En un hecho histórico, el gobierno de Japón acaba de oficializar la apertura de su mercado a la carne vacuna y ovina de la Argentina. Pero por el momento, y quizás por mucho tiempo, esta habilitación se limitará a los cortes procedentes de la región patagónica, que goza del status de libre de aftosa sin vacunación.
La negociación llevó años y hace pocos meses se conoció la conclusión favorable. La novedad ahora es que la apertura quedó oficializado, ya que Japón publicó las normas correspondientes en su boletín oficial. Por delante, antes de concretar los embarques, queda por acordar el respectivo protocolo sanitario. A cambio de la apertura nipona, la Argentina permitirá el ingreso de carne Wagyu, tradicional de ese país, aunque sería por un volumen marginal.
La medida ha sido más que bien recibida en el sector de la carne vacuna. ya que esta es la primera puerta que se abre entre los países del denominado circuito aftósico. Son aquellos que desde hace casi un siglo no aceptaban importar carne de países que tuvieran casos de fiebre aftosa, a pesar de que se sabe que esa enfermedad no afecta al hombre, puede ser controlada con una sencilla vacunación, y no ofrece peligro de contagio si el comercio se limita a ciertos cortes bovinos.
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En un comunicado, el Ministerio de Agroindustria evaluó: “Japón es uno de los principales importadores de alimentos del mundo, con compras de productos agroindustriales por más de 80.000 millones de dólares en 2017. Este atractivo mercado representa una gran oportunidad para las exportaciones argentinas, teniendo en cuenta que en el último año las importaciones japonesas de carne bovina deshuesada (fresca o refrigerada, y congelada) superaron los 3.100 millones de dólares”.
Es decir, más o menos, que Japón gastó en comprar carne vacuna del mundo el doble del dinero que ingresó a la Argentina por exportar ese producto a otros destinos, en especial China.
Según la estadística que publicó el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) en su último informe sobre el mercado mundial de la carne vacuna, Japón es el tercer comprador mundial del producto. Este año importaría 830 mil toneladas, quedando solo por detrás de China y los Estados Unidos entre los principales compradores.
Pero, sobre todo, se trata de un una sociedad con un alto estándar de vida y de gran poder adquisitivo. El año pasado Estados Unidos envío a ese destino casi 260 mil toneladas, por 1.500 millones de dólares, lo que indica un valor de 6.000 dólares por tonelada embarcada. No es alto, pero hay que tener en cuenta que promedia a los cortes más caros, como el lomo (alcanza niveles similares a los que paga Alemania por la Cuota Hilton), con cortes de baja calidad y precio.
Hace poco Bichos de Campo entrevistó a Tabaré Bassi el subsecretario de Ganadería de Río Negro, quizás la provincia más beneficiada por esta apertura, pues posee la mayor cantidad del stock de bovinos de la región patagónica ubicada al sur d ela barrera sanitaria del Río Colorado y dispone del único frigorífico habilitado para exportación.
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Bassi explicó las ventajas de esta apertura al argumentar que en la región existe un stock vacuno es 2 millones de animales (además de cerca de 11 millones de ovinos) y que se faenan cerca de 250 mil. Según el funcionario, esa carne podría encontrar destino en Japón mientras que el consumo local podría ser abastecido por carne “importada” de otras regiones del país.