.