Suele hablarse de las economías regionales como si fueran una sola cosa y eso es un grave error. En las economías regionales, casi todas ellas, solemos encontrar dos tipos de productores con necesidades bien distintas. Hay productores independientes más bien medianos y chicos que conviven con empresas integradas (que además de las fincas de producción tienen sus empaques, sus industrias y acaso también hagan negocios directos de exportación). Las diferencias de escala entre ellos son bien notables.
Esta diferencia entre “independientes” e “integrados” queda más latente cuanto peor le vaya a la actividad. En el caso de las peras y las manzanas del Alto Valle de la Patagonia Norte, donde la crisis es recurrente, está más que claro que no le pasa lo mismo a los empaques con producción propia nucleados en la CAFI (Cámara Argentina de Fruticultores Integrados) que a los chacareros más chicos, que se ven obligados a vender su fruta y siempre llevan la peor parte: son la variable de ajuste de la cadena y todos los años van cayendo de a decenas.
En las economías regionales pujantes esta situación se disimula bastante, pero no deja de existir. Es el caso del limón, donde los productores independientes, que son varios miles, han comenzado a denunciar a viva voz los abusos de una decena de grandes empresas que también producen su fruta, la procesan y la exportan. Lo curioso de esta situación involucra nada menos que a la empresa multinacional Coca Cola, que utiliza la esencia de limón y también su jugo como uno de los ingredientes secretos de su más popular gaseosa.
Por eso esta crónica bien merece titularse como la guerra entre los David y Goliat en el sector limonero. O si se prefiere, de como miles de Manaos comenzaron a mostrarle los dientes a la gigante Coca Cola e incluso amenazan con llevar el litigio a la justicia.
Vamos por partes, dirías Jack el destripador.
Tucumán es el primer productor industrial de derivados del limón del mundo, ya que los frutos que no se comercializan en fresco ingresan a las fábricas de dónde se extrae su aceite, la cáscara y el jugo.
En el NOA hay 60.000 hectáreas de limón, principalmente en Tucumán (50.540 hectáreas), pero también Salta y Jujuy que están empezando a introducirse en dicha actividad (con 9.600 hectáreas). En total, la actividad regional se conforma con unos 5.300 productores y más de 120.000 personas empleadas.
Se exporta el 30% de la fruta en fresco hacia los mercados de contraestación, básicamente del Hemisferio Norte. Allí se compite fuerte con Sudáfrica, en condiciones actuales que son desfavorables para el productor argentino, por la diferencia cambiaria, la alta presión impositiva, la cercanía a los puertos, la falta de acuerdos comerciales. En fin, por el famoso “costo argentino”
El 70% restante de la fruta tiene destino industrial en 14 fábricas. “Existen fábricas de diferentes características, pequeñas, medianas y grandes, hay algunas familiares, cooperativas, de capitales europeos, de capitales americanos, capitales bancarios”, relató un conocedor del negocio que bautizó a estas empresas integradas como “los pulpos”.
Cuando les falta de su propio limón, las fábricas salen a buscarlo entre los productores independientes y entonces crece la demanda y hay buenos precios. Pero cuando los limones sobran, muchas de estas fábricas se autoabastecen y queda mucho limón sin cosechar. “Por eso los últimos años fueron irregulares para el productor citrícola, con el quebranto para la mayoría de ellos y grandes ganancias para algunos elegidos, que son los famosos pulpos”, define la fuente.
Cuando sobra fruta, como sucede en los últimos años, suele quedar fruta en los árboles, porque el limón de los independientes no tiene precio, o el que le ofrecen no llega a pagar los costos de cosecha. Es frecuente ver como se tira la fruta en algún lote o zanjón
Aquí aparece la Coca Cola, que es el principal cliente del sector limonero argentino, ya que utiliza el aceite que se extrae del proceso industrial en la fórmula secreta que tantos resultados le ha dado. También se usa el jugo de limón en dicha bebida, pero como la fórmula no se conoce nadie sabe a ciencia cierta cuánto.
Lo cierto es que la Coca Cola es sumamente importante para la economía regional con base en Tucumán, que como ya dijimos tiene muchísimos David, o mejor dicho muchos Manaos.
Lo cierto es que de los 5.300 productores que existen solamente 7 -las grandes industrias integradas- se benefician con los contratos con la Coca Cola. La empresa global paga por el aceite un precio que es 350% más caro que el valor de mercado, siendo el principal comprador mundial. Coca Cola paga de 38 a 45 dólares el kilo de aceite y el resto de los compradores no pasan de los 14 dólares.
Pero los Manaos de la película la ven pasar, porque a ellos nunca le llega nada del sobreprecio que la empresa de gaseosas paga por los derivados industriales del limón. Por eso denuncian una situación de “abuso de posición dominante” y analizan recurrir a la justicia para que obligue a la Coca Cola a hacerlos partícipes del negocio.
Las empresas que tienen contrato con la Coca Cola, que se autoabastecen de limón, serían solo media docena y ocupan un total de 38.000 hectáreas: son Citrusvil (grupo Lucci), Citromax (Estados Unidos), La Moraleja (Ángel Sanchis, ex tesorero del PP español), ALSA (grupo Bulacio); Ledesma (Grupo Blaquier) y San Miguel (la más grande y multinacional). Otras 22.000 hectáreas distribuidas entre 5.293 productores quedan al margen de este negocio.
Acnoa (Asociación Cítricola del NOA), bajo la presidencia de Pablo Padilla, es la entidad que nuclea a los productores integrados que disfrutan del sabor de la vida mientras que cientos de Manaos la miran de afuera.