Las cosas en el sector vitivinícola no andan bien en pleno mes de la vendimia: ni la situación de los productores que cultivan la uva, ni la de los bodegueros que la procesan para elaborar el vino.
“Con la cosecha ya iniciada, hay bodegas que no pueden abrir por los costos que acarrea la elaboración. Y los productores también se ven afectados, no sólo por las altas tasas para financiarse de cara a la vendimia, sino también porque no tienen un precio referencial de la uva y del vino”, describió a Bichos de Campo Marcelo Federici, consejero de Coninagro por Mendoza.
Para Federici, “el costo más importante que tiene la vitivinicultura es la cosecha y el acarreo de la uva, los cuales se ubican en el 40% de nuestros costos totales”.
El vocal titular de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas de Argentina (Fecovita) explicó que el alto stock de vino de temporadas anteriores es el que presiona el precio de la uva de esta cosecha hacia la baja. “No tenemos oferta de las bodegas para colocar nuestro producto en el mercado”, indicó.
Escuchá lo que nos decía Marcelo Federici:
-¿Por qué ahora se los oye quejarse de los altos stocks de vino cuando antes Fecovita y otras grandes bodegas lo importaron en grandes cantidades?
-Cuando se hizo la importación fue hacia 2015, y las cosechas de 2015 y de 2016 fueron las dos peores de los últimos 60 años de la vitivinicultura, lo que nos llevó a quedarnos prácticamente sin stock- respondió Federici. Y aclaró- La vitivinicultura funciona normalmente con un stock técnico de 5 meses, lo que permite tener un precio tonificado y no excesivo entre la oferta y demanda de lo que es el vino a granel. Pero en esos años- 2015 y 2016-, nosotros quedamos por debajo de ese número, llegando sin stock a la liberación del año, lo que hizo que algunos bodegueros grandes provocaran una restricción de la oferta, generando un aumento desmedido del vino. El consumidor no quiso convalidar ese precio, y por ende cayó el consumo. Esa es la razón por la que tuvimos que importar: para equilibrar la oferta y demanda.
Federici subrayó que finalmente “se importó poco menos de un mes de stock; por eso no fue una cantidad importante”.
Ahora bien, lo que sí remarcó es que “hoy no hay un precio definido para la uva y el vino. El sobrestock llega a casi 12 meses, lo que significa que si no cosechásemos esta vendimia, estaríamos en condiciones de cubrir todo el ciclo 2020”.
“Lo que ocurre es que se agravó todo mucho más por la caída de consumo”, indicó el integrante de Fecovita, quien explicó que aquella suba de precio que tuvieron los vinos en 2015, combinada con el deterioro del poder adquisitivo del productor, “nos deja una caída del 20% anual en el consumo”.
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-¿Y cómo resuelve una entidad grande como Fecovita el pago a los productores?
-Por suerte en la federación comercializamos más de lo que nuestras cooperativas producen. Hoy como productores, tenemos la posibilidad de colocar el 100% de nuestros productos. Pero tampoco es tan grande Fecovita, ya que sólo tiene el 30% del mercado vitivinícola. Por lo tanto te queda un 70% de la producción y de la venta que tiene problemas- describió el dirigente.
Luego agregó: “Si bien Fecovita no tiene inconvenientes, el contexto te lleva a que los productores malvendan su producto, y tarde o temprano eso se verá reflejado en la góndola, y terminarán bajando los precios a nuestros productores. Por eso estamos preocupados, porque si bien hoy no hay una afectación directa, termina impactando”.
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-¿Cómo achicar el sobrestock de vino entonces?
-La única forma de descomprimir el sobrestock es vía exportación, y es allí donde tenemos nuestro principal reclamo hacia el Gobierno, por los costos de retenciones y por la baja de reintegros a las exportaciones, ya que teníamos 7% y hoy estamos en 3%, lo que nos deja retenciones de más del 15% a pagar. Y quiero aclarar que es la primera vez que se aplican retenciones a la vitivinicultura- destacó Federici.
Otro de los problemas, según el cooperativista, es que “nunca se trabajó en los aranceles que tenemos en otros mercados para ingresar”. Por poner un ejemplo, Federici citó el caso de Sudáfrica, “un mercado que consume más vino del que produce y en el que tenemos un 25% de aranceles en el puerto, o sea que tenés aranceles a pagar por el producto y por el flete. Si ese 25% lo llevás a valor producto, tenés 40% de diferencia con Chile que tiene arancel 0 con Sudáfrica. Tenemos problemas de competitividad puertas adentro de Argentina, pero también puertas afuera”.