El presidente Mauricio Macri se tendría que definir. Se sienta a la Mesa de las Carnes y uno de los reclamos que se repite de parte de los frigoríficos de bovinos es que algo hay que hacer con el histórico régimen de protección a la industria curtidora. Y si se va muy lejos, hasta la kirchnerísima provincia de Santa Cruz, vuelve a escuchar el mismo pedido, pero esta vez de boca de los productores de ovinos. “Presidente, haga algo con los cueros”, le dijeron.
El presidente Mauricio Macri se tendría que definir. En el último año, ya en dos ocasiones dio la orden a sus funcionarios de revisar el régimen de protección a la industria curtidora. Lo hizo en tiempos del ministro Francisco “Pancho” Cabrera, pero éste dejó el gobierno sin haber hecho nada. También dio la orden hace un par de meses atrás, pero de nuevo nada. Desde la Secretaría de Industria, prometían cambios para el 1° de enero de 2019, pero esa fecha ya pasó.
“Aún se está analizando la mejor forma de implementarlo. La promesa sigue vigente pero no tiene plazo definido aún”, informaron a Bichos de Campo los voceros del nuevo ministro de Producción, Dante Sica, que reemplazó a Cabrera y ahora debería ocuparse del asunto. Lo que se había prometido era rebajar a la mitad la histórica retención que penaliza las exportaciones de cuero sin curtir, para de allí ir eliminándolas gradualmente. Hoy es del 10% y debería haber bajado a 5%. Pero no sucedió, a pesar de las promesas del presidente.
Debajo de Sica, en el organigrama figura el secretario de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, al que siempre Macri le tira el fardo de ocuparse de este tema. Si lo pide la cadena bovina, Macri mira hacia Etchevehere. Y si se lo piden los ovejeros, también lo hace. Lo hizo este lunes, luego de mantener una reunión de media hora con productores ovinos liderados por el titular de la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS), Miguel O’Byrne. Allí están concentrados los más grandes frigoríficos de ovinos del país.
Pobre Etchevehere. Si dependiera de él hubiera derogado la protección arancelaria que beneficia a las curtiembres desde hace rato. Pero el tema históricamente, a lo largo de todos los gobiernos, depende de Industria, que ha mantenido durante décadas, a lo largo de todos los gobiernos, un esquema que provoca que los cueros que cubren tanto a las vacas como a las ovejas sean aquí mucho más baratos que en cualquier otro lugar del mundo. Un esquema casi milagroso.
Es por eso es que Macri debería en algún momentos definirse.
Como la soja, los cueros nunca dejaron de pagar retenciones. A ese 10% de derecho de exportación histórico se suman ahora los 3/4 pesos por dólar exportado. Con un agravante, que muchos le atribuyen a Roberto Lavagna cuando era secretario de Comercio del alfonsinimso: la retención no se calcula sobre el valor FOB local sino sobre un valor u “aforo” tomado del mercado internacional, donde los cueros valen el doble. Por eso la retención real es mucho más elevada e impide a los dueños de los cueros (los faenadores de vacas u ovejas) exportar por las suyas esa mercadería. Quedan forzados a venderla a las curtiembres en el mercado local: los esperan con los brazos abiertos porque pagarán la mitad.
“Lo último que dijeron (los funcionarios de Industria) es que en este mes o febrero bajaban las retenciones 5 puntos, quedando en 5%, pero con la fórmula antigua sobre el precio de Chicago. Nosotros propusimos que se tomara también el valor FOB para las retenciones y dijeron que iban a buscar un valor de referencia para validar ese valor FOB. La realidad es que ya no levantan los cueros en muchas fábricas (las más alejadas) y está semana anunciaron una baja. El cuero de vaca bueno tiene un valor muy bajo y el de conserva lo llevan, pero sin valor”, relató un empresario del sector frigorífico que ya escuchó un par de meses a Macri dar una orden que nadie cumple, al menos hasta ahora.
Consultado por Bichos de Campo, el ovejero O’Byrne relató que fue lo que le pidió al presidente. Le dijo que el esquema de retenciones vigente no permite la exportación ni la venta directa de los cueros excedentes, que se terminan pudriendo. Aquí la faena anual de ovinos se ubica entre 3,5 y 4 millones de animales, pero la demanda local de la industria curtidora llega a solo 800 mil o 1 millón de cueros.
“Debería poder hacerse un acuerdo para que los industriales puedan acceder a ese volumen de cueros, pero el resto debería poder venderse en vez de estar tirándose o quemándose como sucede ahora, lo cual es una absoluta barbaridad”, razonó O’Byrne.
Macri lo escuchó con mucha atención y luego volvió a mirar hacia Etchevehere, que poco o nada puede hacer en este asunto. A esta altura, el presidente debería definirse.